El dilema de la FED, ¿ajusta o no ajusta?

Es cierto que la historia de los mercados globales  y la FED está llena de fases de fuertes incertidumbre. Es allí, en esas instancias, cuando se producen las más interesantes oportunidades de compra para las carteras de inversión. Pero como es lógico, son esos momentos también los más difíciles para tomar la decisión de invertir el dinero.

Así es la naturaleza de los mercados. No existen decisiones fáciles, con bajo riesgo, que impliquen interesantes retornos hacia el futuro.

Llevando lo anterior al plano de la economía global, y de la política monetaria en particular, en una de las situaciones anteriores debe estar Jerome Powell y los demás integrantes del Comité de Política Monetaria de la Reserva Federal.

El miércoles 16 de marzo será, sin dudas, uno de los días más importantes para el organismo y su dirigencia de los últimos 10 años. Es cuando deben decidir si ajustan o no las tasas de interés. Pero más importante que eso, es la señal que darán hacia adelante. Los mercados estarán ansiosos y volátiles, siendo un factor condicionante de futuras movidas de la FED.

Contra la espada y la pared

“¿Cuál va a ser el nivel de magnitud de tightening de la FED en 2022?”

Si a cualquier analista o inversor le tocaba responder esa pregunta a principio de 2022, la respuesta hubiera sido clara: un ajuste de 25 bps o 50 bps en marzo y una agresividad significativa de allí en adelante para domar la inflación.

Nadie dudaba de que la FED tenía que avanzar fuertemente en el control de la suba del nivel general de precios, poniendo las expectativas a raya. De hecho, cuando la entidad envió esa señal a fines de diciembre, los mercados celebraron la noticia.

Sin embargo, tan solo dos meses después, la situación cambió radicalmente. No por la inflación, que lejos de frenar se aceleró, pero sí por el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Este fenómeno, como escribí la semana pasada, no hizo más que estimular las expectativas inflacionarias vía el gran salto en el precio de los commodities. Pero, a la par, también creció el sentimiento de que el mundo puede entrar en una recesión económica en el segundo semestre si el enfrentamiento bélico escala.

¿Acaso la FED se animará a poner en práctica una política monetaria super restrictiva para controlar la inflación pagando el costo de ser señalada como la gran artífice de una recesión en USA?

Particularmente, yo no lo creo, pero es mi opinión personal.

¿Que nos dice la historia…?

Remontándonos a los ’70 y hasta la crisis de 2008, las tasas de interés de corto plazo de la FED (línea roja) siempre han respondido a la aceleración de la tasa interanual de inflación en USA (línea azul), llevando en varios períodos a un nivel de tasa de interés real positiva (línea roja por encima de la azul). Sin embargo, hubo un cambio de paradigma a partir de la crisis subprime: durante 14 años, nunca las tasas de interés de la FED volvieron al nivel de positividad en términos reales.

Mi visión particular es que la autoridad monetaria hará ajustes de tasas, pero muy graduales. Intentará hacer un equilibrio entre dar alguna señal de lucha contra la inflación y no someter a la actividad al terreno de la recesión.

En esa línea, también estará mirando el mercado de cerca. Con los ánimos exacerbados por la guerra, una presión vendedora evidente de activos de riesgo y una volatilidad a la que la gran mayoría del mundo inversor se había desacostumbrado, la decisión de la FED puede disparar la ansiedad o llevar algo de calma.

Aprendiendo en los mercados,

DMB

P.D.: Sobre este tema, grabé un video para mi canal de Youtube. Miralo acá, dejame tu comentario y suscribite.

Guerra y estanflación: ¿dos males necesarios?

Muchas eran las voces que planteaban que el mundo iba a tener un nuevo orden a la salida de la pandemia. Y en esta línea, la guerra y la estanflación parecen ser parte de este proceso. En este artículo voy a intentar dar una visión económica y de mercado acerca de por qué el enfrentamiento bélico puede ser un elemento que lleve a un equilibrio inestable global, al menos para los próximos meses.

Antes de avanzar con el análisis económico-financiero, hay que dejar bien claro un punto: la guerra es un evento atroz, inhumano y no hay argumento razonable que justifique su ejecución. Dicho esto, el actual panorama tiene una serie de efectos económicos y financieros que vale la pena remarcar.

