Dos factores por los que el Merval subirá fuerte en 2015

El 2015 no es un año cualquiera. Es muy particular para Argentina.

Se trata del primer año, desde 1999, en el cual habrá elecciones presidenciales con la economía en recesión económica. En 2003, cuando asumió Néstor Kirchner, la economía estaba recuperándose de la gran crisis de la Convertibilidad. En 2007, el modelo kirchnerista estaba en apogeo desde el punto de vista económico (alto crecimiento, inflación controlada y superávit gemelos). Y en 2011 la economía crecía al 9%, impulsada por el consumo en el mercado doméstico, aunque ya se dejaban ver ciertas grietas en el actual sistema económico, como la elevada inflación y la fuga de divisas internacionales.

El 2015, en tanto, nos encuentra con el agravamiento de estos dos últimos problemas (alta inflación y escasas reservas internacionales) adicionado a un estancamiento económico. Estamos ante el famoso fenómeno de “estanflación” que llamamos algunos economistas.

Lejos de ser un caso comparable a la depresión económica de 2001, este proceso es inédito y desconocido por la actual administración: llegar a una elección presidencial con la economía “parada”.

Seguramente veremos políticas pro-consumo próximamente para que la anemia económica no golpee con fuerza en octubre, cuando se celebran las elecciones. Pero en el mejor de los casos, la economía no caerá, pero tampoco crecerá.

Bajo este contexto, la pregunta obligada es: ¿cuál es la estrategia que debe llevar adelante el inversor?

Comprar acciones.

Me estoy adelantando a la conclusión de este informe, pero a continuación expondré dos factores que me inclinan a pensar de esta manera.

Adentrémonos en los mismos.

Factor 1: El recambio político

Es indudable que el fin de un ciclo político genera renovadas expectativas. Más allá del color político, las elecciones presidenciales y la posibilidad de un cambio ilusionan a los inversores.

Los años en los que se han celebrados los comicios presidenciales han sido, por lo general, positivos para quienes apostaron a refugiarse y posicionarse en renta variable.

Merval

En los últimos cuatro años dónde hubo elecciones presidenciales, el índice Merval subió en tres ocasiones. Y si tomamos el rendimiento promedio anual, el mismo fue de 25%.

En mi opinión, el efecto expectativas de cambio político, alta inflación y presiones cambiarias llevarán al índice bursátil a una suba superior al promedio mencionado para el 2015.

Factor 2: Los precios incorporan las peores noticias

Argentina no es un país particular. Eso ya lo sabemos. Si hay algo que ha caracterizado a la economía criolla es que a lo largo de su historia su comportamiento ha sido pendular, pasando de un extremo a otro.

En este sentido, el proceso actual no es distinto ni presenta características extraordinarias a períodos anteriores donde los eventos económicos han sido negativos.

En la actualidad convivimos, como ya mencionamos, con una economía estancada, con alta inflación, con caída del comercio exterior (tanto exportaciones como importaciones), con retraso cambiario, con un balance del Banco Central de la República Argentina devastado, con déficit fiscal creciente y con escasez de divisas. Y la frutilla del postre es el default técnico o la falta de acuerdo con holdouts.

Sí, todas malas noticias.

Pero eso es una buena noticia para los inversores.

Los precios de las acciones tienen gran parte de esa información negativa incorporada.

¿Se puede estar peor? Sin dudas. Pero es más probable que estemos más cerca de recibir buenas noticias (con el recambio presidencial) que la continuidad de malas señales.

Una muestra de que el mercado argentino está más barato en términos relativos que otros es utilizando el índice Precio / Ganancias, que vincula el precio de las acciones con las ganancias de las compañías.

Cuanto menor es el índice en cuestión, más barato el mercado.

¿Por qué?

Porque si suponemos que las empresas distribuyen su actual nivel de ganancias en forma de dividendos en efectivo por los próximos años eso nos estaría mostrando en cuanto tiempo el inversor recuperaría su inversión inicial.

Mientras que para las acciones estadounidenses, medidas por el S&P 500, el ratio Precio / Ganancia se ubica en 19 veces, para el caso del Merval ese nivel es de 13,5 veces. Aún sabiendo que el Merval es poco representativo porque sólo contiene 12 empresas, cuando extendemos el análisis al Merval 25 el ratio P/G es de 13,6 veces.

Esto implica que el mercado argentino está barato, incluso cuando lo comparamos con índice regionales como el IPSA chileno, cuyo ratio de Precio / Ganancia es de 15 veces.

