Entrevista en diario La Prensa

Este año ganaron las energéticas y las acciones vinculadas a las empresas de agronegocios, asegura Diego Martínez Burzaco. El 2016 estuvo dividido en dos: la primera parte fue buena para el mercado financiero, pero en la segunda la recesión económica resultó un lastre para la Bolsa. El estrellato de las Lebac. Los bonos inundaron la plaza internacional.

Por Gustavo García para La Prensa

A la hora del clásico balance de fin de año, para el sector financiero y bursátil el 2016 parece partido al medio. El primer semestre de la gestión Cambiemos albergó medidas duras pero, al mismo tiempo, cobijó cierta sensación de esperanza. Algo así como la confianza propia de quien está mal pero cree en una pronta recuperación.

Que la actividad económica se haya ahogado cruzando el Rubicón hacia el segundo semestre tuvo un impacto de consideración en los mercados. Finalmente los brotes verdes nunca llegaron, o al menos no lo hicieron en la proporción pronosticada por el Gobierno, y el año terminó yendose poco a poco, con alta inflación y fuerte caída del consumo. Los inversores y ahorristas, de gatillo celoso, reaccionaron dolarizando carteras y tomando recaudos.

La política también hizo lo suyo. No sólo dejó su huella este año, sino que proyecta sobre 2017 un escenario de incertidumbre y volatilidad. La asunción de Donald Trump y las elecciones legislativas locales son elementos suficientes como para poner en alerta a ese órgano sensible llamado mercado. Y en este contexto, como asegura Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global, surgen atractivos los papeles bancarios, las empresas vinculadas a los agronegocios y las energéticas. Para los bonos, mejor wait and see.

-¿Cómo evalúa el año que termina en el terreno bursátil?

-En materia bursátil considero que pueden marcarse dos momentos con características distintas. El primer momento ocurrió a partir del mes de febrero, cuando se estaba negociando el acuerdo con los holdouts, que finalmente se selló en abril. Ahí hubo un auge en el mercado y además se esperaba la recuperación de la economía para el segundo semestre.

-¿Cuál fue el otro momento?

-En el último trimestre del año, en cambio, ya tuvimos una economía que definitivamente no se recuperó. Hubo mayor incertidumbre en materia internacional tras la victoria de Donald Trump y la posibilidad cierta de que la Reserva Federal suba las tasas. A eso hay que sumarle la última gran disputa política en la Argentina en torno a la ley para reformar el impuesto a las Ganancias, con la decisión de gravar la renta financiera. Eso tuvo un impacto claramente negativo.

GANADORES

-¿Quiénes fueron los ganadores del 2016? ¿Qué papeles obtuvieron mayores rendimientos?

-Hubo dos sectores bien particulares que ganaron con fuerza. El primero está vinculado a todo lo que tiene que ver con el sector energético, sobre todo con las empresas eléctricas y gasíferas, que se vieron influenciadas por la quita de subsidios y la inminente suba de las tarifas. El comienzo de esta política fue agresiva, pero luego se ingresó en una fase gradual. Sin dudas esto significó un cambio de paradigma para todas las acciones del sector, ya qu ese esperan inversiones. Argentina necesita energía para volver a crecer.

-¿Hubo otras acciones de alto rendimiento?

-El segundo sector con fuertes beneficios fue el agrícola. Las primeras medidas del Gobierno pasaron por la quita de las retenciones a buena parte de las exportaciones en granos, se produjo el sinceramiento del tipo de cambio y hubo un marco de reglas de juego más claras. Por ejemplo, se normalizaron las exportaciones para el sector agropecuario, pero también las importaciones de insumos, lo cual ayudó a generar la reactivación del sector. Las acciones vinculadas al campo dieron el gran salto.

-¿Cuáles tuvieron una performance más desafortunada?

-Las acciones vinculadas a la industria, un sector que este año se derrumbó, y todo lo que se asocia al consumo interno, que fue seriamente afectado.

-Usualmente los bancos suelen estar al tope del podio. ¿Qué ocurrió esta vez?

