BYMA: Esta vez puede ser realmente distinto

En 2002 comencé a trabajar en el ámbito bursátil. En 15 años, he visto bastantes picos emocionales, tanto de euforia como de depresión en el mercado argentino. Desde la primera vez que el índice Merval superó los 1.000 puntos en 2003, hasta la gran depresión que generó la crisis subprime mundial y la estatización de las AFJPs en Argentina.

Todos esos eran momentos donde las emociones dominaron al inversor, apoderándose de la racionalidad y llevando a tomar malas decisiones de corto plazo. O compraban activos cuando estaban en los máximos, sin evaluar lo que se estaba pagando, o vendieron en el peor momento de la historia apoderados por el pánico.

Cuando miramos hoy al índice Merval, observamos que se encuentra en un máximo histórico, tanto en pesos como en dólares. ¿Acaso no estamos ante un nuevo escenario de exuberancia?

Particularmente hay razones para ser optimistas y pensar que no lo es.

Algo está cambiando en la percepción sobre los activos financieros argentinos. Un Gobierno mucho más predecible en términos de inversión y seguridad jurídica ha puesto a Argentina en el centro de atención de los inversores globales.

Y esto no es algo que me lo contaron o leído, sino que lo he experimentado personalmente en los tres viajes al exterior que me tocó realizar este año. Todos los inversores e preguntaron sobre Argentina y las ganas de invertir en nuestro mercado.

Hay importantes inversores globales que apuestan al país. Y un ejemplo importante es lo que ocurrió con el debut de la acción de Bolsas & Mercados Argentinos (BYMA) esta última semana.

El martes 23/05 fue el debut simbólico de la acción en una negociación simbólica por “voceo” que hizo rememorar las viejas negociaciones de acciones entre los operadores.

La pizarra de la BCBA donde se anotaron las primeras operaciones del BYMA

La acción abrió a $ 100 y ese mismo día cerró a $ 150. Mientras escribí esta columna, ya cotizaba encima de $ 180, aunque ahora se ubica en la zona de los $ 155 / $ 160. Pero lo interesante es el gran volumen operado en la acción, mostrando el gran interés que hay por el mercado en estos días.

Comprar la acción BYMA, es apostar al desarrollo futuro del mercado de capitales. Y, si esto ocurre, será una gran noticia para el desarrollo del país, ya que no hay nación en el mundo que haya podido desarrollarse sin un mercado de capitales sólido y plural.

¿Esto implica que la bolsa seguirá subiendo permanentemente?

No. Tanto el mercado en general como la acción del BYMA en particular van a tener movimientos volátiles e incluso de corrección. Pero creo que esta vez puede ser distintos.

Por último, tenés que estar atento al 20 de junio. Y no por el día de la bandera, sino porque Argentina puede convertirse en un mercado emergente desde la categoría mercado de frontera. Sé que este tema puede ser trillado, pero ciertamente no lo es.

Si bien parte del mercado se anticipó a la noticia, muchos inversores institucionales extranjeros no pueden invertir en Mercados de Frontera por políticas de su reglamento de gestión. Recién pueden invertir en Argentina cuando lo nombren “emergente”.

Si esto ocurre, habrá más de US$ 1.000 millones potencial esperando por activos argentinos.

Esta vez puede ser distinto.

La difícil misión de ser inversor en Argentina

La palabra educación ha sido una de las más pronunciadas por estos días en Argentina. Y creo que esto es un complemento ideal para poner en el centro de la escena un concepto que, a mi modo de ver, es crucial para forjar un cambio en el destino del desarrollo económico del país: la Educación Financiera.

Este término será el principal determinante del Workshop que estaré brindando en la Exposición de Economía y Finanzas (ExpoEFI) el próximo 8 de marzo en el Hotel Hilton y que denomine “Cómo ser un inversor en Argentina y no morir en el intento”.

El ahorro en Argentina es un concepto muy poco utilizado y llevado a la práctica por el grueso de la población. Las prioridades pasan por otras cuestiones, pero lo cierto es que la ausencia del fomento del ahorro en un país que espera desarrollarse no puede soslayarse.

¿Qué es lo que falló? ¿Quién tiene la culpa? ¿Se puede empezar ahora?

No existe un único responsable pero hay un factor común a todos los jugadores que participan del proceso: la ausencia de la Educación Financiera.

El grueso de los ahorristas argentinos sufre el flagelo de no saber qué instrumentos financieros tiene al alcance de la mano para poder proteger y hacer crecer sus ahorros de manera sustentable. Esto lo lleva a dos caminos tradicionales de ahorro que tienen muy poco de conveniente para el objetivo anteriormente propuesto:

  1. Comprar dólares.
  2. Invertir en un plazo fijo.

En el caso del primer punto, sabemos que históricamente el atesoramiento de dólares no ha sido una forma de aumentar el poder adquisitivo de los ahorros, sino que, en el mejor de los casos, sirvió solamente de protección.

Bajo la coyuntura actual, ni siquiera cumple esa premisa. No sirve tener dólares en la mano si no los van a invertir.

En el caso de los plazos fijos, el resultado está bien explicado en el siguiente gráfico:

Constituir un plazo fijo ha sido la peor decisión de inversión en los últimos 13 años. De haberlo hecho, en cada uno de los años mencionados el poder adquisitivo ha sido menor que al inicio.

Pero esto no es solo culpa de los ahorristas, como mencioné anteriormente. Hay responsabilidades compartidas.

Los interlocutores que tuvieron a su cargo la responsabilidad de difundir las bondades del mercado de capitales no han logrado ser lo suficientemente ingeniosos para captar ese ahorro insatisfecho que se canalizaba en los plazos fijos.

