Una variable a monitorear cuál puede ser la evolución futura de los mercados es el índice de volatilidad subyacente VIX (^VIX) del S&P 500. Muchos inversores institucionales y otros grandes players del mercado siguen atentamente esta variable a la hora de tomar decisiones de inversión. De hecho, en muchas políticas de inversión se restringe la capacidad de invertir en función del nivel que presenta el VIX.
Claramente se verifica una correlación negativa entre la evolución del VIX y los mercados accionarios, tanto los desarrollados como los emergentes. En agosto se observó un incremento de los niveles de volatilidad, situación que debe ser seguida de cerca para tratar de descifrar la la tendencia de corto plazo de los mercados.
Históricamente se considera un nivel de volatilidad de entre 18 y 20 alineado a una situación de normalidad. Actualmente, estamos en presencia de un nivel en torno a los 26 puntos, muy lejos de los niveles de 70 puntos vistos en lo peor de la crisis subprime, aunque con tendencia alcista de todas formas.