-El comienzo del año fue muy bueno para los papeles bancarios a partir de la salida del default y el arreglo con los holdouts, pero la segunda parte fue mala. El sector financiero venía ganando mucho dinero durante los gobiernos kirchneristas y una de las razones fueron las buenas utilidades de bonos que se revalorizaron. Pero este año bajó la demanda de crédito y el proyecto de gravar la renta de los plazos fijos podría ser muy grave en términos del fondeo que habitualmente captan los bancos.

-¿Qué proyecta para el año próximo?

-En 2017 creo que seguramente tendremos una economía que se recuperará. No sé si esa recuperación va a llegar al bolsillo del ciudadano común, pero como inversor apostaría al sector agrícola. Esperamos una buena cosecha con precios internacionales que están sostenidos, siempre y cuando no pase nada raro. No son precios altos, pero están sostenidos. Si se produce la recuperación de la actividad local, será un buen momento para invertir nuevamente en los papeles bancarios. Si no prosperan los gravámenes sobre la renta financiera y los plazos fijos, y se recupera el mercado doméstico, los bancos pueden andar bien. En la última gran suba del Merval los bancos quedaron al margen, con lo cual hay expectativa de que den el salto.

LOS BONOS

-¿Qué lectura hace del rendimiento de los bonos argentinos este año?

-El análisis es parecido a lo que ocurrió con la renta variable. Hubo una fuerte recuperación de los bonos argentinos hasta septiembre, tanto de los títulos en dólares, por la caída del riesgo país, como de los denominados en pesos por la paulatina rebaja de la inflación y las nuevas colocaciones que logró el Gobierno a tasas fijas. Después de septiembre se complicó todo porque la reactivación no llegó y el déficit fiscal en lugar de acometer una reducción gradual como dijo el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, pegó la vuelta y comenzó a crecer. Las cuentas están bastante deterioradas en términos fiscales. El triunfo de Donald Trump implicó una suba de los bonos de los Estados Unidos y eso le pegó a todos los bonos. Se había producido una buena recuperación, pero quedó a mitad de camino.

-¿El mercado empieza a saturarse de los bonos argentinos luego de la masiva emisión nacional y de las provincias?

-Claramente Argentina fue el país emergente que más deuda emitió por lejos durante el 2016, pero gran parte de eso fueron los 20.000 millones de dólares para cancelar el arreglo con los holdouts. Argentina estuvo mucho tiempo aislada de los mercados y se puso un poco al día. El año próximo veremos qué ocurre si aumenta la tasa de financiamiento, que será más elevada seguramente. Hay que ver qué ocurre con el crecimiento de la economía argentina y el déficit fiscal. Si se encarrilan ambos, podremos estimar que baje el costo de la deuda. Pero de acá hasta febrero, cuando se cumpla un mes de Donald Trump al frente del Gobierno de los Estados Unidos, seguiremos así.

¿Qué pasó con las emisiones corporativas?

-Luego de la salida del default muchas empresas se lanzaron al mercado y aprovecharon la menor tasa para recomprar deuda vieja y tener deuda nueva más baja. Hicieron un rollover, un movimiento financiero con su propia deuda. Es cierto que hubo poco endeudamiento destinado a la estructura productiva, pero algunas firmas lo hicieron tímidamente. Creo que vamos a ver un sector privado más cauteloso en los primeros meses del año. Si las tasas son atractivas habrá más emisiones corporativas. Hubo este año mucha más actividad que antes, pero nada si se lo compara con las emisiones de las provincias.

INFLACION

-En la última semana hubo un marcado aumento del riesgo país. ¿Qué lee el mercado en el presente argentino?

-Creo que analizan dos cosas: el paradigma Donald Trump cambió el escenario. No creo que tengamos un futuro de alta inflación mundial que obligue a llevar las tasas a un nivel elevadísimo, pero que comiencen a subir es un punto de inflexión. Subió el riesgo país de todas las naciones. Y por otro lado está el ruido político interno en la Argentina por el debate sobre Ganancias. Además, los números fiscales y la necesidad de financiamiento para el año próximo generan un llamado de atención. Si finalmente se produce el crecimiento de la economía y la reducción del gasto, esas serían buenas señales para el mercado y el riesgo país bajaría.

-¿Cuál fue la estrategia para cubrirse de la inflación?

