Nota publicada en Inversor Global //
Cuando los datos son contundentes, la realidad se impone. Ni esconder las cifras oficiales ni comentarios de funcionarios oficiales podrán impedir lo que parece inevitable. Me estoy refiriendo al dólar y su evolución futura en la Argentina.
Tengo que confesar que durante esta semana sentí más de un escalofrío en mis espaldas cuando escuchaba a ciertos funcionarios oficiales hablar sobre la situación actual del dólar:
“El contado con liquidación es ilegal si se usa para fugar dólares”
“No esperamos ningún tipo de cimbronazo cambiario”
“Quienes hicieron inversiones en pesos ganaron más que quienes compraron dólares”
Estas fueron algunas de las declaraciones que salieron en los medios de comunicación. Y realmente me preocupé.
Mi sentido común dice que cuando una variable económica no está realmente en situación de estrés, la misma pasa desapercibida en los discursos de cualquier funcionario público. Se la ignora de buena fe porque realmente no tiene asidero mencionarla en un contexto donde existen otras preocupaciones.
Pero cuando ese indicador, en este caso el dólar, toma el centro de la escena, debemos considerar esa señal como un llamado de atención. Y aún más cuando se niega enfáticamente de manera pública de que no hay que darle importancia ni prestarle atención alguna.
No es casual que el dólar vuelva a estar en boca de todos.
Se acercan las elecciones primarias en el país y se define la suerte del kirchnerismo…
¿Continuidad o cambio…?
Por las dudas, el inversor tiende a dolarizar sus ahorros. Y no lo hace porque en su naturaleza de ser humano lleva la bandera del golpismo económico sino porque el fin es protegerse de la inestabilidad e incertidumbre que se hará presente en las próximas semanas.
Quizás esto no alcance para justificar por qué las presiones cambiarias son una constante en la economía argentina y por qué los funcionarios de turno lanzan críticas acérrimas contra los que sugieren que el dólar oficial está barato (o el peso caro).
Yo hoy le voy a indicar, con un solo gráfico, por qué el dólar oficial no tiene otro remedio que comenzar a subir.
Preste atención…
La “Convertibilidad” del kirchnerismo
Durante la campaña presidencial hay palabras innombrables porque son catalogadas como “pianta votos”. Los candidatos las conocen muy bien. “Ajuste” es una de ellas. “Inflación” es otra. Y “devaluación” es la última.
Precisamente me quiero detener en ésta.
A pesar de las críticas de este Gobierno al neoliberalismo que transitó el país en la década de los ’90, hoy este modelo está sosteniendo uno de los pilares principales de aquel entonces: la Convertibilidad.
No es que me he vuelto loco ni nada por el estilo. Sé que en la actualidad no hay una ley que establezca que un peso en circulación debe ser respaldado por un dólar estadounidense. Pero eso en la teoría…
En la práctica, hoy un peso equivale a casi un dólar.
¿Cómo es esto?
En economía existe un concepto que es el de tipo de cambio real bilateral. Esta variable mide el poder de compra de una moneda en términos de bienes del otro país. En palabras simples, esto implica considerar la relación de cambio de dos monedas ajustando las mismas por la inflación de ambos países.
Y hoy estamos en el mismo nivel de la Convertibilidad…
El gráfico es claramente preocupante.
El peso se apreció fuertemente contra el dólar, tendencia que se aceleró desde 2007 en adelante.
¿Qué pasó?
La causa principal, y casi exclusiva, es la elevadísima inflación. Eso encarece a la economía en su conjunto y, por ende, se pierde competitividad respecto el mundo.
Y no es casualidad que las exportaciones argentinas (las ventas que le hacemos al exterior) vengan cayendo sistemáticamente. En 2013 se exportó por un total de US$ 81.660 millones, en 2014 por US$ 71.935 millones y en 2015 se estima se exportará por US$ 60.200 millones.
Esto es que en dos años, las exportaciones caerán un 26%. Y esto implica una menor oferta de dólares para la economía argentina.
¿Cómo se revierte esto?
Lamentablemente, como en los últimos años poco se ha invertido en infraestructura (caminos, puertos, etc) para mejorar la competitividad, la única manera de mejorarla es mediante un abaratamiento del peso.
Lisa y llanamente, la agenda económica impondrá la necesidad de una devaluación.
Descrea de los políticos y candidatos que la niegan. El dólar subirá. Usted debe dolarizar su portafolio a partir de este momento, ya sea con activos nominados en esa moneda o activos en pesos que se valoricen con un deslizamiento del tipo de cambio.