Como inversores, deberíamos apagar la televisión y la radio y no dejarnos contaminar por los discursos de nuestros políticos en estos momentos. Como argentinos, deberíamos repudiar la actitud y dichos de muchos dirigentes.
A menos de dos semanas de las elecciones primarias PASO que marcarán el rumbo política para la elección presidencial de octubre, algunos candidatos acuden nuevamente a discursos demagógicos y cargados de populismo para intentar captar el voto de los indecisos.
En esta línea, el principal opositor del oficialismo, Alberto Fernández, se refirió a la posibilidad de dejar pagar los intereses de las Leliq (Letras de Liquidez del Banco Central de la República Argentina) para ofrecer un aumento en todas las jubilaciones, mejorando el poder adquisitivo de los haberes de las personas del ciclo pasivo.
Claramente se trata de una media impracticable en los hechos y que deja al candidato en cuestión al borde de la ignorancia económica sobre qué son los instrumentos en cuestión y cómo funcionan.
Algunos conceptos que detallo a continuación podrían brindar algo de claridad a la discusión:
- Las Leliq son un instrumento de política monetaria que el BCRA utiliza para controlar la cantidad de dinero en la economía y con ellos cumplir los objetivos de la base monetaria del programa que está llevando a cabo. En este sentido, las Leliq sólo son suscriptas por los bancos directamente con la autoridad monetaria. No es dinero ni del sistema de pensiones y jubilaciones, ni del Tesoro Nacional, por lo que no puede ser tomado para adoptar medidas populista de incremento salarial discrecional al menos que se quiera avanzar sobre la autonomía de la entidad.
- Más del 80% de los fondos que los bancos comerciales tienen colocados en las Leliq respaldan los depósitos a plazo fijo de los ahorristas, por lo que cualquier atisbo a limitar ese instrumento de manera coercitiva tendrá como correlato una posible fuga de depósitos a plazos que podrían alimentar una dolarización excesiva del portafolio y hasta una aceleración inflacionaria.
- Las consecuencias de “arremeter” contra las Leliq llevaría, como mínimo, hacia una desestabilización del sistema financiero, propio de la naturaleza de la salida de depósitos que podría generar, llevando a una suba de la tasa de interés para parar la desconfianza contra el peso, algo que en tiempo de nerviosismo y pánico se transforma en un instrumento de escasa eficacia.
- Finalmente, romper el contrato voluntaria entre el BCRA y los bancos comerciales acrecentaría la incertidumbre por la debilidad que genera en la autoridad del banco central, al tiempo que se iniciaría una fuerte ola de reclamos judiciales de las entidades bancarias para con el país.
Bajo este criterio, resulta netamente sorprendente la declaración de Alberto Fernández, ya que no tiene ningún objetivo económico positivo palpable. Solamente es entendible, aunque muy poco atinado, dese el contexto político.
Para poder resolver el problema de fondo con las Leliq, una vez aclarado el panorama político, deberá lograrse mediante un aumento de la demanda de dinero que sea consecuencia de una rebaja de la inflación presente, de las expectativas inflacionarias futuras y de la confianza generada en los agentes a partir de un país que tenga más previsibilidad en el próximo lustro.