-Hubo un cambio de paradigma. El año pasado los inversores que eran menos sofisticados solían tomar al dólar como activo de cobertura y eventualmente entraban en algún plazo fijo. Este año se descubrió como alternativa al plazo fijo las Lebac del Banco Central, que ofrecen tasas mucho más altas, alineadas con la inflación. Además, con el dólar estable, eso permitía una tasa de interés en dólares atractiva. Hay que recordar que la tasa del Banco Central llegó a tocar el 39%. Por otro lado la Bolsa, sobre todo las acciones y algunos bonos, actuaron mucho mejor como refugio de la inflación, tomando posiciones de riesgo. Este año la Bolsa cierra con un alza del 45% y hubo papeles que subieron más del 100%. Quien supo armar un portafolio diversificado obtuvo una buena rentabilidad. Hubo quienes le ganaron a la inflación.

5 gráficos que explican el efecto Trump sobre Argentina

La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos del 8 de noviembre último sorprendió a propios y a extraños. Y más allá de la incertidumbre que genera de cara a futuro, en el corto plazo este evento político está teniendo mucho más impacto negativo en los mercados emergentes que en el propio Estados Unidos.

En este sentido, Argentina está siendo uno de los países más damnificados por la Revolución Trump, al menos en el corto plazo. Para entender bien lo que pasa, veamos los siguientes cinco gráficos.

1- El derrumbe del Merval

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El índice Merval, principal indicador bursátil argentino se derrumbó un 8,6% en los últimos 3 días, mostrando la aversión al riesgo de los inversores sobre las economías emergentes y empeorando las condiciones financieras domésticas.

2- Posible cierre de mercados comerciales

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La acción de San Miguel (SAMI), principal exportadora de limones del mundo, cayó 22,6% en estos últimos tres días. Y no se trata de una caída de una acción particular, sino que refleja las dificultades comerciales que podrían regir entre Trump y Macri en el futuro. El Gobierno había anunciado la vuelta del negocio de exportación de limones a Estados Unidos y sólo faltaban detalles para concretarlo. Sin embargo, el triunfo Trump puede tirar para atrás esa apertura del mercado y la firma así lo hizo saber. Y no solo la exportación de limones está en juego, sino la de carne y otros productos primarios.

3- El salto del Real Brasileño

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La salida de fondos de los mercados emergentes han generado fuertes presiones cambiarias en Latinoamérica, sobre todo en nuestro principal aliado comercial como Brasil. El real se depreció un 7% desde el miércoles al viernes. Esto pone presión a la competitividad argentina ya que el peso prácticamente no se depreció contra la divisa estadounidense.

4- La soja a la expectativa

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La suerte para los commodities fue dispar, ya que los metales industriales subieron con la esperanza de que el plan de infraestructura de Trump impulse su demanda, pero los agrícolas no tuvieron la misma suerte. La soja, en tres días, cayó un 2,2%. Hay que seguir de cerca esto…

5- Sube el costo del Financiamiento

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Este es el impacto más fuerte, a priori. Trump impulsa tasas de interés más altas para Estados Unidos y la Reserva Federal seguramente subirá su tasa el 14 de diciembre. El retorno de un bono del Tesoro estadounidense a 10 años subió de 1,85% a 2,15%, el valor más alto desde enero. Para Argentina, que necesita financiamiento de más de US$ 30.000 millones el año próximo, será un costo mayor si persiste esta tendencia.

Veremos cómo sigue esta película, pero la foto a hoy luce poco alentadora en el corto plazo.

Participación en After Markets en Radio Cultura

bonos-provinciales

En esta oportunidad participé del programa de radio #AfterMarkets en Radio Cultura donde hablamos de inversiones, elecciones presidenciales, commodities, acciones y bonos. Junto a Julián Yosovitch intentamos desarrollar una estrategia de cara al evento político del año.

Podés escucharlo en el siguiente link:

https://soundcloud.com/aftermarkets979/aftermarkets-04112016-con-diego-martinez-burzaco-diegomb80-y-melimanfredi#t=18:01

¿Está el Merval en una burbuja?

Columna de opinión publicada en Apertura.com

La economía argentina está mostrando algunos “brotes verdes”, quizás más lento de lo esperado, para esperanzadores de cara al 2017 en términos de actividad económica.

Sin embargo, en el mercado financiero la situación es completamente distinta. Un masivo ingreso de inversiones financieras ha hecho subir los precios de los bonos, bajar el riesgo país y hacer crecer mucho el precio de las acciones.

