La estrategia de inversión para el 2021

El arte de invertir no es algo que puede ser llevado adelante por cualquier persona. Cuando promuevo la cultura de la inversión, lo hago desde una óptica de que debe ser llevada a cabo de una manera inteligente, con una estrategia clara y consistente y no dejar cuestiones libradas al azar.

Invertir sin plan ni estrategia no conduce a resultados concretos. Por el contrario, crece la probabilidad de obtener retornos negativos, frustraciones, emociones desencajadas y pérdidas patrimoniales muy grandes.

Pero tener una estrategia tampoco es garantía de éxito. La misma debe ponerse a prueba permanentemente, desafiarla y adaptarla. Sobre todo esto último. Para ver la relevancia de lo anterior, me gustaría darte un ejemplo al respecto.

Para todos los que desarrollamos nuestra carrera profesional alrededor de los mercados financieros, hemos crecido estudiando la teoría de la estrategia 70/30. La misma implica que lo que realmente hace la diferencia en materia del crecimiento de tu ahorro a partir de tus inversiones es la distribución que haces de tu dinero en las dos grandes categorías de inversión: acciones y bonos.

En este sentido, la evidencia empírica muestra que quienes siguieron una estrategia de invertir 70% de su ahorro en bonos y 30% en acciones, han tenido un retorno anual de 7,31% en el período 1926-2015. Claramente que se trata de un gran rendimiento que superó con creces la inflación.

Ahora bien, quienes optaron por la estrategia más arriesgada, con una estrategia de 70% invertido en acciones y 30% invertida en bonos, obtuvieron un retorno anual de 9,96% en el mismo período. Esto se encuentra alineado con el principio número 1 de las inversiones que implica que hay una correlación directa entre el riesgo y el retorno esperado.

Como las acciones son activos considerados de renta variable, tienen implícitos más riesgos, y es lógico que haya obtenido un retorno histórico mayor. Así, la estrategia de 70% acciones y 30% bonos convirtió USD 1 invertido en casi USD 2.500 en esos 89 años considerados.

No está mal, ¿no?

70/30 asset allocation chart

Pese a lo atractivo de los números anteriores, tengo una mala noticia hacia adelante: con los rendimientos actuales de los bonos, luego de la masiva emisión monetaria global, los mismos ya no pueden formar parte de ninguna estrategia de inversión. Ni la de 70% acciones y 30% bonos y ni mucho menos la de 70% bonos y la de 30% acciones.

¿Cómo resolver este dilema?

Una parte puede ser resuelta como ETFs o fondos indexados a los principales índices bursátiles. La otra con un exhaustivo proceso de selección de activos que supla la gran debilidad estructural de los bonos y sus rendimientos de hoy.

Para esta última parte, he ideado una solución para este 2021. La misma tiene que ver con el servicio de recomendaciones Portafolio Sin Fronteras (PSF).

¿Qué podés esperar de este servicio?

Armé un portafolio que estará formado por empresas e instrumentos del exterior que incluso pueden o no cotizar en el principal mercado del mundo: Wall Street. Así, es necesario contar con una cuenta en un bróker online para aprovechar cada oportunidad.

Como entiendo que habrá lectores con distintos niveles de riesgo, decidí que la cartera tenga tres categorías bien diferenciadas que aborden todos los espectros posibles.

  • Renta Global: Aquí buscaremos invertir en instrumentos capaces de generar rentas predecibles en el tiempo y que sean superadoras de los típicos bonos soberanos o corporativos que hoy rinden poco y nada en el mundo.
  • Legado Buffett-Munger: En esta sección incorporaremos acciones que ofrezcan un buen margen de seguridad a partir del análisis de los fundamentos de las empresas. Por algún motivo, el mercado muchas veces no considera determinados activos a pesar de sus buenas perspectivas y es ahí donde aprovecharemos eso a nuestro favor. Esto es lo que comúnmente conocemos como Value Investing (o Inversiones de Valor).
  • Crecimiento Disruptivo: En esta categoría apuntaremos a sugerir firmas que estén creciendo a gran velocidad, que no necesariamente estén en el centro de la escena de todos los inversores, pero que ganan mercado rápidamente. Son empresas más volátiles y riesgosas, pero con altas chances de ofrecer un retorno muy atractivo para el inversor. También buscaremos incorporar compañías que circunstancialmente han sido golpeadas pero que tienen chances de recuperarse una vez superada esta anomalía.