La Bolsa argentina se está despertando de letargo. Más inversores hacen apuestas en ella. Y eso induce a la mayor volatilidad. Todos quieren ganar, jugando al alza o a la baja.

De lo que estamos seguros es que a mayor volatilidad, mayor retorno esperado.

Esa es la regla básica y número 1 de los mercados.

Y sobre ella descansa la posibilidad de hacer grandes negocios para el inversor.

En una jornada volátil, la bolsa retrocedió 0,7%

Nota publicada en www.ambito.com

La bolsa porteña retrocedió 0,7% y el índice Merval finalizó a 8.957,69 unidades. Sucedió luego del buen desempeño del martes, cuando los inversores se habían volcado a las compras, especialmente de acciones petroleras, impulsados por la recuperación del crudo. Este miércoles una nueva baja del petróleo, que se desplomó cerca de un 8%, hizo que volviera la cautela a la plaza local. Tenaris se hundió 5%, seguida por Banco Francés, que bajó 1,3%.

Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global señaló: “Influyó el tema del crudo sin dudas, básicamente en Tenaris. En Petrobras Brasil el movimiento estuvo matizado por la salida de la CEO de la firma. Y en YPF la expectativa estuvo centrada en las reuniones del Gobierno con sus pares chinos y la colocación de deuda que la firma hacía en Nueva York”. Los papeles de la petrolera brasileña cerraron planos, mientras que los de la estatal argentina cayeron 0,8%.

Por su parte, los títulos públicos mantuvieron una tendencia alcista. El Bonar 2017 subió 0,5%, lo mismo que el Bonar 2024; el Discount, 0,34%; y el Global 17, 1,77%. Entre los descensos se encontraron el Par en dólares (-0,16%), el Par en pesos (-0,63%) y el Boden 2015 (-0,14%). Con esta tendencia el riesgo país que mide el J.P. Morgan subió 0,14% a 728 unidades.

Por otro lado, entre los cupones atados al crecimiento del PBI, el TVPA (en dólares ley argentina) saltó 2,87% ($ 89,50), el TVPE (en euros) escaló 6,19% ($ 103), el TVPP (en pesos) se valorizó 4,17% ($ 5,75), el TVPY (regido por la ley extranjera, canje 2005) se apreció 0,81% ($ 93,50), y el TVYO (serie II, regido por la ley Nueva York, canje 2010) mejoró 2,27% ($ 90).

“Los precios de los bonos argentinos en dólares expresados en pesos se incrementaron por subas en el tipo de cambio implícito y en paridades”, dijo Allaria Ledesma y Compañía Sociedad de Bolsa en un informe.

 

El escalofriante riesgo de la bolsa argentina

La palabra riesgo en inversiones es extremadamente utilizada. A mí gusto, un poco más de la cuenta.

Sabemos que, per sé, una inversión en Bolsa es más riesgosa que otras inversiones tradicionales como un depósito a plazo fijo. Pero no descubro nada con ello, sino que detrás convalido la regla que rige en los mercados globales: a mayor riesgo, mayor retorno esperado asociado.

Pero cuando hablamos de riesgo, ¿a qué nos referimos exactamente?

Para medir el riesgo de una inversión en el mundo bursátil se utiliza la noción de volatilidad, la cual está asociada a la variable estadística de desvío estándar. En términos simples, este indicador señala cuál es el nivel promedio de desvío de precios respecto un precio promedio en un período de tiempo determinado.

Cuanto mayor es el desvío estándar, más volátil es el activo: implica que los movimientos de precios oscilan mucho más en relación al precio promedio de ese rango de fechas.

A menudo solemos señalar que la Bolsa argentina es una de las más volátiles del mundo. Esto se debe,en parte, al pequeño tamaño relativo del mercado, la baja liquidez de muchas acciones y la inercia cambiante de la economía local.

No hay duda de ello. Esto es así.

Mientras que en las bolsas desarrolladas, como los principales índices de Wall Street o Europa, el nivel promedio de volatilidad o desvío se ubica por debajo del 20% anual, para el Merval, principal índice de acciones argentinas, ese nivel más que se duplica.

Por ejemplo, para las últimas 40 ruedas bursátiles, la volatilidad llegó al 49%. Esto es altísimo. Y hasta intolerable para los inversores con perfiles de riesgo más conservador.

Cuando desagregamos el análisis, observamos que los niveles de volatilidad de las acciones integrantes del índice son aún más grandes, llegando, en algunos casos, al 93% (como en Petrobras Brasil).

