Cada vez estoy más convencido de que la FED no tiene un camino certero hacia adelante. Es este desconcierto el que retroalimento el nerviosismo del inversor y genera los cambios de humor tan intensos como los que vivimos el pasado miércoles.
El 2 de noviembre, los mercados se encontraban en terreno negativo hasta la decisión de la Reserva Federal de ajustar la tasa de interés, por cuarta vez consecutiva, en 75 puntos básicos. Inmediatamente, los principales índices de Wall Street revirtieron esas pérdidas y se pusieron en positivo. ¿La razón? Alguns indicios de que la autoridad monetaria mostraría una postura menos agresiva hacia adelante en base a la siguiente confirmación:
“Al determinar el ritmo de los aumentos futuros en el rango objetivo, el Comité tendrá en cuenta el endurecimiento acumulativo de la política monetaria, los rezagos con qué política monetaria afecta la actividad económica y la inflación, y la evolución económica y financiera”.
El mercado consideró que la FED no avanzaría con un nuevo ajuste de 0,75% en su tasa de referencia en la reunión de diciembre ya que la magnitud de lo acontecido en 2022 había sido suficiente y siempre existe un rezago entre el anuncio de política monetaria y su efecto en la economía.
Pese a esto, media hora después, las expectativas se transformaron nuevamente. En la conferencia de prensa, Jerome Powell se encargó de transitar el camino de la ambigüedad y quiso mostrar una postura mucho más agresiva de la que había interpretado el mercado inicialmente.
Así, el presidente de la FED hizo hincapié más en el nivel de tasa de interés necesario que en la velocidad de ajuste. Y adicionalmente señaló que una vez alcanzado dicho nivel, el mismo permanecerá allí por mucho tiempo. El objetivo, reiteró una vez más, es “que la tasa de inflación vuelva al objetivo de largo plazo de 2%.
Así, las bolsas hablaron por sí solas:
Entiendo lo difícil e incierta que está la situación actual. Si las proyecciones macroeconómicas nunca han sido del todo efectivas, ahora lo son menos. Pero la FED, en pos de recuperar la credibilidad perdida (cuando durante todo el 2021 hablaba de “inflación transitoria”), está generando más dudas que certezas en la actualidad.
Para la reunión de diciembre, tendremos dos datos de inflación a publicarse, la de octubre y la de noviembre. En función de los datos, se definirá la magnitud del incremento de la tasa de referencia en la reunión de diciembre, pautada para el 14 de diciembre.
Hasta allí, el mercado hará su apuesta.
Mis impresiones sobre lo ocurrido el miércoles
Dicho lo anterior, hay algunas cosas que quiero dejar en claro sobre lo que me dejó a mí la última reunión del Comité de Política Monetaria.
1. La ambigüedad de la FED no es un error, sino que es algo buscado. Por un lado, sabe que existe un lag entre el ajuste de la política monetaria y el impacto en la economía. Eso se comenzará a ver de lleno en el 1T23 y es por eso que no quiere ir hacia un “hard landing” desordenado. Sin embargo, tampoco la autoridad monetaria se sienta cómoda con un mercado financiero en modo “risk on”, previendo de que el ajuste de la tasa terminó. La FED se siente cómoda con el pánico financiero.
2. Es evidente que la entidad buscará alguna “excusa” benigna en los datos de inflación de octubre y noviembre para desacelerar el ritmo de ajuste de las tasas, pasando a un 50bps como el escenario más probable. Eso dará cierto aire, pero el trabajo duro no estará terminado aún.
3. El cambio de foco en la política monetaria que quiso llevar Powell, llevando la discusión desde el próximo ajuste de tasa hacía la tasa terminal de la FED es que todavía no sabe cuál será el nivel neutral de largo plazo que sea capaz de controlar la inflación fuertemente. Así, el mercado interpretó que habrá un escalón adicional en la tasa terminal, a la zona de 5,25% en promedio. ¿Cambia la ecuación o el panorama de lo que se tenía? En absoluto, apenas unas décimas no pueden cambiar una estrategia de inversión de largo plazo.
Todo lo anterior desemboca en las siguientes visiones para la construcción de una cartera de largo plazo:
Continúo sosteniendo que tasas de bonos corporativos grado de inversión en torno al 7% son de lo mejor que hay para una cartera de mediano plazo en la actualidad.
Los balances dieron un nuevo impulso a las acciones de la economía tradicional (o value) por sobre las acciones de crecimiento. En algún momento no muy lejano, habrá que empezar a ver el growth con agrado, sobre todo en las empresas de gran capitalización bursátil con crecimiento.
Finalmente, aún con China siendo una incógnita, algunos mercados emergentes tienen valuaciones atractivas para los que quieren asumir riesgos. En la región, Brasil sigue teniendo mi mayor preferencia.
Aprendiendo en los mercados, Diego Martínez Burzaco
P.D.: Recordá que tengo mi canal de Telegram donde todos los días posteo información de mercado relevante que puede serte útil. Si no sos parte aún, te invito a serlo acá.