Ya tenemos interesante rendimientos en apenas unas semanas de 2021. Si querés sumarte a esta comunidad de inversores, te estamos esperando acá.

Seguimos aprendiendo en los mercados y detectando oportunidades permanentemente.

Nuevo Capítulo en el programa After Markets

Participamos junto a Nery Persichini en el programa de radio After Markets, que conduce Julián Yosovitch, en Radio Cultura (FM 97.9MH). Analizamos todos los aspectos de la economía Donald Trump y su influencia en las bolsas y, después, dedicamos un extenso capítulo al mercado local y las perspectivas de los activos financieros. Podés escuchar todo el programa a continuación:

https://soundcloud.com/aftermarkets979/aftermarkets-03022017-con-nerypersi-y-diegomb80-de-inversorglobal

Guía para invertir en Bonos

Se trata de una de las inversiones “más aburridas” de la Bolsa pero una que no falla nunca a la hora de obtener una renta periódica muy atractiva para tus ahorros. En el día de hoy, te presento a los bonos.

Hace unos días me realizaron una entrevista en el programa Cátedra de Estilo de FM Palermo. En un momento la locutora me consultó lo siguiente fuera del aire:

“Muchos oyentes han comprado dólares y ven que la cotización desciende día a día. ¿Han hecho una mala inversión?”

Entonces fue cuando le expliqué que cuando se compran dólares uno no está invirtiendo, sino que se está resguardando. En este caso, la cobertura es sobre la posible desvalorización del peso respecto la divisa estadounidense.

Pero yo llamo “invertir” a aquel ejercicio por el cual uno aplica un ahorro para hacerlo crecer en el tiempo. Cuando uno compra dólares, siempre va a tener la misma cantidad de dólares ya que no se cobra ningún interés por esa aplicación.

La forma más natural de pasar de ser un ahorrista a un inversor es comenzar invirtiendo en instrumentos de renta fija o bonos. Como su nombre lo indica, se tratan de activos que ofrecen una tasa de interés fija a los inversores por un tiempo determinado.

De allí la acepción de renta fija, ya que uno sabe con exactitud cuánto va a ser el dinero que cobrar (y ganará) con esa inversión. Esto ocurre, lógicamente, si quien emitió la deuda asume el compromiso de devolver en capital en tiempo y forma según lo establece las condiciones de emisión de ese bono.

No es un dato menor, porque en Argentina ha ocurrido (más de una vez) que tanto el país, como las provincias y algunas empresas no han devuelto su dinero en los plazos predeterminados y eso terminó costando mucho dinero a los ahorristas.

En este sentido, es importante analizar mucho la capacidad de repago de esa deuda por parte de los emisores.

Pero más allá de esto, me gustaría presentarte una serie de concepto claves para entender bien cómo funciona un bono y cómo podemos comenzar a disfrutar de este nobel instrumento que, a su vez, es uno de los de menor riesgo en la Bolsa.

Emisor: Es el ente que emite la deuda en cuestión asumiendo los compromisos que surgen de las condiciones de emisión del bono. Puede ser una entidad pública (Gobierno Nacional, Provincial o Municipal) o una entidad privada, como una empresa.

Plazo: Indica la fecha de Vencimiento de la deuda en cuestión.

Moneda: Moneda en el cual se emite el bono.

Ley de aplicación: En caso de incumplimiento, cuál es la ley que rige para hacer presentaciones judiciales.

Amortización: Se trata de cómo el emisor de la deuda le devolverá el capital que le prestó cada uno de los inversores. La devolución del capital puede ser totalmente al vencimiento del bono, como se da en la mayoría de los casos, y se denomina “bullet”; o también puede ir devolviendo el capital en cuotas semestrales o anuales. Estos últimos casos son más atípicos pero existen en el mercado argentino.

Tasa de Interés o Cupón: Es la contraprestación que el emisor paga a los inversores por recibir prestado el dinero. La tasa de interés puede ser fija, en un porcentaje anual, o variable, en donde depende de algo que fluctúa en el tiempo.

