¿Cómo comprar dólares baratos en la Bolsa en 2022?

El dólar MEP o dólar bolsa se ha convertido en una alternativa para los ahorristas que quieren adquirir moneda extranjera y sacar un poco más de diferencia que la que se puede obtener por medio del dólar oficial. Sigue leyendo para conocer más.

Argentina es uno de los rincones del mundo en donde el dólar tiene tantas caras como posibilidades de negocio, ahorro o inversión. La situación económica del país es tan crítica, con una inflación que no para de escalar y con una moneda local devaluada, que por eso se llegó al abanico de diferentes tipos de una misma moneda extranjera que hoy tenemos: dólar oficial, dólar solidario, dólar blue, dólar MEP o bolsa. 

Si ahora mismo compartiéramos la cotización del mismo es probable que mañana sufra un cambio, así que evitemos esa desinformación que produce la fluctuación del valor de la divisa extranjera y empecemos por las bases.

¿Qué es dólar MEP o dólar bolsa?

El dólar MEP (del Mercado Electrónico de Pagos, por sus siglas), también conocido como dólar bolsa, es aquel que se puede adquirir por medio de una negociación en un mercado o bolsa de valores. 

Es un recurso totalmente legal, a diferencia del dólar Blue que no se adquiere por esa vía y en cambio se hace de manera controversial en oficinas improvisadas en locales céntricos.

A raíz de ello, y tratando de evitar las restricciones que el Gobierno argentino impone para tratar de mejorar las reservas del Banco Central, quienes quieren acceder a los dólares pueden hacerlo de manera totalmente legal y sin necesidad de caer en el mercado negro, con sus consecuencias.

Así, adquirir la moneda americana por medio de la cotización MEP resulta más barato para el ahorrista que no quiere arriesgarse con el dólar blue, aunque su precio suele ser más elevado que el del dólar oficial.

dólar bolsa 2022

¿Cómo comprar dólares baratos en 2022?

Para adquirir dólar bolsa o dólar MEP primero tenés que saber que en esta transacción comprarás un bono que puede cotizar en dólares o pesos en este país.

Aunque seguramente te preguntas si tenés que aprender cómo comprar dólares en la bolsa, y luego comprar dólares por ventanilla en 2022, lo cierto es que podés comprar dólares por home banking, con esta modalidad. 

En concreto, si querés saber dónde comprar dólares baratos empezá por:

  • Abrir una caja de ahorro en pesos y una en dólares.
  • Asegurarte que ambas estén bajo el mismo nombre.
  • Contar con una cuenta comitente.

Si ya pudiste comprar dólares por home banking o adquiriste tu límite de 200 dólares en una casa de cambio, tendrás que esperar unos 90 días para comprar dólar MEP, según lo que pacta la legislación vigente. 

Por su parte, no todos pueden adquirir el dólar Bolsa, sigue leyendo para conocer qué está estipulado en este sentido.

Requisitos para comprar dólares por home banking 

Entre los condicionamientos, nos encontramos con que el contribuyente no tenga un crédito hipotecario UVA con cuotas congeladas, como tampoco podrán acceder los dueños de empresas inscriptas en el programa de Asistencia al Trabajo y Producción, Repro o con créditos subsidiados. 

Además, aquellos que tengan beneficios de planes sociales o créditos a tasa cero, las personas sin ingresos o que tengan refinanciados los consumos con tarjeta. Finalmente, y como ya lo comentamos antes, quienes compraron 200 dólares en los últimos 90 días por home banking o casa de cambio.  

Sin dudas, el dólar MEP es una de las opciones más valiosas para ahorristas, para quienes están por viajar al exterior o quienes quieren lograr un diferencial en sus ingresos pesificados, tan solo porque es el más barato y no tiene restricciones. 

Además, también suele ser una fuente de acceso a la moneda extranjera para empresas o Personas Jurídicas que no pueden acceder al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) y que quieren proteger sus excedentes monetarios.

Inversiones en pesos, ¿cómo me protejo?

¿Cómo invertir los pesos?, esa es la pregunta de moda en Argentina.

Un 90% de mis lectores viven y generan sus ingresos en Argentina . El otro 10% deberá disculparme esta vez ya que el presente artículo tiene un claro objetivo: presentar el menú de inversiones en pesos para proteger el ahorro.

El 2020 será recordado no solo por el coronavirus y sus efectos sobre la economía global. También por la devaluación nominal que sufrieron las monedas de la región respecto el dólar. Sin embargo, el único país que encuentra grandes dificultades estructurales con este asunto es Argentina. Al momento de escribir esta columna, el dólar libre (dólar bolsa o MEP) ya acumulaba una suba de 100% en los primeros 10 meses del año. Para hablar con propiedad, lo que está ocurriendo es una huida generalizada del peso argentino. Nadie quiere tener pesos en el bolsillo porque la incertidumbre es grande y creciente.

En su rol de inversor, el argentino debe sacar a relucir su audacia e ingenio para proteger el dinero. Por un lado, se debe enfrentar a las restricciones vigentes para comprar dólares, sea el oficial o el libre que cotiza en la Bolsa. Por el otro, la tasa de interés en pesos no es lo suficientemente atractiva para estimular una inversión en moneda local.

