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En momentos de turbulencias en los mercados financieros, como los actuales, es preciso volver a las fuentes y reforzar lineamientos básicos que debe seguir un inversor. Una carta de un suscriptor, fue el disparador de esta columna.
Creo que estamos ante el momento más difícil de los mercados financieros desde la gran crisis económica de 2007. No es solo una sensación, sino que detrás hay datos concretos que así lo indican:
Este mix de hechos opera contra los mercados, a pesar de que los índices se mantengan en niveles relativamente altos. En concreto, la mayor volatilidad es el canal donde se manifiesta el mayor nerviosismo de los participantes.
Esto opera claramente contra usted como inversor.
Sobre todo afecta sus emociones y eso puede ser un arma de doble filo para su proceso de decisión de portafolio. En reiteradas ocasiones mencioné la necesidad de separar las emociones de la razón a la hora de definir una estrategia para sus ahorros. Es vital, hasta diría, imprescindible.
Esta vez haré mención a este tema. Pero el disparador es una carta de un suscriptor que recibí durante la semana. La misma empezaba de la siguiente manera:
En una oportunidad, no hace mucho tiempo, presencié una exposición de Trading Bursátil efectuada por el economista jefe de Inversor Global, Lic. Diego Martínez Burzaco. En un tramo de la presentación nos comenta que él se consideraba un inversor bursátil de riesgo moderado.
Me sorprendió agradablemente su comentario dado que nunca había escuchado de algún consejero bursátil realmente muy formado, ningún comentario sobre sí mismo y sus hábitos personales de inversión.
Esto me hizo pensar en las características de la relación entre el inversor y los papeles en los cuales invierte, y loscondicionamientos mentales que lo presionan en su toma de decisiones.
Se acepta que los perfiles de inversión son de tres características de acuerdo a las características personales de la persona de la cual se trate, o sea: perfil agresivo, moderado y bajo.
Hago una pausa aquí. Y destaco la siguiente mención:
Esto me hizo pensar en las características de la relación entre el inversor y los papeles en los cuales invierte, y los condicionamientos mentales que lo presionan en su toma de decisiones.
Esos condicionamientos mentales son dominados por las emociones, que operan de manera negativa en los peores contextos posibles para tomar decisiones.
¿Acaso usted nunca vendió una acción en el mínimo histórico y compró otra en su máximo nivel?
Suele pasar muy a menudo. A mí me pasó. Y hasta me pasa en algunos momentos.
Ese es un síntoma claro donde las emociones toman el control de la situación y nos lleva a proceder de manera errónea. Cuando la razón queda a un lado y nos alejamos de nuestros objetivos originales establecidos previamente a la ejecución de las inversiones, la probabilidad de actuar mal se agiganta exponencialmente.
¿Cuál es el camino a seguir entonces?
Otro fragmento de la carta del suscriptor nos da una noción precisa:
Creo que no es posible encontrar un bróker bursátil que ponga énfasis en las ganancias de cada cliente por encima de las ganancias personales, lo cual es entendible, se comprende y es lo que sucede realmente dado que también es un ser humano con necesidades propias.
Creo que un principio de solución para el inversor pasa por la capacitación de sí mismo. El camino del medio es el más conveniente en el mediano plazo y el que más satisfacciones puede brindar.
En esos momentos de debilidad, donde las “defensas” del inversor están bajas, los brokers suelen aturdir aún más con sus recomendaciones. Nos empujan hasta el punto en el que el miedo toma el total control de la escena y guía nuestro comportamiento.
Pero si el inversor está capacitado, la capacidad de verse manipulado es menor. Si se capacita y, además, aprende de sus errores pasados, tendrá más fortaleza para continuar dentro del sendero de sus objetivos predefinidos.
Es un equilibrio difícil de encontrar, pero se puede lograr con el paso del tiempo.
El ejemplo de la actualidad…
Cuando comencé a escribir esta columna le mencioné cuán difícil estaba el escenario para las bolsas mundiales. Especialmente para las de aquellos países que tienen una elevada dependencia de los commodities.
Los precios de las materias primas están siendo arrastrados con fuerza ante la posibilidad de que el dólar estadounidense continúe con su apreciación.
El siguiente gráfico es elocuente…
En los últimos 30 días, el dólar se apreció a nivel global más de un 2%, mientras que el oro y el petróleo cayeron un 8% y 19% respectivamente.
Si usted tenía exposición a estas materias primas y el temor se apoderó, entonces seguro que procedió a la venta de estas posiciones. Pero ¿sabe qué está haciendo el dinero inteligente?
O mantiene sus tenencias pensando que se trata de algo excepcional que se corregirá en el tiempo, entonces se mantiene dentro de su objetivo de inversión inicial. O ven en la caída una oportunidad de compra, ya que son movimientos no sustentables en el largo plazo.
Quizás debería estar pensando de esta manera, poniendo la razón por delante de la emoción.
A su lado en los mercados,
Diego Martínez Burzaco