Calificación de Riesgo: Para medir la capacidad de repago de una deuda por parte del emisor, los mismos acuden a las calificadoras de riesgo para que analicen sus balances y les otorguen una nota. Cuanta más alta es la calificación de riesgo que recibe el emisor, menor probabilidad de incumplimiento del pago de la amortización y los intereses, menor es el riesgo que corre el inversor al comprar ese bono y, por ende, menor es la tasa de interés que el emisor deberá ofrecer como contraprestación. En el caso opuesto, a menor calificación de deuda, mayor riesgo para el inversor, mayor la probabilidad de incumplimiento del emisor y, por ende, más alta la probabilidad de incumplimiento por parte de quien emite la deuda.

Aplicación de los Fondos: Todos los emisores de deuda deben informar para qué utilizarán los fondos que obtiene por la venta de los bonos, sea para pagar otras deudas, aplicar a la contratación de más personal o ampliar una planta o la frontera productiva.

Prospecto: Es el documento en el cual se reúnen todas las condiciones de emisión de los bonos, como ser la amortización, el plazo, la tasa de interés, los riesgos de la inversión y cualquier otra información relevante que pueda ser útil para el inversor.

Para pasar en limpio todo lo anterior, vamos a aplicarlo a un caso real en la bolsa argentina. Vamos a tomar como caso testigo el Bonar 2020, cuyo ticker en Bolsa es AO20.

Analicemos sus características:

Emisor: Gobierno Nacional

Plazo: 5 años.

Vencimiento: 08 de octubre de 2020.

Moneda: Dólares estadounidenses.

Ley de aplicación: República Argentina.

Amortización: Al vencimiento (bullet).

Tasa de Interés o Cupón: 8% anual pagadero semestralmente el 8 de abril y el 8 de octubre de cada año.

Calificación de Riesgo: B-.

Como vemos, este bono nos devuelve cada US$ 1 que le prestamos al Gobierno Nacional el 8 de octubre de 2020. En sus cinco años de vida (fue emitido en 2015), el bono nos pagará un 4% en abril y otro 4% en octubre, haciendo cumplir el 8% de tasa de interés anual. La calificación de riesgo es baja (B-) que refleja el riesgo de invertir en Argentina.

Para tener una idea un bono de máxima seguridad tiene una calificación AAA, más de diez escalones por encima de la calificación del bono argentino. De allí es que la tasa de interés del Bonar 2020 es altísima (8%) contra la tasa que ofrecen países como España del 1% para ese plazo.

Finalmente, el Bonar 2020 está regido por la ley argentina, lo que implica que de haber algún incumplimiento el litigio debe hacerse en la Justicia doméstica.

A priori, un 8% anual en dólares es muy atractivo. Sin embargo, esa no es la rentabilidad real.

Cada bono de estos está cotizando arriba de US$ 1, más específicamente en US$ 1,17 por bono o $ 17,50 pesos. Entonces, al estar pagando más que el valor nominal US$ 1, el rendimiento de ese 4% en abril más otro tanto en octubre es menor al 8%.

Técnicamente se dice que ese bono cotiza arriba de la paridad y que el rendimiento real es menor al cupón. Se trata de otros conceptos para abordar en un nuevo capítulo.

Más allá de esto, ese rendimiento real hoy está en 4,7% anual, infinitamente mayor que el 0% que te da comprar dólares y no hacer nada con ellos.

 

Por qué la inflación es mala para el inversor

Algunas cuestiones parecen son intuitivas, pero nunca está demás aclarar por qué. En este caso, analizo el flagelo de la inflación y cuento cuáles son sus efectos negativos para el inversor.

Hace apenas unos días lancé una encuesta en Twitter sobre cuál es el principal flagelo a considerar que pone en riesgo el desarrollo de la economía argentina en el futuro.

Allí daba cuatro opciones para elegir:

  1. Altas tasas de interés del BCRA
  2. Inflación arriba del 30% anual
  3. Despidos / Desempleo
  4. Festival de Bonos Provinciales

En particular creo que los cuatro elementos tienen un carácter muy relevante para entender cuáles son los desafíos que podría enfrentar la actividad en los próximos meses. Pero a los ojos de las 211 personas que votaron en la encuesta, uno sobresalía por encima de todos ellos:

Encuesta

El 53% de los participantes eligieron la inflación como el principal flagelo. Y es algo a considerar. No solo porque hace daño a la actividad económica, sino porque también tiene un componente negativo para el proceso de inversiones.

