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En vez de discutir ideas de fondos, los argentinos como apasionados que somos discutimos temas superficiales sin mucho conocimiento ni tecnicismo detrás. Esta vez, el concepto que se transformó en trending topic fue la tasa de interés. A continuación, hago un aporte al tema.
A nivel local, la semana económica estuvo centrada sobre la el nivel de tasas de interés que había en Argentina. El punto de partida del debate lo inició el candidato a presidente opositor, Alberto Fernández, que señaló que dejaría de pagar “las elevadas tasas de interés de las Leliq y con ello financiaría un aumento del 20% para todas las jubilaciones”.
Más allá del tinte electoralista que puede denotar esa declaración, una vez más creo que la ignorancia económica que tienen muchos actores relevantes de nuestra sociedad ha quedado en evidencia cuando tomaban postura sobre este tema.
Mi intención con esta columna es esclarecer algunas cuestiones en torno a este tema, obviamente a partir de los datos, para que usted, como inversor, pueda llevar adelante la mejor estrategia de inversión para proteger (y hacer crecer) su ahorro.
Antes de comenzar, me gustaría preguntarle.
¿Usted cree que sobra tasa de interés o que hace falta…?
Espero aclarar el panorama a continuación…
El origen de las Leliq
Las Letras de Liquidez (Leliq) son instrumentos de política monetaria utilizados por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para poder controlar la cantidad de dinero que circula en la economía. Las Leliq sólo pueden ser compradas por los bancos comerciales y no por el público en general.
La idea es que los tenedores de instrumentos que emite el BCRA sean sujetos que estén regulados por la propia entidad, de manera de disminuir los riesgos de permanencia, tomando como experiencia la mala praxis que ocurrió con las Lebac durante la crisis de 2018.
De esta manera, acá tenemos un primer error conceptual de importancia en la visión de Alberto Fernández: las Leliq y su tasa de interés son herramientas del BCRA para hacer política monetaria y no son recursos líquidos que pertenecen al Tesoro y que se puedan usar discrecionalmente, para financiar aumentos salarios, jubilaciones o cualquier otra partida de gasto público.
Detrás de las Leliq, los plazos fijo
Hemos escuchado hablar de “bicicleta financiera” durante mucho tiempo, un cliché extremadamente repetido por gente que tiene escasa idea sobre cómo funciona el canal del ahorro y la inversión.
Con el fin de que las “elevadas” tasas de interés que recibían los bancos por las Leliq se traslade a los plazos fijos, el BCRA permitió realizar, transitoriamente, encajes (el dinero que tienen que dejar en el BCRA para garantizar el repajo delos depósitos a plazo) en forma de Leliq.
Así, los bancos podrían ofrecer un mayor rendimiento por los plazos fijos que otorgaban a los depositantes, teniendo recursos necesarios para fomentar el crédito al sector privado.
Desde ya que las condiciones macroeconómicas del país tuvieron un impacto negativo significativo sobre la expansión del crédito al sector privado, pero la situación bancaria hubiera sido mucho peor si el BCRA no se ocupaba de recrear ciertos incentivos para que los ahorristas dejaran su dinero en el banco.
Sin incentivos para ahorrar, el crédito de largo plazo nunca aparecerá y, por ende, la capacidad de desarrollo del país quedará meramente limitada a una expresión de deseo.
Es la inflación, no la tasa
Finalmente, me gustaría dejar en claro mi postura contraria a los que señalan con mucho desparpajo sobre la existencia de la bicicleta financiera.
Horrorizados por la elevada tasa de interés, critican y estigmatizan al ahorrista. Esos críticos hacen una omisión que, a esta altura del partido, me parece mal intencionada: se refieren a la nominalidad de la tasa de interés y no a la variable real, que implica descontar la inflación.
Así, se quejan cuando los bancos pagan a los ahorristas la estrepitosa tasa de interés de 50% anual por un plazo fijo. ¡Pero omiten señalar que la inflación de junio fue del 55% anual!
En relación a lo anterior, hice el siguiente ejercicio. Desde la aplicación del nuevo esquema monetario, el 1 de octubre pasado, la tasa de interés “ha venido subiendo”, pero porque la inflación se fue acelerando.