1502_Riesgo argentino

Estos datos, que surgen del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), muestran a las claras el por qué la Bolsa argentina se asocia con una inversión de altísimo riesgo. Adicionalmente, lo que observamos es que la prima de volatilidad subió un escalón más en 2015 respecto el nivel de 2014.

¿Por qué?

Por dos cuestiones: estamos en un año de elecciones presidenciales y el mundo se ha tornado más volátil.

Pero esta mayor volatilidad (riesgo) es la que me hace ser más optimista con el Merval para los próximos meses. Usted podrá considerar que no es el momento adecuado para invertir ni mucho menos, considerando los grandes desajustes que existen en la economía argentina.

Pero como dije en un principio, existe una correlación positiva entre el riesgo y el retorno esperado. Y si hay más riesgo hoy, es de esperar que haya más retorno mañana.

Observemos el comportamiento del índice en los primeros 23 días de 2014 y de 2015:

1502_Merval en 23 dias

Luego de un comienzo de año errático, el Merval está haciendo un catch up de performance respecto el 2014. De continuar así, se esperan semanas aún más ventajosas para el inversor que las vividas un año atrás.

Gran parte de las noticias y eventos negativos ya está incorporado en los precios actuales de los activos.

Soy consciente del riesgo, pero soy optimista con las acciones argentinas en 2015.

No habrá Navidad para el índice argentino Merval

Por Guadalupe Barriviera de saladeinversion.com

El indicador de acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA) no experimentaría este año el típico rally navideño, ya que la mirada de los inversores y operadores locales está puesta en enero y el primer trimestre de 2015, periodo durante el cual el mercado espera algún tipo de acuerdo entre el gobierno argentino y los fondos holdouts.

“El mercado está en modo “wait and see”, esperando enero y los movimientos que el gobierno pueda hacer en relación a la negociación con los holdouts. Los volúmenes negociados siguen siendo bajos y al contado con liqui, que corrigió tras una sobrerreacción en septiembre, no lo veo moviéndose abruptamente, ya que el gobierno encontró en el endeudamiento en moneda extranjera una forma de calmar ese valor”, explica a SaladeInversion.com Diego Chameides, analista de Capital Markets Argentina.

Desde Inversor Global, Diego Martínez Burzaco, economista jefe, coincide: “Veo cierto desinterés por los activos argentinos en este último mes del año. Tras las fuertes subas evidenciadas atrás, creo que muchos han dado por cerrado el año; el volumen ha bajado también con fuerza. Y finalmente, el gobierno desactivó las expectativas de un pronto acuerdo con los holdouts a inicios de enero. Todo esto me hace pensar que diciembre no será muy distinto a las semanas que pasaron en noviembre”.

En 2013, el Merval subió un 90% y fue el segundo índice que más ganó en el mundo tras el IBC de Venezuela, que creció cerca de un 500%. Si bien a lo largo de 2014 el indicador argentino vivió momentos de euforia, empezó a perder fuerza con los controles al dólar liquidación y con el compás de espera de la resolución del tema de la deuda. No obstante, en este año, el indicador acumula cerca de un 80% de ganancias.

“No creemos que se vaya a dar un rally en el Merval –apunta Alejo Costa, jefe de estrategia de Puente-, ya que el dólar está estable y el mercado se mantendrá cauto a la espera de novedades entre enero y marzo. Pensamos que la volatilidad será baja, con una muy leve tendencia alcista a nivel local”.

Ayer, el ministro de economía argentino, Axel Kicillof, anunció el pago anticipado y voluntario del Boden 2015 –que expira en octubre del año que viene- entre el 10 y el 12 de diciembre, y la emisión del Bodar 2024, por 3.000 millones de dólares.

En una conferencia de prensa, el funcionario señaló que “el objetivo” de la medida es “cortar toda especulación” de los llamados fondos buitre sobre si la Argentina podrá pagar o no el año próximo.

Sin embargo, la oferta no convenció al mercado. Según Eduardo Fernández, analista de Ravaonline, “si bien la primera reacción de los inversores fue buena y de hecho, el RO15 pasadas las 12:00 registraba una mejora del 2,52%, luego con el transcurso de las horas se fue diluyendo para pasar a territorio negativo a media tarde”.

En su columna en el sitio web de RavaBursátil, Fernández asegura que de acuerdo a la “opinión de analistas y economistas, el canje en las actuales condiciones no sería tan conveniente, y se cree que solamente los organismos oficiales estarían entrando” al mismo. En concreto, el Boden 2015 finalizó el día con una baja del 0,53% con un muy buen volumen de negocios.

