Los desafíos que enfrentan los mercados financieros a nivel global son de gran magnitud. Por primera vez en la historia el crecimiento mundial se sostiene en las economías emergentes como el bloque de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), en los países del sudeste asiático y en los países latinoamercianos.
El crecimiento en las economías desarrolladas es anémico, a excepción de Estados Unidos que logró una tasa de crecimiento respetable en el primer trimestre aunque ahora se esté desacelerando. Japón continúa con su lucha contra la deflación. En la Unión Europea, en particular, y en Europa, en general, los problemas fiscales y de deuda pública son evidentes. Muchos países europeos han anunciado planes de recorte de gasto público con el fin de recuperar la confianza de los mercados. Sin embargo, el retiro de las políticas de estímulo podrían golpear a estas economías más que ayudarlas. La recuperación económica que se evidenciaba a principios de año podría llegar a convertirse en un estancamiento de la actividad en el Viejo Continente.
En contraste, las economías emergentes crecen a ritmos exorbitantes, liderados por China que debió desacelerar su crecimiento del 11% al 9% anual para evitar presiones inflacionarias. El Banco Central de Brasil operó en el mismo sentido: subió sus tasas de interés de referencia para evitar un sobrecalentamiento de la actividad. En abril, la economía creció a una tasa anualizada por encima del 7%. Latinoamérica en su conjunto crecerá casi un 5%, según las proyecciones de la CEPAL. En particular, Uruguay y Paraguay crecerán un 7% y Argentina lo hará en un 6,5%, aunque estudios privados sitúan ese crecimiento por encima del 8%.
¿Tiene el mayor impulso de la actividad económica su correlato en las expectativas sobre la performance de los mercados bursátiles emergentes?. En mi opinión parecería una realidad. Las perspectivas para los mercados accionarios de la periferia lucen atractivas, aunque no podemos omitir la globalización y la interrelación existente entre dichos mercados y los mercados accionarios del centro. De mediano plazo, las acciones latinoamericanas y las asiáticas, excluyendo Japón, aparecen como importantes oportunidades para lograr una inversión rentable.
Por primera vez en la historia, los países de la perfieria están haciendo el tan esperado “catch up” en relación a las economías del centro. China ya superó a Japón como la segunda economía más importantes a nivel global. Para 2025 se espera que sea la primera potencial mundial, superando a los Estados Unidos. Asimismo, Brasil aparece como una potencia que va en camino a posicionarse entre las economías “top five” en los próximos quince años.
La oportunidad existente es histórica. Altos precios promedio de las materias primas, niveles de tasas de interés increíblemente bajos, apetito por riesgo en los inversores globales, etc. La llave está al alcance de la mano, pero se deben evitar los errores cometidos en el pasado.
Las buenas instituciones, la eficiencia en la administración de recursos y evitar los excesos persistentes parecen constituirse en elementos esenciales a respetar si finalmente la periferia quiere alinearse al centro y tener voz en las decisiones económicas a nivel global.
El crecimiento en las economías desarrolladas es anémico, a excepción de Estados Unidos que logró una tasa de crecimiento respetable en el primer trimestre aunque ahora se esté desacelerando. Japón continúa con su lucha contra la deflación. En la Unión Europea, en particular, y en Europa, en general, los problemas fiscales y de deuda pública son evidentes. Muchos países europeos han anunciado planes de recorte de gasto público con el fin de recuperar la confianza de los mercados. Sin embargo, el retiro de las políticas de estímulo podrían golpear a estas economías más que ayudarlas. La recuperación económica que se evidenciaba a principios de año podría llegar a convertirse en un estancamiento de la actividad en el Viejo Continente.
En contraste, las economías emergentes crecen a ritmos exorbitantes, liderados por China que debió desacelerar su crecimiento del 11% al 9% anual para evitar presiones inflacionarias. El Banco Central de Brasil operó en el mismo sentido: subió sus tasas de interés de referencia para evitar un sobrecalentamiento de la actividad. En abril, la economía creció a una tasa anualizada por encima del 7%. Latinoamérica en su conjunto crecerá casi un 5%, según las proyecciones de la CEPAL. En particular, Uruguay y Paraguay crecerán un 7% y Argentina lo hará en un 6,5%, aunque estudios privados sitúan ese crecimiento por encima del 8%.
¿Tiene el mayor impulso de la actividad económica su correlato en las expectativas sobre la performance de los mercados bursátiles emergentes?. En mi opinión parecería una realidad. Las perspectivas para los mercados accionarios de la periferia lucen atractivas, aunque no podemos omitir la globalización y la interrelación existente entre dichos mercados y los mercados accionarios del centro. De mediano plazo, las acciones latinoamericanas y las asiáticas, excluyendo Japón, aparecen como importantes oportunidades para lograr una inversión rentable.
Por primera vez en la historia, los países de la perfieria están haciendo el tan esperado “catch up” en relación a las economías del centro. China ya superó a Japón como la segunda economía más importantes a nivel global. Para 2025 se espera que sea la primera potencial mundial, superando a los Estados Unidos. Asimismo, Brasil aparece como una potencia que va en camino a posicionarse entre las economías “top five” en los próximos quince años.
La oportunidad existente es histórica. Altos precios promedio de las materias primas, niveles de tasas de interés increíblemente bajos, apetito por riesgo en los inversores globales, etc. La llave está al alcance de la mano, pero se deben evitar los errores cometidos en el pasado.
Las buenas instituciones, la eficiencia en la administración de recursos y evitar los excesos persistentes parecen constituirse en elementos esenciales a respetar si finalmente la periferia quiere alinearse al centro y tener voz en las decisiones económicas a nivel global.