En lo inmediato, he distinguido cuatro elementos importantes para entender cuan perjudicial es la inflación en el proceso de toma de decisiones para el portafolio:

  • Ridiculiza las cifras nominales: cuando la inflación es elevada, las variaciones nominales de las cotizaciones pierden sentido. Decir que la Bolsa acumula un alza de 20% en el año o que una acción específica gana más de 25% no nos dice nada acerca del éxito o no de la inversión. Si en el mismo período considerado la inflación fue mayor a esa cifra, entonces el inversor se encuentra con una pérdida de poder adquisitivo y, por ende, no hay nada para festejar.
  • Conduce tomar riesgos mayores: si el nivel general de precios de la economía sube desproporcionadamente, el inversor está obligado a tomar más riesgos que los habituales para intentar proteger el poder de compra de sus ahorros. Como en las inversiones hay una relación directa entre el riesgo y el retorno, el hecho de querer lograr más rentabilidad nominal para ganarle a la inflación lleva a exponerse a un nivel de riesgo más alto.
  • Distorsiona incentivos: como parte de la lucha contra la inflación, el Banco Central de la República Argentina ha decidido fijar la tasa de las Lebac a 35 días en el 36,5% anual. Se trata de un nivel de tasa nominal extremadamente alto que distorsiona los incentivos originales que pueden tener los inversores que se acercan a la Bolsa: quienes estaban dispuestos a invertir en bonos y acciones, no tienen ningún incentivo a tomar este riesgo, y prefieren invertir su dinero en las Lebac. La inflación, entonces, distorsiona el objetivo inicial de cualquier pequeño inversor.
  • Erosiona instrumentos de inversión: durante las últimas dos semanas las principales compañías argentinas han reportado sus balances correspondientes al primer trimestre de 2016. En líneas generales se observó que los costos de las empresas han crecido a una velocidad mayor que los ingresos por ventas, efecto que provocó una caída significativa de las ganancias corporativas. Si las empresas no ganan suficiente dinero, los inversores estarán menos proclives a invertir en las acciones de estas compañías, generando una apatía por el mercado bursátil y una caída significativa del volumen operado.

Como se observa la inflación es muy dañina para los planes de inversión de cualquier ahorrista. Hecho este diagnóstico, el siguiente paso es determinar en qué punto está la batalla que el Gobierno está librando contra este flagelo.

Recientemente conocimos el índice de inflación de la Ciudad de Buenos Aires, la guía a seguir hasta que el próximo mes se publique el nuevo índice de inflación nacional por parte del INDEC.

En abril, la inflación de CABA se ubicó en el 6,5% mensual o 40,5% anualizada. Obviamente, no hace falta aclarar, que se trata de un nivel desorbitante que confirma los efectos dañinos que describí anteriormente.

Cuando analizamos los datos en detalle, observamos que de esos 6,5% de inflación de abril, 4% corresponde al aumento de tarifas de luz y gas que se darán una vez en el año, por lo que no se replicará en los próximos meses.

La buena noticia es que sacando ese efecto, la inflación mensual es de 2,5%. La mala noticia es que tenemos una inflación mensual de 2,5%.

En mi opinión personal, la inflación irá cediendo en los meses posteriores pero no a la velocidad que espera el Gobierno. Un piso de 32% de inflación para todo el año está casi asegurado considerando los aumentos salariales conseguidos por los sindicatos.

Por el momento, entonces, la bolsa lo sufrirá. Hay que ser paciente y encontrar el momento justo para comenzar a invertir en acciones, justo allí cuando comience a vislumbrarse un punto de inflexión en esta dinámica inflacionaria.

Cómo aprovechar la salida del default

El país volvió a los mercados internacionales de deuda y dejó atrás el default más largo de la historia. Enterate cómo podés beneficiarte de este proceso aun siendo un inversor de pequeña envergadura.

15 años le costó a Argentina salir definitivamente del default que comenzó en diciembre de 2001. Y la salida fue con una emisión de bonos sin precedentes: el Gobierno intentaba conseguir financiamiento por US$ 15 mil millones y recibió ofertas por más de cuatro veces ese monto: US$ 68.000 millones.

Para hacerse de los US$ 16.500 millones finalmente aceptados, el Gobierno emitió cuatro bonos nominados en dólares: uno con vencimiento a tres años, el otro a cinco, uno a diez y finalmente, el más largo, a 30 años de plazo.