Así, en un mercado de capitales pequeño y poco desarrollado, el menú que encontramos arriba de la mesa es bastante limitado para encontrar alternativas satisfactorias para cuidar el ahorro en esta coyuntura.

Analicemos cuáles son las alternativas de inversión para poder aplicar nuestros pesos y que estén lo más protegidos posible de las amenazas vigentes.

Dólar Bolsa: El dólar Bolsa o MEP es el que se consigue a través de operaciones bursátiles en el mercado de capitales. Surge de comprar con pesos un activo determinado, generalmente un título público, y vender luego ese instrumento en dólares, para que las divisas se acrediten en la cuenta comitente. Con esta operatoria surgen tres cuestiones fundamentales a considerar:

  1. No todos los activos cotizan en pesos y en dólares con una liquidez adecuada como para poder llevar adelante esa operación. Por el momento, el bono más utilizado es el BONO DÓLAR Vto. 2030 (AL30), surgido a partir del reciente canje de deuda que llevó adelante el gobierno nacional.
  2. Hay plazos legales para cumplir entre la compra del bono con los pesos y la venta de ese bono en dólares. Ese plazo es el denominado “parking” y supone un riesgo para el inversor. ¿Por qué? Porque en el parking, que al momento son 5 días hábiles, el precio del bono en dólares puede comportarse de manera errática, generando que el inversor no pueda saber a qué precio finalmente adquirirá el dólar. Si el bono baja, entonces al momento de venderlo uno recibirá menos dólares, lo que es equivalente a decir que la cotización final al que se obtiene la divisa es más alta. Si el bono, en tanto, sube, entonces recibirá más dólares por los pesos aplicados originalmente o lo que es lo mismo a decir que se consiguió dólares a un precio más bajo. Con la incertidumbre vigente, es difícil saber el movimiento del precio del bono, aunque el sesgo es claramente bajista.
  3. Una vez que tengo los dólares, el problema es decidir qué hago con ellos. Si los guardo en una caja de seguridad por varios años y no los invierto, entonces ese dinero pierde poder adquisitivo. En el mundo hay inflación. Baja, pero inflación al fin. Y en varios períodos incluso en Argentina tuvimos inflación en dólares. Por lo tanto, no invertir ese dinero es una mala decisión.

Bonos Públicos: Argentina es un caso único en el mundo en esta materia, sobre todo considerando lo que ha ocurrido recientemente. No hay registros de países que, habiendo reestructurado su deuda en un 99%, a los dos meses los bonos valen un 20% menos que antes de ese canje.

Hoy la deuda argentina no es una alternativa de inversión de largo plazo. Y creo que muy difícilmente lo sea a futuro. ¿La razón? Toda la dirigencia argentina, sin importar el partido gobernante, no entendió la importancia de respetar la restricción presupuestaria y comprometió la capacidad de pago de la deuda, cayendo permanentemente en default. Así, los bonos se convirtieron en una inversión especulativa de alto riesgo más que algo conservador como suele ser en el resto del mundo bursátil.

Bonos Privados: Conocidos como Obligaciones Negociables también, los bonos corporativos también fueron víctima de la inestable macroeconomía argentina. Con la restricción reciente al acceso de dólares, muchos bonos de empresas nominados en dólares corren el riesgo de no poder pagarse en tiempo y forma. Recientemente, han salido al mercado muchos de estos bonos que ajustan por la cláusula dollar-linked (se pagan y cobran en pesos ligados a la evolución del dólar oficial), pero no son demasiado recomendables para el inversor minorista por su baja liquidez.

Acciones argentina: Una vez más, la renta variable argentina mostró su clara vulnerabilidad respecto la inestabilidad económica. Cuando uno analiza lo ocurrido en los últimos 20 años, la evidencia empírica es contundente: el S&P Merval, principal índice de acciones domésticas, está en el mismo nivel en dólares que en el año 2000. Increíble, ¿no?

¿Acaso estamos ante una oportunidad? La historia podría mostrar que sí, pero de altísima riesgo que requiere mucha paciencia y que, además, nada garantiza que el actual es un piso para las acciones. Sólo lo será si se restablece la confianza y hay un cambio rotundo de las expectativas. Nada de eso aún parece percibir en el corto plazo.

Cedears: Los certificados de acciones extranjeras que operan en la Bolsa local y que permiten invertir en pesos en empresas del exterior han sido los vehículos más utilizados recientemente para “cubrirse” del flagelo argentino. Precisamente escribí una nota al respecto con las ventajas y riesgos de estos vehículos de inversión. Podés leer más acá.

Fondos Comunes de Inversión: Los FCI son vehículos muy interesantes para quienes recién comienzan, pero en la actual coyuntura no están ajenos a los problemas que enfrenta el país. La oferta se ha reducido fuertemente, ya que ninguno ofrece una alternativa distinta al riesgo argentino ya que existen limitaciones regulatorias para tal fin. Adicionalmente, los FCIs de renta fija o bonos ofrecen magros resultados en pesos, producto de la muy baja tasa de interés local mientras que los que invierten en acciones argentinas están expuestos al riesgo anteriormente mencionado.

