Caída del dólar obliga a repensar el portafolio

A nivel profesional, me siento un privilegiado. Son muy pocas personas en el mundo las que pueden decir que aman la actividad laboral que desarrollan. Cuando era adolescente, siempre decía que quería ser o jugador de fútbol o un profesional de las finanzas e inversiones. Bueno, aquí estoy, disfrutando de lo segundo.

Hace casi 20 años que me encuentro en el mundo de los mercados y todos los días les aseguro que sigo aprendiendo. La tecnología potenció este aprendizaje. En las redes sociales e Internet siempre encuentro cosas nuevas para seguir evolucionando. Y en los grupos de Whatsapp de inversores a los que pertenezco, siempre se arman debates que generan valor y disparan ideas.

Justamente, ayer (31 de julio de 2020) en uno de esos intercambios (más precisamente en el grupo “Bolseritos”), un experimentado inversor disparó un tema de conversación al compartir un artículo que mencionaba que la agencia de calificación Fitch rebajó el panorama de la deuda estadounidense de Estable a Negativo.

No es la primera vez que una calificadora cuestiona la deuda de la principal economía del mundo. El 6 de agosto de 2011, la agencia Standard & Poor’s marcó un hito histórico al rebajar la nota de AAA a AA+. Por ese entonces, S&P señaló que el plan fiscal acordado en el Congreso era débil para estabilizar la dinámica de deuda de mediano plazo.

La evidencia empírica, desde entonces, le dio la razón.

En ese momento, el ratio Deuda / PBI de Estados Unidos se ubicaba en casi 97%. Para el primer trimestre de 2020, ese ratio se ubicó en 107%, a razón de un aumento de un 1% por año. En palabras simples, los datos sugieren que durante la última década la deuda creció a una velocidad más rápida que la actividad económica.

Con el impacto de la Covid-19, estimaciones privadas alertan sobre un deterioro más significativo aún. Fitch espera que para finales de 2021, la deuda represente el 130% del PBI estadounidense, haciendo el camino futuro poco sustentable.

Vaya casualidad, hay datos realmente muy semejantes entre lo que estamos viviendo hoy respecto lo ocurrido en 2011 cuando S&P avanzó en la rebaja de calificación a la principal potencia del mundo.

  1. El problema del endeudamiento no se circunscribe solo a Estados Unidos. En 2011, Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España (Spain) se hicieron conocidos por el acrónimo PIIGS (“Chanchos”) ya que su elevado nivel de deuda pusieron en jaque a la continuidad de la Unión Europea por aquel entonces. En la actualidad, me animo a decir, que gran parte del mundo desarrollado tendrá problemas de endeudamiento con ratios bien instalados por encima del 100%. Si antes teníamos serias dudas sobre quién iba a pagar esos bonos soberanos, ahora ni les cuento.
  2. Las tasas de interés de los principales bancos centrales del mundo se encontraban en niveles mínimos históricos: 0% en el Banco Central Europeo y un rango de 0% a 0,25% para la tasa testigo de la Reserva Federal. Hoy tenemos la misma situación.
  3. El oro alcanzando el máximo nivel histórico en términos nominales. Por 2011, la onza llegó a un máximo de USD 1.900 intradiario, mientras que hoy el metal se instala bien por encima de ese nivel y a las puertas de los USD 2.000.

Todas similitudes que no son coincidencia, sino que pueden estar marcando cambios estructurales en las relaciones geopolíticas por delante.

Cómo sigue hacia adelante la película

La cantidad de dinero emitida en el mundo no tiene precedentes en la historia moderna.

Una muestra de lo anterior es la hoja de balance de la FED. En septiembre de 2008, el banco central estadounidense contaba con USD 905.000 millones en activos. Para febrero de 2020, esos activos sumaban USD 4.100.000 millones. En términos relativos, crecieron un 353%. Sin embargo, nominalmente lo que tardó en expandirse en casi 12 años, en la actualidad se expandió en apenas cinco meses. Y más emisión parece estar por venir.

Esa innegable lluvia de dólares explica, en gran parte, el rally reciente de la renta variable, la cual está en terreno récord histórico nuevamente. En un mundo a tasa 0% y con expectativas de inflación crecientes a futuro, los inversores se cubren comprando activos de renta variable, a pesar del riesgo.

Alineado con lo anterior, el dólar cede terreno a nivel mundial. Cotizando en el menor nivel de los últimos dos años, es inevitable una revaluación de los commodities por delante. El oro fue el que picó en punta, pero otro commodities están preparándose para hacer el catch up. Estas son buenas noticias para los países emergentes. Las acciones de estos mercados se encuentran en relación a sus pares norteamericanas cerca de un mínimo histórico.

Con la renta fija desarrollada fuera de cualquier portafolio racional y con las acciones estadounidenses con valuaciones difíciles de justificar en comparación a sus ratios históricos, quizás sea el momento de comenzar una gran rotación hacia activos de mayor riesgo que puedan compensar la incertidumbre de los grandes desafíos que le depara al mundo hacia adelante.