El costo que pagó el Gobierno por dichos instrumentos se ubicó entre el 6,25% y el 8% anual, por debajo de lo que esperaban los analistas.

Gran parte de ese dinero se destinará al pago de los arreglos alcanzados con los fondos buitres para cerrar el capítulo de la cesación de pagos. Pero la parte que más debe interesarte como inversor es la oportunidad que se abre a partir de la llegada al mercado de estos nuevos bonos.

En la jerga bursátil, todos coincidían que la emisión de estos nuevos cuatro activos en dólares ayudará a comenzar a armar una curva de rendimientos de bonos. Sin entrar en demasiados tecnicismos, esto indica que para los distintos plazos, el inversor se encontrará con un bono soberano para invertir. La emisión amplía el menú de oferta para quienes desean colocar sus ahorros en estos instrumentos.

La mayor cantidad de oferta disponible hace al desarrollo del mercado de capitales. Y cuanto más grande y abarcativo sea el mercado, más conveniente es para el inversor en su tarea de diversificar sus fuentes de ahorro e inversión.

Se trata de un primer paso necesario para que personas de a pie, como vos o yo, nos acerquemos a la Bolsa con ganas de participar activamente y hacer crecer nuestros excedentes monetarios.

Para ver qué tan beneficiados te ves con este último movimiento del Gobierno, dejame ponerte un ejemplo sencillo que te abrirá la cabeza.

Una competencia “desleal”

Hace apenas unos días intenté avanzar en la concreción de una de las operaciones que más detesto. Aunque no lo creas, estaba dispuesto a hacer un plazo fijo a través de la plataforma de Home Banking del banco donde cobro mi sueldo.

No se trataba de un plazo fijo común en pesos, sino que quise incursionar en un plazo fijo en dólares. Tenía unos excedentes nominados en la divisa estadounidense que no iba a necesitar por un largo tiempo y entonces decidí ponerlos a “trabajar”.

En esa línea, mi intención era constituir un pazo fijo por el término de un año en dólares. Esto fue lo que me arrojó la pantalla de mi home banking:

Home

Un “miserable” 1,7% anual. Es decir que si invertía US$ 3.000, como tenía pensado, iba a obtener US$ 51 de rendimiento en el término de un año. Me parecía excesivamente bajo.

Ahora bien. Llevé adelante la misma simulación de inversión de esos US$ 3.000, pero esta vez con los nuevos bonos que salieron a cotizar tras la colocación de deuda argentina.

Si yo invertía mi dinero en el bono a 3 años de vencimiento, cuya tasa de interés es de 6,25%, los intereses que recibiría en el primer año serían 187,5 dólares.

En el caso del bono a 5 años, cuya tasa de retorno es de 6,875%, los intereses que obtendría llegarían a US$ 206,25.

Y para el caso del bono con vencimiento a 10 años, cuya TIR es de 7,5%, los intereses que ganaría al término de un año sumarían US$ 225.

Con estas alternativas podría ganar hasta 266%, 304% y 341% más respectivamente que invirtiendo en el tradicional plazo fijo.

Desde ya que existe un riesgo adicional cuando uno realiza inversiones en bonos. Ese riesgo está ligado al hecho de que el emisor del bono no pague en tiempo y forma esos intereses o bien que el precio del bono caiga.

Sin embargo, los retornos excedentes que podemos obtener más que compensan ese riesgo.

De todas formas, siempre me gusta recalcar lo siguiente: no concentres todas tus inversiones en un solo instrumento financiero. Es importante que tengas en tu cabeza el concepto de diversificación como regla de oro. De esta manera, tus ahorros te lo agradecerán y el gran ganador de esta estrategia serás vos.

 

Bonos para todos (y todas…)

Muchas personas piensan que invertir es una locura, casi como jugar al casino. Pero eso se debe, más que nada, a la falta de educación financiera. Hoy te presento un instrumento que puede cambiar tu forma de pensar.

“Romper la inercia”.

Ese es el primer consejo de inversión que le doy a cualquier persona que quiere comenzar a dar sus primeros pasos en el mercado de capitales o, vulgarmente dicho, “la Bolsa”.

Es un camino largo a recorrer, pero si nunca se empieza, la distancia se hace cada día mayor.

