Las acciones de empresas vinculadas al sector de la construcción en los Estados Unidos se encuentran en la mira de los inversores tras haber sido una de las vedettes del año pasado con alzas que superaron el 78%.
Si bien, las subidas podrían continuar en 2013 los analistas estiman que se producirán en niveles muy inferiores y se moverán de la mano de los resultados que muestren los diferentes indicadores macroeconómicos vinculados a esta industria en el país, aunque con rangos mucho más bajos.
En 2012, las constructoras como Dr. Horton (DHI), Lennar (LEN) y Toll Brothers (TOL), entre otras, vieron subir sus acciones un 88%, 110%, y 78%, respectivamente, algo poco común en este rubro.
Esto se debió, principalmente, a las tasas de interés en los Estados Unidos, que se ubicaron en mínimos históricos y al menor nivel de inventarios que propulsó la demanda de viviendas tras haber registrado su mayor desplome desde 1930.
Con la confianza de los constructores en su nivel más alto en más de seis años y las ventas de nuevas viviendas creciendo a una tasa anualizada del 15,30% y los precios subiendo un 5,50% anual, parece que el mercado inmobiliario lleva camino de superar el desempeño de la economía en general durante los próximos años.
“El sector encontró un punto de inflexión en 2012, lo que es un síntoma positivo. No sólo se ha estabilizado, sino que ha vuelto a mostrar cifras de crecimiento, algo que no se vislumbraba desde antes de la crisis subprime en 2007”, sostiene el economista jefe de Inversor Global, Diego Martínez Burzaco.
Aunque algunos inversores creen haber perdido el tren de las oportunidades después de las impresionantes alzas bursátiles del año pasado, todavía queda vapor en este tren.
“Los precios de las acciones en el mercado de bienes raíces todavía son muy bajos, al igual que los niveles de actividad desde un punto de vista histórico, por lo tanto, queda un buen recorrido alcista de mediano y largo plazo”, afirma el analista de Sala de Inversión Andrés Cardenal, quien añade que aunque “no va a ser todo color de rosas, a medida que el mercado recupera comenzarán a salir a la venta activos que no estaban en oferta debido a los bajos precios, elevando el inventario.
Un crecimiento saludable para el inicio de construcción de viviendas sería de 1,50 millones de unidades anuales y, si desde 1959 a 2007 no se bajó del millón, en los últimos cinco años el promedio osciló entre 500.000 y 800.000.
Aunque este ajuste era necesario para quemar los excesos de inventario acumulados a mediados de la década del 2000 en plena efervescencia del boom inmobiliario (más tarde burbuja), hoy en día la oferta y la demanda están cerca de alcanzar un equilibrio que podría dar lugar a un constante aumento en los inicios de obras.
Pese a esto, las compras de los inversores se encuentran frenadas debido a tres razones fundamentales. La principal es el temor a que no quede mucho valor por destapar tras las abruptas subidas que tuvieron las acciones líderes del sector en 2012.
Nadie busca invertir antes de que ocurran correcciones significativas. “No sería de extrañar que en algún momento se produzca un ajuste dado que estas acciones han subido mucho durante el último año. Sin embargo, al ser positiva la tendencia de largo plazo, todavía hay potencial alcista en muchas empresas”, asegura Cardenal.
Martínez Burzaco, coincide y agrega que “las acciones del sector están baratas, en términos relativos. A pesar de la fuerte recuperación, sus múltiplos son saludables. Por ejemplo Dr. Horton tiene un P/E de 8,30x y un P/Valor Libro de 2,10x. Son ratios que indican que todavía tienen recorrido“.
No obstante, en los niveles actuales del mercado los analistas destacan que hay que andar con pies de plomo ya que estos papeles “son bastantes pro cíclicos y la explosiva subida de todo el mercado genera cierta cautela en el corto plazo. Cualquier corrección significativa, en torno al 5%, quizás sea aun buen punto de entrada”, agrega el especialista de Inversor Global.
Otra de las razones que frenan las compras de los inversores es la lenta recuperación que viene mostrando el crecimiento de la economía en los Estados Unidos, que se ha tornado en el mayor obstáculo para la industria.
Cardenal destaca que “obviamente, la marcha de la economía de los EE.UU. con sus temas políticos es siempre un riesgo, pero los problemas que puedan surgir serán transitorios, la tendencia de largo plazo es al alza“.