Si uno hubiera realizado un plazo fijo a 30 días a la tasa vigente al 30 de septiembre y lo hubiera renovado el último día hábil del mes siguiente a la tasa de mercado, hoy tendría una ganancia real de 4,29% contra la inflación acumulada.
Así, los datos demuestran que la “excesiva tasa de interés” del sistema financiero no es más un cliché político de campaña que sirve para sacar de foco lo realmente importante.
De esta manera, cuando alguien le hable sobre la bicicleta financiera y la “timba”, dígale que la tasa de interés es la adecuada para fomentar, de una vez por todas, el tan necesario ahorro en el país.
Sin ahorro, no hay inversión. Y sin inversión, no hay perspectiva económica favorable para el país.
No tenga miedo al debate, los datos están a su favor.
Borrón y cuenta nueva, ¿alcanza para recuperar la confianza?
El Gobierno de Cambiemos atravesó la semana financiera más difícil de su mandato, y menos mal que ha sido una semana corta con sólo tres días hábiles.
Mi última participación en el programa Café Financiero.
La economía argentina dio, una vez más, una muestra de lo pendular que es su comportamiento. Los extremos son los lugares de confort favoritos de muchas de las variables económicas que dominan la escena diaria. Inflación, tasa de interés y crecimiento son algunas muestras de ello. Sin embargo, el ejemplo más emblemático de estos tiempos es el dólar.
Hace menos de cuatro meses, con elecciones presidenciales mediante, el valor futuro de la divisa estadounidense deslumbraba a todos los agentes de la economía. Empresarios, inversores, consumidores y ahorristas, entre otros, trataban de adivinar cuál sería la próxima cotización del dólar.
De más está decir que ninguno proyectaba una baja del precio de la moneda extranjera, sino más bien que anticipaban una escalada alcista en base a la delicada situación macroeconómica del país.
Los problemas eran evidentes y difíciles de solucionar, al menos, en el corto plazo. La escasez de dólares en las arcas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) era la madre de todas las batallas que debía enfrentar la administración actual. Pero también había (y hay) otros retos importantes.
El galopante déficit fiscal, la descontrolada emisión monetaria y una inflación creciente fogoneaban el caldo de cultivo ideal para hacer subir al dólar a niveles insospechadamente altos. Sin embargo, esto no ocurrió.
Cuatro meses después del escenario anteriormente descripto nos encontramos en la situación completamente opuesta. Hoy el dólar preocupa, pero por su baja en la cotización.
¿Qué cambió en el medio? Las expectativas.
El próximo acuerdo con los holdouts (o fondos buitres) es el principio del cambio en la percepción de los agentes. Este trato servirá para reinsertar a la economía argentina dentro del circuito de financiamiento internacional, dando un poco más de margen al Gobierno actual para transitar el delicado, pero necesario, camino del ajuste de las cuentas públicas.
Adicionalmente, el anuncio de inversiones de muchas empresas multinacionales hacia la Argentina agrega una bendición a la oferta de dólares tan necesaria por estos tiempos.
Finalmente, el comienzo del período de liquidación de exportaciones de la cosecha gruesa del campo habilita el entusiasmo por una fuerte entrada de divisas que lleven a engrosar las reservas internacionales de la autoridad monetaria.
Los tres factores confluyen para actuar fuerte sobre las expectativas de un dólar más bajo en el futuro y, de ahí, es que parte de esto ya se materializó en el presente con un billete ofrecido e las pizarras en la zona de $ 14,50.
De cara al futuro no estoy tan seguro de que el dólar continuará esta tendencia bajista. Es más, creo que no hay mucho margen para esto. En lo inmediato, encuentro tres razones firmes para pensar que la baja del dólar está cerca del fin.
Bajo este marco, entiendo que el piso para el valor del dólar está muy cerca. Si el mercado cambiario no se equilibra libremente en un valor de la divisa más lógico con el equilibrio de largo plazo, seguramente el Gobierno tomará el toro por las astas.