La bolsa doméstica se había mostrado al alza después del anuncio oficial, pero luego de que la agencia Moody’s rebajara la nota crediticia de Petrobras (PBR) tras el escándalo de corrupción que desde hace meses perjudica a la petrolera estatal brasileña, el índice terminó ajustando y cerró con una baja del 1,1%.

“Diciembre debería ser un mes relativamente estable, con los precios reaccionando principalmente a noticias internacionales, ante inversores que se mantendrían cautos antes del primer trimestre de 2015, cuando podría haber noticias reveladoras en términos de la negociación con los holdouts, un potencial riesgo de aceleración de la deuda, y la presión sobre las reservas”, sentencia Alejo Costa.

Para Martínez Burzaco, si el Merval “cierra este año arriba de los 10 mil puntos sería positivo desde el punto de vista técnico y de las expectativas para arrancar 2015 con el pie derecho”. Actualmente, el indicador se encuentra en los 9.558,78 puntos.

¿Le importa a la Bolsa los banqueros centrales?

El miércoles 1 de octubre, promediando la rueda bursátil, comenzaron los rumores de la salida de Juan Carlos Fábrega del Banco Central de la República Argentina. A partir de allí, y con la confirmación del rumor, para las acciones argentinas fue todo volatilidad.
 
Leyendo las noticias y haciendo un poco de historia hay muchas cosas que sigo sin entender. Y más aún cuando escucho ciertos argumentos para justificar la débil situación de la economía argentina.
 
Desde “el mundo se nos cayó encima” a “la inestabilidad de las principales economías desarrolladas del globo” son las causas más usualmente utilizadas para culpar a los de afuera por todos los males que atraviesa la Argentina.
 
En paralelo, el mundo real.
 
– Las tasas de interés se mantuvieron en un nivel históricamente bajo en los últimos 6 años, con regiones desarrolladas donde el costo del dinero ha sido virtualmente 0%.
 
– La liquidez que fluyó a los mercados emergentes en ese mismo período fue espectacular.
 
– Los precios de los commodities se mantuvieron en niveles elevados (recién en los últimos seis meses comenzaron a ceder).
 
– Países latinoaméricanos crecían entre 4% y 5% con baja inflación.
 
– Estados Unidos vio su tasa de desempleo caer a menos de 6% por primera vez desde 2008 y su crecimiento del segundo trimestre fue el más veloz desde 2009.
 
¿Este escenario es realmente un mundo caído y culpable de nuestros problemas? 
 
En paralelo, nuestro realidad.
 
Con la llegada de Alejandro Vanoli ya son cinco presidentes del Banco Central en 11 años. Esto da un promedio de casi 2 años por presidente. Es cierto que en el medio, Martín Redrado estuvo seis años al frente de la entidad. Pero la rotación de presidentes es un síntoma de debilidad y falta de institucionalidad alarmante.
 
En Estados Unidos, los últimos cinco presidentes de la Reserva Federal acumulan un período de 36 años, tres veces más que en el caso argentino. Sólo un dato.
 
Otro dato de color muestra que desde 2003 a la fecha, Argentina tuvo ocho ministros de Economía distintos (Lavagna, Miceli, Peirano, Lousteau, Fernández, Boudou, Lorenzino y Kicillof), de los cuales cinco pertenecen a los seis años del mandato de Cristina Fernández. Esto es, casi 1 ministro por año.
 
¿Sabe cuántos ministros de Economía tuvo Brasil desde 2003 a la fecha? Solo dos: Antonio Palocci Filho y Guido Mantega.
 
Se trata de simplemente datos, no estoy haciendo juicios de valor. Pero sí lo que muestra es que gran parte de la inestabilidad Argentina se debe a cuestiones internas más que externas. No busquemos culpables afuera, miremos adentro.
 
¿Usted imagina que es posible que tengamos estabilidad y políticas de largo plazo con semejante rotación de funcionarios en materia económica y monetaria?
 
Complicado.
 
¿Le importa a la Bolsa quién es el banquero central?
 
Más allá de esto, me gustaría focalizarme brevemente en el comportamiento de la Bolsa ante cambios en el sillón presidencial del Banco Central de la República Argentina.
 
Analizando ciertas estadísticas, creo que la conclusión será reveladora.
 
