$ 617.000 millones de pesos es lo que debe afrontar de vencimientos de Letras el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Al cierre del dólar mayorista de ayer, equivale a US$ 25.600 millones, prácticamente un 48% de las reservas internacionales de la entidad.
La corrida cambiaria en Argentina continuó el lunes, con el peso cayendo un 8% frente al dólar a su nivel mínimo histórico. Claro está que esta aceleración de la caída de la moneda doméstica estuvo influida por el contexto externo más desfavorable para los mercados emergentes, pero con mucho condimento local vinculado con la imposición de impuestos a la renta financiera, la pérdida de autonomía del propio banco central y la intromisión de la política en la seguridad jurídica del camino de las tarifas de luz y gas, situación que deterioró aceleradamente la confianza delos inversores.
Los bonos en dólares cayeron más de 10%, arrastrando al riesgo país al borde de los 500 puntos básicos, el nivel más elevado previo a la salida de la cesación de pagos (default) en abril del año pasado.
Con la memoria de fuertes y recurrentes crisis cambiarias y de deuda en Argentina, los ahorristas e inversores desarman sus posiciones en activos de riesgo y se refugian en la divisa norteamericana, algo que supo ser un refugio decente para atravesar situaciones anteriores de estrés financiero.
Se entiende la situación actual de pánico, sobre todo porque no existente un anclaje claro de las expectativas hacia adelante. En esto, el rol del BCRA debe ser central.
¿Cuál es el tipo de cambio de equilibrio que busca la entidad? ¿Cuáles la etsrategia puntual para defender el valor de la moneda? ¿Cuán transitoria son las tasas de interés actuales?
No hay respuestas ciertas ni claras hasta el momento. Y eso intranquiliza ya que el inversor siente que está navegando por aguas turbulentas sin brújula alguna.
Tampoco está claro el por qué el acercamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI): ¿Acaso la situación de insolvencia es más grande de lo que uno podría haber estimado inicialmente? Nuevamente la memoria reciente juega una mala pasada para el inversor local en particular y el argentino en general.
La palabra FMI tiene una connotación claramente negativa, que es asociada al instante con situaciones de crisis económicas, confiscación de depósitos y sufrimiento social.
Sin embargo, en mi opinión, la situación dista bastante de la explosión del sistema de Convertibilidad que se dio en 2001.
En primer lugar, el régimen cambiario es de flotación libre o administración sucia, distinto al tipo de cambio fijo de por aquel entonces.
En segundo lugar, no hay un descalce cambiario significativo entre las entidades bancarias, situación que sí se observaba a fines de 2001.
Finalmente, no hay una profunda recesión económica como la que vivía Argentina por aquel entonces.
Es cierto que estos argumentos son sólo algunos alicientes para poder enfrentar la crisis de confianza actual. Pese a esto, quienes aún no dolarizaron sus carteras observan que el costo de oportunidad de hacerlo ahora es muy elevado.
El peso argentino perdió un 34% contra el dólar en lo que va del año, mientras que las tasas de interés para renovar las letras del BCRA se ubican por encima del 40% anual.
Claramente hay un juego de expectativas mediante:
¿Podrá el BCRA salir fortalecido de esta licitación? ¿El dólar seguirá subiendo a una velocidad mayor que la tasa de interés? ¿El peso tocó un piso?
Nuevamente, hay mucha incertidumbre sobre estas respuestas. En mi opinión personal, existen dos motivos por apostar, una parte del portafolio, a esta elevada tasa en pesos:
- Una parte no menor de los vencimientos de Lebac de este día está en manos de fondos institucionales domésticos que ya fueron “apalabrados” para que participen en la subasta.
- El tipo de cambio real multilateral se encuentra en niveles similares a los de la salida del cepo cambiario a comienzos de 2016, lo que sugiere que parte de la competitividad sobre tipo de cambio ya fue alcanzada.
Los riesgos están a la vuelta de la esquina, aunque también así la posibilidad de obtener una interesante tasa de interés que más que compense la actual volatilidad.