Plazos Fijos / Letras / Cauciones: Todas estas alternativas son de corto plazo (30 días / 60 días) y comparten una particularidad: las tasas de retorno que ofrecen no cubren la inflación esperada. Una letra del Tesoro nacional rinde cerca del 30% anual, una caución (plazo fijo en la Bolsa) se encuentra en torno a 25% anual y un plazo fijo hoy está en 33% anual. Sólo el plazo fijo UVA le paga al inversor la inflación + 0,25% anual, pero implica quedarte 90 días en un vehículo con cero liquidez, lo que es un riesgo enorme en el actual contexto.

Repasada todas las alternativas, queda claro que el mercado ofrece pocas variantes para atravesar con éxito la odisea de proteger y hacer crecer el ahorro en Argentina. Un mix de cedears, algo de acciones locales y algo de bonos meramente con carácter especulativo podría ser el mix adecuado.

Sin embargo, todo depende de tu predisposición al riesgo, de tu horizontes temporal y de tu conocimiento sobre cómo funciona cada activo en el mercado.

Cualquier duda, estoy a tu disposición.

Argentina no tolera más clichés de campaña

Como si estuvieran en un cuento de hadas, los candidatos endulzan los oídos de los ciudadanos con recetas mágicas que son imposibles de aplicar en el país

La gran mayoría de los argentinos estamos tachando los días que faltan para poner punto final al eterno capítulo del proceso electoral que estamos atravesando. Es un tema que encuentra a la sociedad con un muy escaso límite de tolerancia. Además, también tiene efectos colaterales extremadamente nocivos, tanto a nivel social como a nivel económico.

El grado de incertidumbre es total, por lo que resuelta la contienda electoral del domingo 27 de octubre (si es que no hay ballotage), tendremos, al menos, un elemento de certeza hacia adelante: la persona encargada de gobernar la Argentina durante los próximos cuatro años.

En el mundo económico, el contexto del país nos encuentra con un consenso casi unánime entre los economistas de las distintas vertientes: salir de esta crisis será, como mínimo, doloroso y habrá que hacer sacrificios.

Pese a este diagnóstico, la clase política parece no reaccionar. De un lado y otro del mostrador encontramos discursos que poco tienen que ver con la realidad vigente. Y, además, subestiman la capacidad de la gran mayoría de los argentinos.

Desde el oficialismo, se instala la idea de que lo peor ya pasó, que nos espera crecimiento de los salarios, creación de empleo y el comienzo de un camino de bienestar de muchos años para los que vivimos acá.

Ciertamente todas esas palabras lucen atractivas, pero me preguntó, ¿en base a qué se sostienen esas ideas? Las expresiones de deseo que no van acompañadas de hechos concretos y medidas profundas que requieren coraje, quedan solo en eso: expresiones de deseo.

Durante los últimos cuatro años, tuvimos mucho de esas expresiones de deseo en los dos primeros del Gobierno de Macri. En tanto, la segunda mitad del mandato sacó a la luz las negativas consecuencias de no haber acompañado el discurso con hechos concretos en la realidad.

Sea por imposibilidad, ineptitud o falta de un plan, el fracaso económico está a la luz de las cifras de inflación, decrecimiento, pobreza y salida de capitales.

Del otro lado tampoco encontramos demasiada racionalidad.

En un país sin crédito disponible y sus cuentas públicas en desequilibrio, restarle importancia a incrementar el gasto público cuando de “reconocer derechos se trata” es, al menos, demagógico e irresponsable.

Y no se trata de NO reconocer los derechos, sino de cuáles de ellos deben tener más prioridad ante otros. En un país donde urge solucionar el sendero fiscal de largo plazo para evitar seguir fogoneando la inflación, principal elemento regresivo de la dramática situación social, hablar tan despojadamente del gasto público no merece un análisis serio.

En paralelo, tampoco estamos en condiciones de seguir estigmatizando a nuestros acreedores con el discurso de la ilegitimidad de la deuda pública. Con la imperiosa necesidad de incrementar la tasa de ahorro para financiar el desarrollo de largo plazo, esas declaraciones, como mínimo, terminan espantando al que tiene el capital.

Por lo visto, está en los genes de la clase política endulzar los oídos de su electorado con expresiones y dichos que carecen de todo raciocinio de la actual situación del país.

Y las consecuencias de esta falta de sentido común están a la vista. El ahorrista busca refugio, no por especulación sino por el instinto de supervivencia que debe desarrollar en medio de este mar de incertidumbre.

Así, la brecha entre el dólar “oficial” y el dólar libre (dólar Bolsa) llegó al máximo de casi 18% desde la imposición del control de cambios.

Mientras seguimos con los clichés, el dólar libre habla. Y las consecuencias de ignorar los problemas pueden derivar en daños colaterales mayores.

Sólo la cruda verdad puede comenzar a recuperar parte de la confianza perdida. Acá, no hay atajos.