El dólar “barato” puede tener los días contados.
Nota publicada en La Nación con comentarios personales //
China devaluó y los mercados del mundo se estremecieron. Hace meses, sin embargo, que los países emergentes vienen ajustándose a un nuevo escenario internacional. ¿La excepción? La Argentina. Si un inversor hubiera invertido en pesos en los últimos seis meses y luego transformado esos pesos al tipo de cambio oficial habría obtenido el mejor retorno de todo el mundo emergente.
El país es, según un ranking de monedas emergentes que elabora Bloomberg sobre la base de la cotización oficial del tipo de cambio y la tasa de interés que se paga por las inversiones en pesos, la mejor apuesta en los últimos seis meses, con un retorno en dólares de 3,68 por ciento. Claro, bajo el supuesto siempre de que los inversores pueden acceder al dólar de $ 9,28 que publica el Banco Central (BCRA).
De todo el ranking, sólo seis países vienen ofreciendo un retorno positivo en dólares en los últimos seis meses. A la cabeza, el peso argentino, seguido por la corona checa (3,53%) y, más lejos, por las monedas de Rumania (2,43%), Polonia (0,67%), Hong Kong (0,23%) y Hungría (0,03%).
El rendimiento del peso medido en dólares no llamaría tanto la atención si no fuera porque, en el mismo período, todos los países de la región exportadores de commodities, como la Argentina, sufrieron fuertes pérdidas, y se ubicaron en lo más bajo de la tabla. Por caso, quienes invirtieron en pesos colombianos llevan perdido en seis meses 21,78%, al tiempo que quienes apostaron por el real o el peso mexicano se anotaron bajas en dólares de 13,85% y 11,82%, respectivamente.
“Con las cifras oficiales, la Argentina fue la mejor inversión del mundo. Pero es una mentira porque nadie tiene la posibilidad [con la excepción de los minoristas que compran habilitados por la AFIP] de convertir sus pesos a dólares a esta tasa”, dice a LA NACION el gerente financiero de una compañía de seguros, que pide no ser identificado.
Así y todo, coinciden los economistas, lo que el ranking pone en evidencia es el fuerte retraso cambiario que existe en el país, además de las altas de interés que se pagan por las colocaciones en pesos.
“Una Lebac [Letra del Banco Central] a 40 días rinde 28% en pesos, lo que significa un retorno en dólares de casi 4%. La tasa en dólares es alta porque el atraso cambiario es evidente. En Brasil la tasa es de 14%, pero la depreciación del real hace que en dólares el rendimiento sea negativo”, explica Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global.
El Banco Central fue subiendo las tasas a lo largo del año para evitar que los inversores se vieran tentados a irse al dólar. Pero también parecen quedarse cortas si se tiene en cuenta que desde que el dólar en el mercado paralelo empezó a subir, a medida que se acentuaron las expectativas de una corrección cambiaria, trepó 28% versus 13% que rindieron los plazos fijos en el mismo período.
“La Argentina tiene un problema de atraso cambiario por doble vía: la devaluación de los socios comerciales, por un lado, y por el otro, su dinámica interna de inflación, que hace que pierda competitividad constantemente”, explicó Martínez Burzaco. “Mientras no se resuelva el problema de la inflación, va a seguir habiendo presión cambiaria, aun si se estabiliza la depreciación de las otras monedas emergentes”, agregó.
Desde Quantum Finanzas, la consultora que dirige Daniel Marx, señalaron en un informe que la Argentina mantiene un objetivo de estabilidad cambiaria que “contrasta” con los movimientos que se están dando en el mercado internacional, y que están emparentados con un dólar en el mundo mucho más fuerte. En este escenario, dice, las situaciones de Grecia y China sólo suman más incertidumbre.
Rendimiento
En seis meses, quien hizo una inversión en pesos a tasa de interés y luego compró dólares (al cambio oficial) con esos pesos obtuvo una ganancia en dólares de 3,68%.
Excepción
La Argentina se destaca así como el único país de la región con retornos positivos en dólares, pese a que es una economía en recesión y a que los precios de las materias primas se desplomaron..