En primer lugar, la guerra está generando un estrés financiero que no se veía desde marzo de 2020, cuando la pandemia irrumpió en el mundo. El costo de los préstamos interbancarios entre las entidades financieras europeas se duplicó en apenas unas semanas. Si bien es cierto que partimos de niveles bajos, esto es una señal de la falta de liquidez que puede sobrevenir pronto. Además, también está el impacto negativos de los activos financieros rusos en las hojas de balance de los bancos europeos. Así, no es de extrañar la performance reciente de este sector.

El segundo efecto que ya estamos viendo es el temor generalizado del mercado por las crecientes perspectivas futuras de una recesión global. Con el efecto de reapertura económica post-Covid perdiendo momentum, la aceleración inflación y la mayor incertidumbre están pegando en las expectativas. Y a pesar de que las acciones vienen ajustando fuerte en este inicio de año, llevando a una corrección necesaria de las valuaciones, esto podría no ser suficiente. Si efectivamente el mundo entra en recesión económica, las ganancias corporativas sufrirán fuerte, haciendo que las valuaciones del equity global no estén lo suficientemente baratas para atraer capital de riesgo. Así, los mercados podrían continuar bajo presión por semanas.

Finalmente, el tercer efecto no menor, es que la guerra ha desatado un combustible adicional para el gran flagelo que enfrentaba el mundo a inicios de 2022: la inflación. La sostenida suba de los commodities, entre los que se encuentran no solo los energéticos como el petróleo y el gas, sino también los granos, oleaginosas y metales industriales, garantiza que habrá una nueva ronda de shock inflacionario en el corto plazo. Esto, contribuye directamente a retroalimentar la idea de una recesión económica global con alta inflación. En una palabra, estanflación.

El Dow Jones Commodity Index acumula un salto de 31% en lo que va del año, y se sitúa en el nivel más elevado de los últimos 10 años. La gran incógnita de esto es cómo van a actuar los bancos centrales de acá en adelante.

Si algo estaba claro a principio de año, era que las autoridades monetarias globales iban a llevar adelante fuertes ajustes de su política monetaria (suba de tasas de interés y retiro de liquidez) para disciplinar la inflación luego de la borrachera de emisión monetaria vivida durante lo peor de la pandemia. De hecho, muchos bancos en Wall Street se animaron a pronosticar de siete a ocho hikes para este año. Hoy, eso está muy en duda.

¿Qué hará la FED con este escenario global?

Hay dos caminos posibles.

O bien se mantiene estricto a su plan, siendo super agresivo con el tightening de la política monetaria para atacar la inflación que, sin dudas, será más alta de lo previsto en los próximos meses, corriendo el riesgo de generar una mega recesión;

O regula el tightening, dejando correr más de la cuenta la tasa de interés real negativa, ayudando a corregir el gran desfasaje fiscal fiscal y de deuda que tiene el Tesoro americano, corriendo el riesgo de generar un desanclaje de expectativas.

Con un nivel de Deuda / PBI de 125% y con un Déficit Fiscal que cerró el ejercicio 2020 / 2021 con un rojo de 14 puntos del PBI, me inclino a pensar que el segundo de los escenarios es el que probablemente ejecute la Reserva Federal en los próximos meses.

Una gran licuación de los pasivos, mientras no haya desanclaje fuerte de las expectativas inflacionarias, es lo que nos espera en el corto plazo. Se trata, quizás, de la ventana de oportunidad que abrió la guerra para hacer este trabajo sucio de equilibrar las cuentas en este nuevo orden mundial.

El 16 de marzo, cuando tenga lugar la reunión de la FED, tendremos más pistas sobre el rumbo elegido por la entidad para el corto plazo.

¿Es Facebook una oportunidad de compra?

En esta nueva edición de #SimplementeMercados analizamos la debacle de las tecnológicas y si Facebook (FB) es una alternativa para la cartera.

Entre los principales temas del video se encuentra:

1- La caída del Nasdaq en 2022.

2- Facebook cae 40%, ¿oportunidad?

3- Lo que dejó el balance de FB y sus ratios.

Accedé al video acá.

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