En este escenario tan impredecible como el actual, los inversores deben ser capaces de mostrar flexibilidad y romper con las estructuras tradicionales que fueron consideradas de excelencia y buenos retornos en el pasado.

 

Tres activos para aprovechar un rebote bursátil

Nota publicada en www.igdigital.com //

Rumores y especulaciones con gran sesgo negativo es lo que prima en los mercados desde mediados de agosto. La volatilidad dio un salto, pero quizás detrás de este escenario haya oportunidades de corto plazo. Hoy le acerco tres ideas en este sentido.

Actualmente las bolsas se han vuelto más impredecibles que de costumbre. Y esto tiene mucha vinculación con la psicología del inversor.

Durante las últimas semanas los inversores se habían mostrado extremadamente escépticos con la posibilidad de que Janet Yellen subiera la tasa de interés en su reunión de Política Monetaria del 18 de septiembre. Por esta razón (más el caso China), las bolsas entraron en el modo “corrección”.

Sin embargo, la titular de la Fed no hizo movimiento alguno. Dejó sus tasas de interés inalteradas en el nivel cercano al 0%.

¿Qué pasó con los mercados?

No, no subieron. No hubo ningún tipo de festejo. Por el contrario, iniciaron un espiral bajista que continúa por estos días.

¿Pero no era que el gran temor era la suba de la tasa de interés que finalmente no ocurrió? Sí, pero la psicología cambia a una velocidad asombrosa. Y el costo del dinero ya no importaba, sino que el sesgo de  lo importante se trasladó a los temores de la economía China y su impacto en el crecimiento mundial.

Esto suele ocurrir con mucha frecuencia en los mercados. Cuando cambia el ánimo de manera generalizada, y los inversores se sienten decepcionados, las mala noticias tienen una influencia mucho mayor que las buenas, por más que éstas sean realmente importantes.

Explicar esta psicología de los inversores ocupó una parte importante de mi workshop en nuestra Conferencia de Inversiones en Colonia, Uruguay.

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Sin embargo, por más explicación que tratemos de encontrar, el mejor camino que podemos seguir es el de interpretar los hechos. De nada sirve decir lamentarse porque las cosas no se dieron cómo lo esperábamos.

De hecho, al momento de escribir esta columna los mercados subían con fuerza apoyados en los dichos de la propia Yellen de que subirán la tasa de interés antes de fin de año.

¿Acaso se hubiera imaginado que los inversores festejen una suba del costo del dinero?

Realmente uno puede terminar descolocado. Por eso lo invito a ver los hechos y no quedarse en lo que podría haber sido, sino en lo que es.

 

Sacar provecho de un posible rebote

Si uno busca ganancias de corto plazo en el mercado, una de las máximas para lograrlo es “seguir la tendencia”. El gran problema es cuando nos encontramos sin una bien definida.

Y fíjense lo que ha venido ocurriendo con el índice S&P 500 en las últimas semanas:

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Como le mencioné anteriormente, la psicología del inversor es muy cambiante. Y hoy una suba de la tasa de interés de la Fed sería bien recibida. Esto implícitamente podría leerse como que la economía estadounidense estaría levantando vuelo y que los riesgos de desaceleración del crecimiento global estarían más contenidos.

Si esto ocurre, podríamos estar ante la presencia de un driver para quebrar el reciente movimiento lateral en el que se ha venido comportando el mercado, según muestra el gráfico.

Así, se podrían dar algunas oportunidades de corto plazo para sacar ganancias. Y la forma en poder potenciar las mismas podría ser con los ETFs apalancados.

A continuación le dejo tres ideas de inversión:

ETF SPXL: Este fondo replica la evolución del índice S&P 500, el más importante en Estados Unidos, pero multiplicando por tres esa performance. Esto quiere decir que si sube 1% el índice, el ETF en cuestión avanza un 3%. Lo mismo para la baja. Si esperamos un rebote del mercado, puede ser una apuesta que paga en forma muy redituable.

ETF FAS: Uno de los sectores que más beneficiados se ven en los períodos de suba de tasas de interés es el de servicios de los Estados Unidos. Básicamente por el hecho de que tienen la capacidad de trasladar las mayores tasas de interés a la intermediación financiera de una manera más directa sin resentir la demanda de préstamos significativamente. El FAS no solo replica al sector financiero estadounidense y sino que multiplica por tres su evolución.

ETF EDC: Este es otro fondo de los que replica uno de los sectores más castigados por la crisis actual: los mercados emergentes. Paradójica y contra intuitivamente una suba de la tasa de interés en Estados Unidos en estos momentos podría ser bien recibida por este tipo de mercados ya que le daría un voto de confianza sobre un eventual rebote de la actividad en esos países. El ETF EDC multiplica por 3 veces el índice MSCI de mercados emergentes.

Como le expliqué anteriormente, estos tres fondos que le recomendé apalancan tanto las ganancias como las pérdidas por lo que es indispensable que aplique un stop loss (que permita limitar las caídas) en el caso de que no se den los resultados esperados inicialmente.

Tengo en cuenta todos los consejos y elija el mejor momento para actuar.

A su lado en los mercados,

Diego Martínez Burzaco