Cualquier movimiento en la cúpula de la autoridad monetaria genera incertidumbre y volatilidad en los mercados en el cortísimo plazo. De eso no hay duda. Y lo ocurrido en la última semana no es la excepción.
 
Pero ¿qué ocurre cuando el cambio político es asimilado y pasan los días? ¿Cómo se reacomodan las acciones?
 
Veamos el siguiente cuadro:
 

  

Lo que se observa es que un mes después de la asunción del nuevo presidente, el mercado o recupera el nivel anterior (caso Marcó del Pont o Fábregas) o está más alto (caso Prat Gay o Redrado), se trate de un presidente más o menos alineado con el mercado.
 
Pero en el mediano plazo (6 meses), la Bolsa parece no interrumpir su tendencia de fondo previa a la que venía mostrando con el recambio presidencial del BCRA. Y, nuevamente, el proceso tiende a acelerarse si el presidente de turno es más amigable con el mercado en general.
 
Usted dirá que hoy la situación económica es muy débil y desafiante en la actualidad. Pero también lo era cuando asumió Prat Gay, Redrado, Marcó del Pont y Fábrega. ¡Así es la Argentina!
 
Van sólo cuatro días de Vanoli al frente de la entidad y si las estadísticas analizadas imperan, la Bolsa debería retomar, tarde o temprano, la tendencia alcista.
 
El tiempo dirá si estamos o no frente a una típica excepción a la regla.

Qué sabe el mercado que nosotros desconocemos

Argentina entró formalmente en default el 30 de julio último. Más allá de la voluntad de pago del Gobierno, los fondos no llegaron a mano de los acreedores y los cupones del bono de Descuento en dólares Ley Nueva York no fueron pagados.
 
Eso es historia sabida.

 

 
A partir de entonces el flujo de noticias en torno a esta situación ha sido realmente importante. Hagamos un breve reconto:
 
– Primero nuestro ministro de Economía calificó al evento de incumplimiento como “pavada atómica”.
 
– Luego la Asociación Internacional de Derivados y Swaps (ISDA en inglés) declaró el default propiamente dicho y dispuso una subasta del pago indemnizatorio por el incumplimiento de contratos para el 2 de septiembre.
 
– También supimos ser testigos de las negociaciones que bancos extranjeros llevaron a cabo con los “fondos buitres” y que no llegaron a buen puerto.
 
– Finalmente, hace unos días, la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner anunció el envío al Congreso de la Nación de la Ley de Pago Soberano buscando que se reemplace el lugar de pago de los bonos ley NY por la plaza local.
 
Realmente todo es muy intenso. Y ni siquiera ha transcurrido un mes desde el default a la fecha. Algunos optimistas mantienen la posición esperanzadora de esperar hasta el 1 de enero de 2015, fecha en que cae la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers), para que el Gobierno encare una negociación final con los denominados buitres y solucionar el problema de una vez por todas.
 
Sin embargo, soy algo escéptico con esta posición.
 
Pensando en voz alta digo, ¿cuál es el incentivo que tiene el Gobierno de arreglar con los holdouts cuando las encuestas marcan que la imagen de la mandataria argentina se fortalece cuanto más obstinada es su lucha contra los buitres que quieren apoderarse de la patria?
 
Realmente ninguno.
 
De continuar estos réditos políticos personales, la situación puede quedar indefinida hasta la llegada del próximo Gobierno. De todas formas la realidad económica y social pone un límite a ese comportamiento y sabemos que 14 meses en Argentina hoy (cuando se celebran las elecciones presidenciales) son realmente una eternidad.
 
El ritmo de deterioro de ciertas variables económicas es muy preocupante. Y se tratan de variables muy sensibles para el común de la gente.
 
La disparada del dólar blue en torno a $ 14, pese a que lo nieguen, tienen un pesado y negativo efecto sobre las expectativas inflacionarias y de la actividad en general. Omitir este efecto es como querer, una vez más, negar la realidad.
 
Un país donde las expectativas son negativas no puede salir del preocupante nivel de “estanflación” en el que nos encontramos. Ya ni siquiera la caída del nivel de actividad es capaz de poner un freno a la tasa de inflación. Por el contrario, esta última se acelera sin importar lo que acontece con la caída, ha tomado inercia propia.
 
La situación de crisis está lejos de ser comparable con la acontecida en 2001, pero a medida que los problemas se agudizan, el panorama luce realmente más sombrío.
 
Sin embargo, pese a esta coyuntura, el mercado todavía no está “priceando” un escenario de caos económico total. 
 