Finalmente, el último escollo que ven los inversores para adquirir estos papeles es la escasez de mano de obra en el sector de la construcción, como recientemente afirmó David Crowe, economista senior de la Asociación Nacional de Constructores, que además señaló que “muchos constructores se quejan de que no encuentran suficiente personal, ni subcontratistas, y son incapaces de obtener la mano de obra necesaria para construir incluso las órdenes (backlog) en sus libros”.
Esto podría ejercer presión en la cadena de abastecimiento disparando los salarios y el precio de las propiedades, pisando a su vez el freno del crecimiento de este rubro y achicar los márgenes operativos brutos de las empresas.
Aunque podría pensarse que todas las acciones del sector acabarán beneficiándose de este retorno a la normalidad, siempre es necesario separar las buenas manzanas de las malas. Entre las apuestas del sector, Martínez Burzaco destaca a la constructora de viviendas de lujo Toll Brothers.
“Se enfoca en un segmento de mayor poder adquisitivo, lo cual le permite obtener mayores márgenes de ganancia por precios más altos. El grupo demográfico al cual apunta tiene muchas ventajas, como mejor calificación crediticia, menores tasas de desempleo y una preferencia por viviendas nuevas en lugar de pre existentes”, resalta.
Por su parte, Cardenal agrega que “financieramente (Toll Brothers) ha tenido mejor performance que muchos de sus competidores, tanto en ventas como en la reducción de deuda y aumentos de rentabilidad”.
Sin embargo, los analistas internacionales sondeados por Thomson/First Call le ven poco margen de crecimiento a sus papeles ya que en promedio estiman un precio objetivo de 37 dólares frente a los 36,42 en los que se encuentra actualmente.
A su vez, Martínez Burzaco también señala entre sus favoritas a “Standard Pacific Corporation (SPF) una pequeña empresa del sector, que tiene una interesante potencialidad, aunque es una acción extremadamente volátil con un beta de 2,40. Sus múltiplos son atractivos: P/E de 6,35x y P/VL de 1,35”.
En esta caso, los especialistas consultados por Thomson/First Call estiman una mejora un poco mayor ya que fijaron un precio objetivo promedio de 8,25 dólares frente a los 7,85 actuales, lo que implica una perspectiva de apreciación del 5,10%.
Las empresas del sector energético argentino se encuentran al borde del colapso. Los inversores lo saben bien, desarman posiciones, y así, sus acciones se derrumban en Bolsa. Los analistas ya no confían en que el Gobierno autorice un aumento de las tarifas, uno de los motivos principales del presente de números rojos de estas compañías. Y aseguran que invertir en el sector es demasiado riesgoso, incluso en un horizonte temporal de mediano plazo.
En los últimos doce meses, los papeles de las eléctricas Central Puerto, Edenor, Endesa Costanera, Pampa Energía y Transener cayeron en promedio un 50% en la Bolsa porteña. Pero la situación que atraviesa, por ejemplo, Edenor- la mayor distribuidora de electricidad del país en términos de números de clientes y de electricidad vendida- se extiende también a muchas otras empresas prestadoras de servicios públicos, que fueron privatizadas en los ’90.
En el sector del gas, la semana pasada, Transportadora Gas del Norte –que opera en forma exclusiva los dos gasoductos que existen en las regiones norte y centro del país- solicitó su concurso preventivo de acreedores, que fue rechazado por la Justicia, y fue suspendida en Bolsa. En tanto, Metrogas permanece intervenida por el Gobierno desde junio de 2010, cuando entró en default. Y se especula con que el Estado tomará el control definitivo de la distribuidora de gas para evitar su quiebra.
En su pedido a la Justicia, TGN declaró que la falta de actualización de sus tarifas y los mayores costos derivaron en pérdidas operativas en los últimos cuatro trimestres, lo que tornó insostenible el plan de reestructuración de su deuda, pendiente de aprobación judicial desde octubre de 2009, tras alcanzar una aceptación de casi el 88% de sus acreedores. La empresa debe 347 millones de dólares, y desde diciembre de 2008 está intervenida por el Gobierno.
A su vez, el mismo día que TGN pedía su concurso, el lunes 4 de junio, las acciones de Edenor fueron las más perjudicadas en Bolsa: cayeron un 5,5%: los inversores temen por su elevada deuda en dólares y por las dificultades que tiene la compañía para cubrirse contra fluctuaciones del tipo de cambio. Edenor pertenece al grupo Pampa Energía, que perdió 71,4 millones de pesos argentinos en el primer trimestre del año. En el mismo periodo, Edenor sufrió pérdidas aún mayores: 90,60 millones de pesos, un 80% más que en el primer trimestre de 2011.
