A casi cinco años de firmarse el primer acuerdo de ingreso, la suspensión de Paraguay tras su polémico cambio presidencial permitió la entrada express de Venezuela al bloque regional como miembro pleno. Para los analistas, el nuevo status del país bolivariano beneficiará a Brasil y a Argentina, además de darle un envión a Chávez en su carrera por mantenerse en el poder.
Con mi participación para el Cronista Comercial
El pasado miércoles, mientras los mercados globales reposaban en medio del festejo de los 236 años de independencia de los Estados Unidos, al sur del mundo y después de algunas idas y vueltas, Uruguay confirmaba su “sí” al ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercado Común del Sur. Las declaraciones por parte del presidente uruguayo José Mujica ratificando la decisión se hicieron necesarias, tras las críticas que su propio vicepresidente, Danilo Astori, había hecho en torno a la resolución tomada el viernes anterior en la reunión del grupo por parte de los mandatarios de Brasil, Argentina y Uruguay de suspender a Paraguay debido al incumplimiento de la cláusula democrática de la unión comercial.
La crítica de Astori venía porque, tal como el recambio presidencial en Paraguay, la entrada de Venezuela al Mercosur habría sido un poco “por izquierda”, aprovechando la ausencia paraguaya, cuyo Senado era el único órgano faltante para confirmar el ingreso del país caribeño como miembro pleno del bloque.
Ahora, más allá de estos vericuetos regionales, los resultados obligan a analizar las implicancias políticas y económicas que tiene el ingreso de los bolivarianos a una unión que podría erigirse, a pesar de su débil estructura, como uno de los principales bloques económicos a nivel global.
¿Un nuevo Mercosur?
“Por la manera en que sucedió el hecho”, dice desde San Pablo el analista político e investigador, Celso Roma, “los países de Mercosur no se presentan con una posición unitaria”. Advierte que el Senado de Paraguay, que aún no había aprobado el ingreso venezolano, reforzará su objeción a la iniciativa, y pone el acento en la falta de consenso al mencionar a Uruguay: “El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro, admitió que su país se oponía a la propuesta, pero cedió porque estaba presionado por el gobierno brasileño, que a su vez niega la presión”.
En términos políticos, “la incorporación de Venezuela sesga al grupo hacia una postura más populista”, plantea Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría. “Hasta la destitución de Lugo, en los hechos, era un grupo regional con alta cohesión política. Aunque con matices, los cuatro gobiernos tenían una posición de centroizquierda moderada. Eso ha cambiado ahora y la imagen el grupo pagará cierto costo por incorporar un país que tiene posiciones radicalizadas en varios puntos de la agenda internacional”. Y aunque el analista internacional de la Universidad de Santiago de Chile, Gonzalo Álvarez, concuerda con que “desde una óptica general, resulta evidente que crea preocupación, sobre todo en aquellos países que perciben a Venezuela como un promotor e impulsor de un nuevo modelo político y económico para los países de América Latina”, plantea que “en la práctica no debiese producir mayores efectos”. Esto, porque siendo Brasil quien maneja la llave que riega políticamente al bloque, su intención de posicionarse cada vez más como un jugador global “no permitirá que el gobierno de Caracas socave la lógica a la cual han apostado en los últimos años”.
“En términos políticos, los mayores perjudicados son los principios de la democracia”, dice Roma. Aunque en el papel, tanto la destitución de Fernando Lugo como el ingreso de Venezuela cumplen con la normativa legal, “ambas fueron decisiones oportunistas y por lo tanto son cuestionables”, analiza.
De cara al mundo
Una vez superados los dimes y diretes, el hecho es que con Venezuela en el Mercosur, el bloque económico se posiciona ya no sólo como el mayor exportador de alimentos del mundo sino también como una potencia energética.
De todos modos, hay suspicacias al respecto. “El Mercosur con la Venezuela de Hugo Chávez se convertirá en un foro eminentemente político”, dice Roma. “Al tener a Venezuela como miembro, el Mercosur tendrá más dificultades para relacionarse con otros bloques económicos, como la Unión Europea. La economía venezolana es contraria a los principios de libre mercado y en 2006 Venezuela ya dejó la Comunidad Andina de Naciones precisamente porque no estuvo de acuerdo con la liberalización del comercio. Si las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea estaban paralizadas, ahora con el ingreso de Venezuela la situación es más tensa y compleja”, plantea.
Sin embargo, desde otro punto de vista, Álvarez sostiene que “si los países del bloque latinoamericano son capaces de mantener una posición común, mejorarán significativamente su posición frente a otros conglomerados. A nivel general, el Mercosur en su conjunto podría verse beneficiado ya que al aumentar su poder económico también incrementaría sus capacidades de influencia política internacional”.
Y aún más, “en la visión estratégica, el Mercosur ya no sólo es el principal exportador de alimentos del mundo, sino que ahora, además, pasa a ser una potencia petrolera”, añade Fraga.