Precisamente, relacionado con esto último, vemos que el índice Merval, el principal exponente bursátil de nuestro mercado de capitales, ha quebrado por primea vez en su historia los 17.000 puntos. Medido en pesos, el índice está en su máximo nivel histórico.

Y esta situación es la que lleva a pensar a muchos si dicha alza no ha sido exagerada. “¿No será una burbuja? ¿No volará todo por el aire?”

Desde Inversor Global tenemos una visión de que no lo es. Y a continuación daremos algunos puntos claves para determinar el por qué.

Pero antes de avanzar con el análisis, es muy importante definir qué es una burbuja:

Una burbuja en un mercado bursátil es cuando los precios de las acciones crecen sin fundamento alguno a niveles extraordinariamente elevados y luego, por cualquier motivo circunstancial, esas sobre valuaciones salen a la luz y el mercado se desploma en un porcentaje relativamente alto, como puede ser un 30% o 40%.

Un caso concreto es la explosión de la burbuja tecnológica en Wall Street, en 1999, cuando el índice Nasdaq cayó 51% en menos de dos años.

Aclarado esto, encuentro tres motivos esenciales por las cuales el Merval está lejos de ser una burbuja:

1. En dólares no es desorbitante

Uno de los primeros argumentos para decir que el Merval está sobre valuado es mencionar que, en dólares, el nivel actual está en su máximo histórico.

Si bien esta afirmación es cierta, ya que el Merval se encuentra cerca del nivel de US$ 1.100 superando la barrera anterior de US$ 900 que se había manifestado en 1992, lo cierto es que el poder de compra del dólar dos décadas atrás es muy distinto al actual.

Así, el argumento pierde fuerza cuando se mide el poder adquisitivo de los dólares en el año 1992 contra los dólares en la actualidad.

2. Las valuaciones de mercado no están lejos de las valuaciones contables

Un ratio interesante para observar cuan alejadas están las valuaciones de mercado de las compañías públicas respecto el valor que muestran en sus hojas de balance es el que relaciona ambos conceptos a través del Precio / Valor Libro.

En la actualidad, para el conjunto de las 23 empresas que forman parte del Merval ese ratio se ubica en 2,0 veces, lo que no es un dato alarmante ni mucho menos.

Señales de exacerbación, euforia desmedida y sobre confianza se vinculan más con niveles cercanos a 4,5 veces o 5 veces la relación Precio / Valor Libro.

Desde este punto de vista, entonces, tampoco tenemos una burbuja.

3. El valor “real” del Merval

Finalmente, hay un dato que no debemos desconocer para determinar si el índice está en niveles de burbuja: la inflación acumulada.

Desde 2003 a la fecha, la inflación acumulada se acerca a casi 1.000%. Sin considerar lo anterior, podemos ver distorsionado el análisis de fondo.

Los precios actuales en pesos de las acciones son nominales y NO reales, es decir, no contemplan la inflación acumulada. Cuando consideramos esto, deflactando el precio de las acciones por el alza del costo de vida de la última década, los valores con los que nos topamos son sumamente razonables.

De esta manera, para mi NO hay una burbuja en el Merval. Sin embargo, esto es muy distinto a afirmar de que no pueda venir una baja del mercado.

¿Es posible una corrección?

Sí.

Como sabemos, el mercado se anticipa a los ciclos económicos. Y gran parte de esta suba de la Bolsa estuvo impulsada por las expectativas de los inversores sobre la recuperación de la economía. Si esto tarda más de lo previsto en llegar, entonces las expectativas optimistas irán mutando hacia más pesimistas y esto se verá reflejado en las cotizaciones de las acciones.

Entonces, una corrección de 10% / 12% en el mercado puede sobrevenir, lo cual es sano para la Bolsa en general, pero lejos está de representar la explosión de una “burbuja”.

No hay que tener miedo al mercado, ni a las cotizaciones. Siempre respeto y buscar el momento exacto (timing) de saber cuándo es el momento de comprar y cuándo el de vender.

Un Merval más representativo (y para todos)

El segundo semestre para la economía no ha llegado aún, pero algo muy distinto está  ocurriendo con las acciones argentinas y más específicamente el índice Merval.