El viernes pasado, la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s bajó su calificación de CCC+ a CCC, argumentando que se prevé que continúe el pobre desempeño financiero de la compañía en la segunda mitad del año, por “los actuales altos riesgos políticos y regulatorios y la falta de ajustes de tarifas”. Por el mercado corre el rumor de que Edenor podría ser la próxima compañía expropiada por el Gobierno, tras el caso de la petrolera YPF.
También está el caso de Transener, la mayor transportadora del país de energía eléctrica de alta tensión. Standard & Poor’s redujo a B- la calificación de su deuda. Y este año, la compañía pidió una medida cautelar para que el Estado le pague una deuda de 100 millones de pesos. Un 25% del capital de Transener pertenece a Pampa Energía.
En el sector, los tapones están a punto de saltar. “Si no aparece la plata de los sueldos, el lunes hay paro en Edesur y Edenor”, dijo ayer desde su cuenta personal en Twitter, Oscar Lescano, jefe del sindicato Luz y Fuerza. Citando al sindicalista, el diario Clarín había publicado que Edenor y Edesur tendrían problemas en julio para pagar los sueldos.
Un sector con perspectivas de mayor deterioro
Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global, es categórico. “El sector de servicios públicos no reviste ningún atractivo en el corto plazo ni en el mediano plazo”, dispara. El experto no ve intenciones de cambio por parte del Gobierno en la aplicación de medidas y políticas hacia el sector, ya sea tarifas públicas o incentivos para invertir.
Según Martínez, “viendo lo que ocurrió con YPF, creo que de surgir un nuevo problema energético, las empresas serán el chivo expiatorio del Gobierno y podrían ser víctimas de nuevas expropiaciones”.
El responsable del área de Research de Puente, Leonardo Bazzi, apunta que “Edenor probablemente podría tener problemas para pagar su deuda en dólares y para el pago de salarios. En el mercado existe el rumor de que el Estado tome mayor control de CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima), con lo que la empresa sería beneficiada”.
Según Bazzi, “la situación en algunos casos es delicada a nivel financiero y se va a mantener la volatilidad en este tipo de acciones. Pero muchos creen que el Gobierno va a intervenir para asegurar que el servicio no sea afectado”.
La visión de Andrés Cardenal, analista CFA Charterholder, es similar: “En el caso de Edenor, la empresa sigue perdiendo dinero y tiene una situación financiera comprometida; si no se le da un aumento de tarifas, tarde o temprano terminará quebrada”. Este experto también cree que probablemente, la compañía entrará en default y el Gobierno se hará cargo de la empresa mediante negociaciones con los acreedores.
El economista jefe de Inversor Global agrega que “estas compañías están en zona de pérdida operativa, con costos crecientes y precios congelados de sus ventas, mostrando una dinámica peligrosa. Además, tienen deuda en dólares, con lo que implica hoy tener pasivos dolarizados en un contexto de complicaciones en el sistema cambiario argentino. La depreciación del dólar le genera pérdidas financieras”. Andrés Cardenal redondea el pronóstico negativo, diciendo que “con los números al rojo vivo es muy poco probable que la empresa invierta, entonces es complicado compararlas con otras compañías de la región. El tema de las tarifas no solo impacta en la rentabilidad actual del negocio, afecta también a las inversiones de la empresa y, por lo tanto, su capacidad de operar eficientemente en el futuro”.
En Puente creen que el sector tiene una visión muy estable: “no esperamos cambios y no vemos valor en el corto plazo: la situación financiera no es saludable; al sector le llevará algunos años volver a ser rentable”. El jefe del área de Research de esta firma asegura que “las perspectivas son de un mayor deterioro en el futuro. Podría haber canje de deuda o reestructuración de la misma. Vemos valor en el largo plazo, en caso que la deuda se reestructure y se desregulen las tarifas”.
Diego Martínez Burzaco concluye: “no veo atractivos o drivers para invertir en el sector energético argentino. Las acciones argentinas, en general, remiten un alto riesgo, pero de elegir una apuesta especulativa, seguramente no lo haría ni en Pampa Energía, ni en Edenor ni en TGN”.