Es cierto, los activos argentinos bajaron (acciones y bonos), pero lejos están de un derrumbe generalizado considerando el gran alza que habían mostrado en los meses previos.
 
A modo de ejemplo, el ADR de Galicia sólo bajó un 15% desde que se declaró el default, un nivel que no indica la apocalipsis. Y en el mercado argentino la acción subió por el efecto del alza del “contado con liqui“.
 
Realmente hay algo que el mercado sabe o apuesta y que el inversor común no puede descifrar.
 
Quien les habla tampoco.
 
Si es una cuestión concreta, bienvenida sea y aplaudiremos el final feliz. Ahora bien, si todo se basa en esperanza y fe y finalmente ninguna negociación en puerta emerge para encauzar la situación, entonces sí podemos ver una caída acelerada de los activos.
 
El mercado tiene paciencia. La pregunta es hasta cuando.
 
El tiempo dirá…

Argentina: El deja vú de la curva invertida

Mucha agua ha corrido bajo el puente en los últimos días en relación a la disputa legal que mantiene Argentina con los holdouts (acreedores que no ingresaron a la reestructuración de deuda) en la Justicia de Nueva York.
 
La situación ha pasado frenéticamente de un extremo al otro con pocas definiciones concretas en torno a cómo se dirimirá la cuestión.
 
En particular he sacado dos conclusiones a partir de los últimos acontecimientos:
  1. Argentina entrará en un “nuevo” default el lunes 30 de junio al no pagar los intereses de la deuda emitida bajo ley Nueva York.                                                                                                  
  2. El país llegará un acuerdo con los “fondos buitres” tarde o temprano.
Más allá de lo anterior, al ver el mercado podemos sacar una conclusión más concreta: la paradoja de la “curva invertida” (nuevamente) de rendimiento de los bonos en Argentina.
 
¿Qué implicancia tiene esto?
 
Cuando en finanzas e inversiones se estudia la relación entre el retorno de un bono y su vencimiento, la teoría nos indica que cuanto más largo es el bono, más rendimiento (TIR) debe tener.
 
Esto se debe básicamente a que como los pagos futuros que hace este bono están más espaciados en el tiempo, eso genera mayor incertidumbre sobre la posibilidad de recibir dichos pagos y, como consecuencia, el inversor reclama mayor retorno por aceptar esa prima de riesgo.
 
Pero claro, como en todos las ocasiones, existen excepciones.
 
En este caso es la Argentina y su “curva invertida” de rendimiento de los bonos.
 
¿Qué es esto?
 
En términos simples implica que un bono de corto plazo tiene un rendimiento mayor que otro de largo plazo. 
 
Pero ¿en este caso se estaría rompiendo la regla expuesta anteriormente de que a mayor plazo del bono, mayor debe ser el rendimiento’.
 
Sí. 
 
Y esto se explica por la amenaza de un nuevo default (cesación de pagos). Cuando el emisor de la deuda enfrenta limitaciones para hacer los pagos de su deuda en el corto plazo, se trate por cuestiones propias o de terceros, es normal que los bonos de cortísimo plazo sean más castigados que los bonos de largo plazo.
 
Esto se debe a que se especula que los bonos más largos tienen más tiempo de recuperarse en caso de concretarse un default y que tienen menos para perder por sus menores paridades en el caso de una futura reestructuración.
 
Y esto es lo que refleja el mercado de bonos soberanos argentinos en la actualidad:
 
Como se observa, mientras que el Boden 2015 (RO15), que vence en octubre de 2015, tiene un rendimiento de casi 11% en dólares con una duration (plazo promedio ponderado) de algo más de 1 año, el Bonar 2024 (AY24), el bono recientemente emitido para compensar a Repsol por la expropiación de YPF, rinde 10,5% con una duration de 5 años.
 
Razonamiento similar podemos hacer con el segundo bono más corto en dólares, el Bonar X (AA17), que tiene una duration de algo más de 2 años y un rendimiento de 10,25%.
 
¿Es acaso irracional?
 
No tanto. Nuevamente, en este tipo de situación de distress, el mercado reacciona con estos “desarbitrajes”.

Sin embargo, la situación es sustancialmente distinta al 2001 cuando se declaró el mayor default de la historia.
 
Si piensa que la sangre no llegará al río finalmente, entonces apostar al Boden 2015 y Bonar X para hacerse de dólares y una renta interesante, con los riesgos del caso, pueden ser una movida inteligente.