Hoy, 3 de octubre, es un día importante para los que buscamos el desarrollo del mercado de capitales como vehículo para captar el ahorro privado. Y este hito tiene que ver con la nueva cartera del Merval que regirá en el último trimestre del año.

Resulta que ocho nuevas empresas (Holcim, Carboclor, Telecom, Central Costanera, Central Puerto, Celulosa, Transener y Agrometal) se suman a las 15 preexistentes en la cartera del índice, llevando el número total a 23 empresas.

La cartera del índice Merval no tenía tanta representación desde hace 8 años (último trimestre de 2008). Y lo más importante es que con esta nueva composición la economía argentina está mucho más representada en términos de los sectores económicos más dinámicos.

Con esta nueva cartera se rompió la “petróleo-dependencia” que tenían las acciones locales, donde Petrobras Brasil, una empresa extranjera, solía explicar más del 25% de los movimientos del índice.

Ahora el sector petrolero sigue siendo el más destacado, con el 26,6% del share, pero también pisan fuerte los bancos con el 18% de participación y energía con el 16%.

También importante es la presencia del sector agrícola, de la mano de San Miguel, Cresud y Agrometal.

A partir de ahora, cuando hablamos del movimiento diario del índice Merval podemos verlo en forma más desgaregada y representativa de las expectativas sobre la economía argentina en general.

Merval

¿Qué implica este cambio para el inversor?

Es muy importante. Al menos hay tres puntos a destacar:

  1. Que la cartera del Merval tenga más compañías implica que hubo mucho más interés por parte de los inversores en papeles que solían estar olvidados, con bajo volumen, en el Panel General. Eso es un buen síntoma que no solo las empresas más “reconocidas” son las que ganan la atención de los inversores.
  2. Cuando un inversor llega al mercado de capitales de la mano de algún instrumento previamente estructurado, como puede ser un Fondo Común de Inversión que sigue al Merval, estará invirtiendo en una cartera más diversificada, pudiendo reducir los riesgos.
  3. La mayor participación de los inversores en distintas acciones del mercado estimula la mayor profundidad de las plazas bursátiles, permitiendo crear un proceso virtuoso que amplía el menú de oferta disponible para los inversores.

Sin lugar a dudas se trata de una noticia importante, tanto para la economía como para los inversores. Pero, por sobre todas las cosas, para estimular el ingreso de nuevos ahorristas al mercado de capitales de manera de hacerlo plural y accesible para todos.

El mercado es el lugar de encuentro natural de encuentro entre los distintos agentes económicos (inversores, empresarios y Estados) que piensan un país de forma estratégica para el largo plazo.

Guía para invertir en Bonos

Se trata de una de las inversiones “más aburridas” de la Bolsa pero una que no falla nunca a la hora de obtener una renta periódica muy atractiva para tus ahorros. En el día de hoy, te presento a los bonos.

Hace unos días me realizaron una entrevista en el programa Cátedra de Estilo de FM Palermo. En un momento la locutora me consultó lo siguiente fuera del aire:

“Muchos oyentes han comprado dólares y ven que la cotización desciende día a día. ¿Han hecho una mala inversión?”

Entonces fue cuando le expliqué que cuando se compran dólares uno no está invirtiendo, sino que se está resguardando. En este caso, la cobertura es sobre la posible desvalorización del peso respecto la divisa estadounidense.

Pero yo llamo “invertir” a aquel ejercicio por el cual uno aplica un ahorro para hacerlo crecer en el tiempo. Cuando uno compra dólares, siempre va a tener la misma cantidad de dólares ya que no se cobra ningún interés por esa aplicación.

La forma más natural de pasar de ser un ahorrista a un inversor es comenzar invirtiendo en instrumentos de renta fija o bonos. Como su nombre lo indica, se tratan de activos que ofrecen una tasa de interés fija a los inversores por un tiempo determinado.

De allí la acepción de renta fija, ya que uno sabe con exactitud cuánto va a ser el dinero que cobrar (y ganará) con esa inversión. Esto ocurre, lógicamente, si quien emitió la deuda asume el compromiso de devolver en capital en tiempo y forma según lo establece las condiciones de emisión de ese bono.

No es un dato menor, porque en Argentina ha ocurrido (más de una vez) que tanto el país, como las provincias y algunas empresas no han devuelto su dinero en los plazos predeterminados y eso terminó costando mucho dinero a los ahorristas.