Eso, sumado con la inestabilidad económica del país, ha sido el principal obstáculo para el desarrollo de sistema bursátil argentino. Hoy cotizan menos empresas que en 2003, mientras que en Chile ese número se multiplicó casi por tres. El volumen promedio negociado es inferior a las bolsas de Chile y Perú. Ni que hablar del Bovespa brasileño.

Las reglas de juego, desde la institucionalidad del país, han conspirado contra ese fin, pero quienes intentamos acercar a los ahorristas al mercado para convertirlos en inversores fallamos en proponer caminos superadores más allá de la volatilidad del escenario político y económico.

El desafío para tomar la posta de esta meta es grande e interesante y todos, desde nuestro lugar, debemos aportar lo mejor para que esto suceda.

Un país sin ahorro no puede pretender un mercado de capitales amplio y plural. Y la ausencia de un sistema bursátil en marcha y crecimiento es el peor condicionante para el desarrollo económico futuro.

El eterno debate del atraso cambiario en Argentina

Una vez más se hace presente. Como si fuera un deja vú, el término “atraso cambiario” volvió a posicionarse en el centro de la escena de la economía argentina y desató un acérrimo enfrentamiento entre quienes niegan la existencia de ese fenómeno y quienes alegan que su indiscutible presencia afecta negativamente los intereses del crecimiento del país.

Por un lado, los defensores de la libertad económica señalan que el actual mercado cambiario es libre y que el precio del dólar es el que surge de la interacción de la oferta y demanda. Así, no hay nada que discutir sobre el precio de la divisa estadounidense en el país. Es el de equilibrio.

En el lado opuesto, los industriales y otros sectores productivos, que se sienten en desventaja por el ingreso de importaciones masivas que compiten con su producción ayudados por el “dólar barato”, señalan que esto es insostenible.

Si me permiten, ambas partes tienen cierta razón. Hoy en Argentina el mercado cambiario goza de una extrema libertad que brillaba por su ausencia durante la época de Cristina Fernández de Kirchner. Y eso es bueno, porque un mercado libre da certidumbre a todos los participantes de la economía argentina.

Pero también es cierto que el actual nivel no es el adecuado para que los sectores productores se sientan en una situación de confort e igualdad de oportunidades para competir con el mundo. En este sentido, los números no mienten y el gráfico siguiente, elaborado por el Banco Central de la República Argentina, es elocuente:

El tipo de cambio real multilateral muestra una clara tendencia a la apreciación, incluso aun después de la devaluación de casi 40% del peso argentino que tuvo lugar el 16 de diciembre de 2015 cuando se levantó el cepo cambiario. Claramente, el atraso cambiario es una realidad.

Este fenómeno responde a dos cuestiones fundamentales:

  1. Político: En años electorales, como el actual que se celebran las elecciones de medio término, los gobiernos suelen utilizan al atraso cambiario como el ancla de estabilidad de precios e impulso al consumo mediante salarios en dólares más altos. El Gobierno de Mauricio Macri no es la excepción. Históricamente podemos definir a los años electorales como aquellos que están signados por el retraso (nominal y real) del tipo de cambio.
  2. Económicos: Argentina está claramente de moda en el mundo financiero, habiendo recibido un fuerte flujo de ingreso de capitales externos que aumentaron la oferta de dólares en un mercado cambiario con demanda deprimida. Adicionalmente, el retorno del país a los mercados externos de deuda no hizo más que agravar esta situación de oferta de divisas tras las colocaciones varias de distintos emisores: Estado Nacional, Provincias y Empresas.

Ambos factores coinciden para explicar por qué hay una tendencia de apreciación del tipo de cambio, tanto en términos nominales como reales.

El desafío por delante: una visión alternativa de competitividad

En Argentina siempre se pensó la competitividad en términos del valor del dólar. Y pensarlo así es un atajo que tiene un efecto positivo muy de corto plazo. Los Gobiernos se ven tentados a devaluar la moneda doméstica contra el dólar dando un salto temporal en la competitividad que se evapora en la medida que se da el famoso pass through: la devaluación se traslada a los precios aumentando la inflación y haciendo retroceder la ventaja del salto competitivo.

La visión errada de asociar la competitividad al nivel del tipo de cambio también ha sido una permanente traba para el desarrollo productivo de la Argentina. Es necesario comprender la competitividad desde una visión amplia que engloba cuestiones como la política impositiva, una política externa de apertura de nuevos mercados, el desarrollo de infraestructura, la mejora de la logística y la seguridad jurídica, entre otras cosas.

Claro está que este camino implica más esfuerzo, perseverancia y se trata de una tarea de mediano plazo. Pero en algún momento se debe abordar más allá de las urgencias políticas que acechan permanentemente en el país.

Mientras tanto, en la medida que se ponga en funcionamiento este proceso, deben buscarse alternativas ingeniosas para incentivar la demanda de dólares y dar un cierto respiro a los sectores productivos desde la óptica de la competitividad basada exclusivamente en el tipo de cambio.

Nuevo Capítulo en el programa After Markets

Participamos junto a Nery Persichini en el programa de radio After Markets, que conduce Julián Yosovitch, en Radio Cultura (FM 97.9MH). Analizamos todos los aspectos de la economía Donald Trump y su influencia en las bolsas y, después, dedicamos un extenso capítulo al mercado local y las perspectivas de los activos financieros. Podés escuchar todo el programa a continuación:

https://soundcloud.com/aftermarkets979/aftermarkets-03022017-con-nerypersi-y-diegomb80-de-inversorglobal