¿Pero cómo iniciar con el pie derecho…?

No hay fórmulas mágicas. Siempre hay lugar para el error y aprender de él. Lo ideal sería intentar minimizar el margen de equivocarnos de manera tal de sufrir lo menor pérdida monetaria posible cuando invertimos nuestro dinero.

En ese sentido, uno de los primeros pasos es no limitar nuestro menú para invertir los ahorros sólo en instrumentos tradicionales como pueden ser el dólar o el plazo fijo. Eso es lo que busco en cada columna escrita o contenido generado.

Y si me dejo guiar por el feedback de una última encuesta que realicé en Twitter, creo que de a poco lo estamos logrando:

Image
Para mi sorpresa, ante mi consulta sobre qué harías si tenés unos ahorros de más, las dos opciones más elegidas han sido bonos y acciones. Desde ya que mis seguidores de Twitter son una muestra sesgada hacia las inversiones y finanzas personales, pero aun así no dejé de sorprenderme.
Una vez que abriste la mente y tu abanico de oportunidades de inversión, lo ideal es avanzar con cautela si estás dando tus pasos iniciales en la materia.
Más allá del perfil de riesgo que tenés como inversor, siempre recomiendo a cualquier ahorrista que su primera inversión en Bolsa sea comprar un bono.
¿Por qué?
Simplemente porque es un instrumento fácil de entender (ya te lo explicó Iván Carrino la semana pasada en este mismo espacio) y su riesgo es limitado.
Como vimos, un bono es un instrumento que permite prestar dinero a cambio de una tasa de interés en un tiempo determinado según los términos pactadas en las condiciones de emisión del bono.
Algo que en Argentina tiene una ventaja adicional…
Esto, porque si el bono está denominado en dólares, un inversor puede comprarlo con sus pesos y, en cambio, recibir pagos en moneda extranjera, permitiendo cubrirse de la siempre amenazante devaluación.
Esto lo resalto porque a raíz de la coyuntura actual, los bonos en dólares continúan siendo mis favoritos en este momento. En Argentina hay una inflación importante, superior al 30% anual, y en la medida en que las expectativas no bajen es probable que esa inflación siga presionando la cotización del dólar.
En esta línea, si la inflación persiste alta, el dólar irremediablemente subirá. No importa determinar a qué velocidad lo hará, pero sí sabemos que su tendencia es alcista en el tiempo.
Entonces, qué mejor que invertir tus pesos en un instrumento que te devuelve dólares y que te paga una tasa de interés en esa moneda. ¡Es el mejor de los mundos!
Y otra particularidad no menor es que si invertís en bonos emitidos por el Estados Nacional, que son los que más liquidez tienen, es decir, los que más se operan en la Bolsa, no necesitás de un gran capital inicial para comenzar.
A partir de los $ 5.000 ya podemos invertir en bonos. Y con esto derribamos uno de los principales mitos que hay en torno al mercado de capitales: “la Bolsa es solo para los ricos y entendidos”.
Mis dos bonos favoritos…
Como te mencioné anteriormente, en la Bolsa hay muchas alternativas ligadas a bonos y otros instrumentos. Para comenzar, voy a presentarte mis dos activos favoritos en la sección “renta fija”:
Bonar 2024 (AY24): Para inversores de riesgo moderado, es un bono atractivo, cuyo cupón de interés es de 8,75% anual. Cada 100 bonos que tengas en tu poder, todos los días 7 de mayo y 7 de noviembre recibirás US$ 4,375 en concepto de interés y a partir de mayo de 2019 comenzarás a recibir cinco cuotas anuales de devolución de capital. El rendimiento actual en dólares de este bono se encuentra en 7,05%.
Discount en Dólares Ley Argentina (DICA): Al ser un bono más largo es para inversores que buscan mayor riesgo. De acá hasta el 2023, cada seis meses recibirás una renta de US$ 5,80 por cada seis bonos que tengas. Luego, en 2024, este porcentaje bajará porque comenzarás a recibir cuotas de capital. Todos los pagos son en dólares billete. Su rendimiento anual actual (TIR) es de 7,69%.
Para empezar, creo que estas dos opciones son atractivas.
Como dije al inicio de esta columna, la clave pasa por romper la inercia.
Es hora que lo hagas.