En este sentido, es importante analizar mucho la capacidad de repago de esa deuda por parte de los emisores.

Pero más allá de esto, me gustaría presentarte una serie de concepto claves para entender bien cómo funciona un bono y cómo podemos comenzar a disfrutar de este nobel instrumento que, a su vez, es uno de los de menor riesgo en la Bolsa.

Emisor: Es el ente que emite la deuda en cuestión asumiendo los compromisos que surgen de las condiciones de emisión del bono. Puede ser una entidad pública (Gobierno Nacional, Provincial o Municipal) o una entidad privada, como una empresa.

Plazo: Indica la fecha de Vencimiento de la deuda en cuestión.

Moneda: Moneda en el cual se emite el bono.

Ley de aplicación: En caso de incumplimiento, cuál es la ley que rige para hacer presentaciones judiciales.

Amortización: Se trata de cómo el emisor de la deuda le devolverá el capital que le prestó cada uno de los inversores. La devolución del capital puede ser totalmente al vencimiento del bono, como se da en la mayoría de los casos, y se denomina “bullet”; o también puede ir devolviendo el capital en cuotas semestrales o anuales. Estos últimos casos son más atípicos pero existen en el mercado argentino.

Tasa de Interés o Cupón: Es la contraprestación que el emisor paga a los inversores por recibir prestado el dinero. La tasa de interés puede ser fija, en un porcentaje anual, o variable, en donde depende de algo que fluctúa en el tiempo.

Calificación de Riesgo: Para medir la capacidad de repago de una deuda por parte del emisor, los mismos acuden a las calificadoras de riesgo para que analicen sus balances y les otorguen una nota. Cuanta más alta es la calificación de riesgo que recibe el emisor, menor probabilidad de incumplimiento del pago de la amortización y los intereses, menor es el riesgo que corre el inversor al comprar ese bono y, por ende, menor es la tasa de interés que el emisor deberá ofrecer como contraprestación. En el caso opuesto, a menor calificación de deuda, mayor riesgo para el inversor, mayor la probabilidad de incumplimiento del emisor y, por ende, más alta la probabilidad de incumplimiento por parte de quien emite la deuda.

Aplicación de los Fondos: Todos los emisores de deuda deben informar para qué utilizarán los fondos que obtiene por la venta de los bonos, sea para pagar otras deudas, aplicar a la contratación de más personal o ampliar una planta o la frontera productiva.

Prospecto: Es el documento en el cual se reúnen todas las condiciones de emisión de los bonos, como ser la amortización, el plazo, la tasa de interés, los riesgos de la inversión y cualquier otra información relevante que pueda ser útil para el inversor.

Para pasar en limpio todo lo anterior, vamos a aplicarlo a un caso real en la bolsa argentina. Vamos a tomar como caso testigo el Bonar 2020, cuyo ticker en Bolsa es AO20.

Analicemos sus características:

Emisor: Gobierno Nacional

Plazo: 5 años.

Vencimiento: 08 de octubre de 2020.

Moneda: Dólares estadounidenses.

Ley de aplicación: República Argentina.

Amortización: Al vencimiento (bullet).

Tasa de Interés o Cupón: 8% anual pagadero semestralmente el 8 de abril y el 8 de octubre de cada año.

Calificación de Riesgo: B-.

Como vemos, este bono nos devuelve cada US$ 1 que le prestamos al Gobierno Nacional el 8 de octubre de 2020. En sus cinco años de vida (fue emitido en 2015), el bono nos pagará un 4% en abril y otro 4% en octubre, haciendo cumplir el 8% de tasa de interés anual. La calificación de riesgo es baja (B-) que refleja el riesgo de invertir en Argentina.

Para tener una idea un bono de máxima seguridad tiene una calificación AAA, más de diez escalones por encima de la calificación del bono argentino. De allí es que la tasa de interés del Bonar 2020 es altísima (8%) contra la tasa que ofrecen países como España del 1% para ese plazo.

Finalmente, el Bonar 2020 está regido por la ley argentina, lo que implica que de haber algún incumplimiento el litigio debe hacerse en la Justicia doméstica.