Ganadores y perdedores
Ganadores y perdedores
“El gran compromiso es que esta integración sea aún más amplia. (Se debe) convocar a todos los países de la región, sin preconceptos, sabiendo que no puede haber ganadores de un solo lado, que todo acuerdo siempre implica ganadores de ambos lados”. Pero estas palabras, pronunciadas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el pasado viernes en Mendoza, queman los oídos de muchos analistas y economistas en Caracas.
“Si bien soy un convencido de que la integración es una necesidad imperiosa, fundamental para que uno pueda desarrollarse a través de una economía diversificada, no todos los procesos de integración son buenos”, dice, desde la capital venezolana, el economista y socio fundador de la consultora MetroEconómica, Pedro Palma. Para el economista, el ingreso de Venezuela al Mercosur tiene que ver con un problema que arrastra la economía chavista y que, según dice, “ha hecho una fuerte mella en la capacidad productiva de muchas empresas”, lo que ha derivado en una necesidad de sustituir esa pérdida de capacidad productiva vía importaciones.
“En el primer trimestre de este año, que son los últimos datos que se manejan, las importaciones venezolanas crecieron un 48,5% en dólares respecto del mismo período de 2011, lo que es alarmante”, añade. Esto, precisamente, a ojos de todos los analistas consultados, se traducirá en un beneficio casi exclusivo para las exportaciones industriales brasileñas y, en menor medida, para las argentinas. “Cuando uno ve qué exporta Venezuela, además del petróleo, no exportamos nada. En los últimos años se bajó de u$s 6000 millones a u$s 1000 millones”, dice Palma.
“Es probable que el interés venezolano pueda estar en cubrir su importación de alimentos y, en el caso argentino, en lograr mejores precios para su creciente importación de energía”, dice Fraga. Sin embargo, al mismo tiempo, advierte que “de todos modos el Mercosur se encuentra en un punto delicado. La Federación de Industrias del Estado de San Pablo ha dicho que el cierre de las importaciones resuelto en forma unilateral por la Argentina había tenido como consecuencia matar al Mercosur, provocando una fuerte baja en el comercio bilateral entre ambos países, y la propuesta de la Argentina de elevar al 35% el arancel externo común del Mercosur fue rechazada por los demás países miembros”, todos elementos que ponen un signo de interrogación sobre el futuro del bloque. “El discurso de integración entre los países debe ir acompañado de acciones para garantizar el comercio entre comunidades, la transferencia de conocimientos y el movimiento de las personas”, dice Roma. “Sin embargo, desde la crisis económica de 2008, la Argentina y Brasil han adoptado políticas proteccionistas y barreras al comercio, especialmente en los sectores automotor y de electrodomésticos de línea blanca, y los agricultores “brasiguayos” se encuentran bajo la incertidumbre jurídica y la amenaza de la violencia”, agrega el brasileño.
Aunque, en términos económicos, el economista jefe de Inversor Global en Buenos Aires, Diego Martínez Burzaco, suscriba que la principal ventaja de la incorporación de Venezuela al Mercosur es su rol como proveedor de petróleo, “principalmente para la Argentina, en virtud de la fuerte crisis energética que atraviesa el país”, al mismo tiempo duda de que la Argentina pueda acceder a petróleo barato. “Los acuerdos energéticos pasados entre ambos países muestran que la Argentina no fue beneficiada ni en precio ni en la forma de pago. Lo que sí podría ser es que la Argentina pueda acceder al crudo intercambiando otros bienes, como alimentos o, tal vez, maquinarias agrícolas, sin necesidad de quemar los dólares que tiene el Banco Central”.
En este escenario, el análisis inicial de Palma parece sonar con fuerza e, incluso, levantar cierta suspicacia. “Hoy Venezuela exporta sus productos energéticos sin necesidad de estar aliado con nadie y los aranceles externos comunes le implicarán abrir sus mercados incluso a terceros países, destruyendo aún más su golpeada industria local”, dice el economista. “Al menos en el corto plazo, los grandes beneficiarios de la entrada de Venezuela al Mercosur son la Argentina y Brasil, que podrán enviar sus productos a Venezuela en condiciones aún más favorables a las actuales, mientras que Venezuela seguirá exportando petróleo en las mismas condiciones de hoy. En tanto Venezuela no avance en un proceso de fomento a la inversión que le ayude a reparar y diversificar su matriz productiva más allá del petróleo, los beneficios del Mercosur van a ser prácticamente inexistentes”.
Entonces, la pregunta que se impone es: ¿por qué unirse al Mercosur?
“Es una cuestión meramente política”, dice Palma, “tal como fue una decisión política y no económica la salida de la CAN hace unos años”. Y acá hay consenso. “El mayor beneficiado es el presidente de Venezuela, Hugo Chávez”, dice Roma. “En la elección presidencial de este año sacará provecho de un logro a nivel internacional”, interpreta.
“Sí, una integración a un bloque que a nivel global se percibe más moderado que el ALBA le genera más ventajas que desventajas a Hugo Chávez”, cierra Fraga.
“Sí, una integración a un bloque que a nivel global se percibe más moderado que el ALBA le genera más ventajas que desventajas a Hugo Chávez”, cierra Fraga.