El 9 de octubre de 2007 es una fecha memorable para los amantes de las estadísticas bursátiles. Ese día, el índice de acciones S&P 500, el más importante del mundo, alcanzó su nivel de cierre más elevado de su historia: 1.565,15 puntos.
Mientras que por esos tiempos todo era alegría entre operadores, analistas e inversores, por detrás se estaba gestando lo que fue una de las peores crisis económicas que sufrió Estados Unidos, solamente comparable con la Gran Depresión del ’30.
Rápidamente comenzaron a verificarse escandalosos problemas con el mercado hipotecario de ese país y la palabra “subprime” fue la más utilizada en el ámbito bursátil por los siguientes años.
Apenas 15 meses después de esa gran algarabía verificada, el mismo índice de acciones se encontraba en 735 puntos, mostrando un retroceso de más del 50%:
Fuente: Yahoo! Finanzas
Por estos días, se habla de que pronto el S&P 500 estará sobrepasando los 1.565,15 puntos del récord alcanzado para otorgar nuevas satisfacciones a los inversores.
Lo extraño es, quizás, que la situación económica de la principal potencia global dista de ser la mejor. Y no solo eso. El mundo tampoco parece estar en las puertas de un excelente e inolvidable año de crecimiento económico, por lo que las grandes empresas multinacionales que integran el S&P 500 también tendrán desafíos para incrementar sus ventas.
Sin embargo, nos encaminamos a quebrar nuevos récords…
El principal fundamento que encontramos para justificar el rally alcista de las acciones es la abundante liquidez mundial, básicamente propiciada por todos los bancos centrales del mundo, con la FED a la cabeza.
El dato no es menor. La Reserva Federal destina mensualmente 85 mil millones de dólares a comprar bonos hipotecarios en los mercados, acción que se complementa con una política de tasas de interés “cero” desde hace más de tres años.
Sin embargo, toda gran bonanza llega a su fin. Y en estas últimas semanas hubo algún indicio de esto en las “minutas” de las FED, con algunos integrantes del Comité poniendo reparos sobre los costos que puede provocar la actual política de estímulo.
No me refiero que el final de la inyección de dólares irrestricta sea inmediata, pero quizás los inversores deban empezar a cambiar su manera de proyectar el futuro.
¿Qué ocurre con el oro?
El metal precioso atraviesa una gran corrección bajista fundamentada en la reducción de las tenencias de los principales hedge funds del mundo,los cuales buscan mayores rendimientos en activos más riesgosos.
Sin embargo, los fundamentos de largo plazo que sustenta la demanda de oro siguen intactos: los bancos centrales han comprado más oro en 2012 que en los últimos 48 años, la demanda de inversores minoristas en China crece exponencialmente y los niveles de dólares, euros, yenes y libras en el sistema financiero global están en sus máximos.
Sin embargo, el oro sigue estando bajo presión…
¿Será el momento de una reversión de esta última tendencia?
El siguiente gráfico puede ayudarnos a revelar lo anterior:
Fuente: Yahoo! Finanzas
Mientras el S&P 500 perdió más del 50% en los 15 meses posteriores de su récord histórico, el ETF de oro (GLD) ganó un 30% en ese período.
¿Tendremos un nuevo comportamiento semejante? ¿O simplemente el metal amarillo ha perdido su brillo por siempre?