A priori, un 8% anual en dólares es muy atractivo. Sin embargo, esa no es la rentabilidad real.

Cada bono de estos está cotizando arriba de US$ 1, más específicamente en US$ 1,17 por bono o $ 17,50 pesos. Entonces, al estar pagando más que el valor nominal US$ 1, el rendimiento de ese 4% en abril más otro tanto en octubre es menor al 8%.

Técnicamente se dice que ese bono cotiza arriba de la paridad y que el rendimiento real es menor al cupón. Se trata de otros conceptos para abordar en un nuevo capítulo.

Más allá de esto, ese rendimiento real hoy está en 4,7% anual, infinitamente mayor que el 0% que te da comprar dólares y no hacer nada con ellos.

 

Entrevista Radial en Gestiona Radio (España)

En esta oportunidad te comparto la entrevista radial que me hicieron en Gestiona Radio de España en el programa Tiempo Real. Hablamos de Wall Street, la situación de las acciones, las tasas de interés en Estados Unidos y qué hará la FED en su próxima reunión.

Escuchá la entrevista debajo:

Una mirada detrás del tarifazo

Luz y gas son dos de las palabras de moda que están en la actualidad en la boca de cualquier argentino que vive en la Capital o el Gran Buenos Aires. Tras el ajuste de las tarifas impulsado por el Gobierno y el freno judicial que decretó la sentencia de la Corte Suprema la semana pasada, la discusión sobre el cuadro tarifario se ha convertido en un deporte nacional.

Suele ocurrir en Argentina, donde las pasiones se mueven rápidamente y cada ciudadano se transforma en un erudito de la materia con tan solo leer unos párrafos sobre el tema en cuestión.

Para aportar mayor rigor cualitativo (y cuantitativo) al análisis, es imprescindible recurrir a los números concretos. Y en el caso de las empresas de servicios públicos, tenemos la ventaja de que sus balances están disponibles para todo el público ya que la gran mayoría de estas firmas cotizan sus acciones en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Muchos sectores políticos y representantes de la clase obrera en Argentina han coincidido de que urge revisar las tasas de ganancias de las compañías en cuestión, tratando de ver si son excesivas o no y si se justifica el reacomodamiento de las tarifas impulsado por el Gobierno macrista.

Para todos ellos, les tengo una mala noticia: no hay ganancias en el horizonte sino que, por el contrario, los números del primer semestre son tremendamente deficitarios.

Si tomamos las dos principales distribuidoras de energía eléctrica de CABA y Gran Buenos Aires (y del país), como Edenor y Edesur, más las dos empresas distribuidoras de gas más relevantes del área Metropolitana, como Metrogas o GasBan, la pérdida llega a la escalofriante suma de $ 2.055,8 millones en el primer semestre del año.

1608_Resultados Semestrales

Como se observa, ninguna de las cuatro empresas implicadas en el análisis ha ganado dinero en el primer semestre del año, siendo Edenor la que se encuentra en un estado financiero crítico al verificar una pérdida de $ 1.185 millones en seis meses.

Esto describe un poco, de pie a cabeza, la situación del sector.

La gran mayoría de estas empresas ha recibido subsidios para compensar la suba de costos durante 2003-2015, pero en muchos casos ese dinero no alcanzó. Asimismo, al no tener la posibilidad de ajustar sus precios de ventas, las pérdidas se han ido profundizando de una manera tan violenta que descapitalizó estas compañías.

Y en la actualidad ya no se trata de un problema financiero y de rentabilidad el de las firmas involucradas en el negocio de distribución de luz y gas, sino que ahora se transformó en uno de solvencia.

A lo largo de los años, el Patrimonio Neto (PN) de estas firmas se viene deteriorando fuertemente. Tal es así que, por ejemplo, Metrogas tiene un PN negativo en $ 1.449 millones. Y si sumamos el patrimonio de las cuatro empresas involucradas en el análisis, el mismos da, apenas, $ 1.306 millones.

1608_PN

Para ser más concreto y elocuente: patrimonialmente, las cuatro distribuidoras de gas y luz más importantes del país tienen un valor que representa la mitad del dinero que se destinaría al programa estatal Fútbol para Todos.

Así de distorsionado está todo en un país que pretende recuperar el brillo perdido, pero no sabe ni cómo ni cuándo lo logrará.