Portafolio 60-40: ¿estás listo para invertir?

“¿Cómo venís atravesando este año tan turbulento en materia de inversiones?”

“Sabés que la ví venir clarito a fin de año. Vendí todas mis posiciones en acciones porque las valuaciones no tenían sentido. Toda la liquidez la invertí en los activos más seguros del mundo (Bonos del Tesoro estadounidense). Diez meses después, llevo perdiendo un 12%. ¿Podés creerlo?”

Lo anterior no es una escena de ciencia ficción. Tampoco inventada. Es el diálogo que tuve con un amigo apenas dos semanas atrás. Me pareció importante traerla al centro de esta columna ya que es lo más representativo de la situación de los mercados en este 2022.

Ya a las puertas del undécimo mes del año, hasta el momento no hubo lugar donde esconderse para proteger el capital. Tanto las acciones como los bonos han bajado considerablemente haciendo tambalear fuertemente el cimiento de la estrategia del Portafolio 60 / 40.

Para quienes no están muy familiarizados con dicho mecanismo de inversión, el mismo consistente en dividir la cartera en de inversiones 60% en acciones y 40% en bonos. Manteniendo esas proporciones a lo largo de los años, este portafolio logró un rendimiento anual promedio de 7,86% en durante los últimas 3 décadas (hasta el 2021).

La lógica detrás de esto es que existe una correlación negativa histórica entre las acciones y los bonos. En los años en que generalmente las primeras tienen un retorno positivo importante, los bonos no lo hacen tan bien (los inversores toman más riesgos en un escenario de mayor confianza y optimismo). Por el contrario, cuando cambia el ciclo económico y las acciones caen, los bonos tienden a tener una performance positiva, compensando las bajas en la renta variable (los inversores se vuelven más aversos al riesgo, venden acciones y se refugian en bonos).

Así, muchos inversores que no desean hacer una gran rotación de la cartera y no se desesperan por llevar adelante el market timing, descansan en esta estrategia.

Este año, la estrategia en cuestión viene siendo fuertemente cuestionada. Las acciones caen cerca de 25% en promedio (cuando tomamos el S&P 500 y el Nasdaq), pero también los bonos están fuertemente bajo presión: han tenido la peor performance anual histórica, con una baja en torno a 15%.

¿La razón?

La lucha contra la inflación que están llevando adelante los bancos centrales, con la Reserva Federal liderando este proceso. Luego de estar muy pasivos en términos de su política monetaria, las autoridades monetarias globales intentan retomar el protagonismo y dejar de correr a la inflación de atrás.

Este proceso ha sido (y todavía lo es) muy doloroso en términos de destrucción de riqueza financiera. Considerando la caída de acciones y bonos alrededor del mundo han desaparecido más de USD 92 billones (trillones americanos) de los mercados mundiales.

El vaso medio lleno

En este contexto de gran incertidumbre es difícil pensar en invertir. Los miedos y el pesimismo se apoderan del inversor y se acorta al máximo el horizonte temporal en la toma de decisiones.

Sin embargo, existen algunas razones para ser un inversor contrario:

  1. Estamos ante una inminente recesión global que debe ser la más anunciada de la historia moderna. Absolutamente todas las voces imperantes hablan de recesión y en lo único que se difiere es el timing (cuándo ocurrirá).
  2. La gran mayoría de los inversores minoristas han salido del mercado, asumiendo las pérdidas y jurando que no regresarán a comprar más acciones por mucho tiempo.
  3. El nivel de apalancamiento entre los inversores (tomar deuda para comprar más activos de riesgo) está bajando a medida que caen los mercados y aumenta el costo de dicho financiamiento.
  4. Finalmente, estamos viendo a diario reportes de grandes bancos de inversión rebajando sus recomendaciones sobre la renta variable en virtud de la caída de las ganancias corporativas que se espera para los próximos trimestres.

Claramente que son todas noticias negativas, pero una gran cantidad de ese pesimismo ya está en los precios de los activos actuales. Con esto no quiero decir que hay que abalanzarse de lleno en las acciones, pero claramente comienzan a verificarse atractivos puntos de entrada para quienes tienen una estrategia de largo plazo.

En paralelo, donde no tengo demasiadas dudas es en la renta fija hoy. En este aspecto sí debemos ver el vaso medio lleno de la situación actual. Hace dos años, un bono corporativo grado de inversión o mismo un bono del Tesoro de Estados Unidos rendían menos del 2%. Hoy ya podemos ver tasas de retorno anuales del 6% y 4,5% respectivamente.

Si pensamos que la inflación empezará a descomprimirse y que podemos volver a niveles más sustentables, entonces mirar esos retornos en los bonos no está nada mal. Mi preferencia, en este caso, está en los bonos corporativos grado de inversión de empresas estadounidenses.

Más aún, si consideramos la historia, después de semejantes caídas en la estrategia Portfolio 60 / 40, los retornos 12 a 18 meses después han sido de dos dígitos. Si bien es cierto que retorno pasados no garantizan rendimientos futuros, los datos juegan a tu favor.

Entonces, ¿estás listo para invertir?

Aprendiendo en los mercados,
Diego Martínez Burzaco

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Brasil sufre y sus rendimientos se disparan

La crisis política e institucional en Brasil hizo que los rendimientos de su deuda soberana y las deudas corporativas subieran drásticamente a niveles insospechados hace dos años atrás. Así, la renta fija de ese país rinde más que los bonos argentinos.

Nota publicada en www.cronista.com (con declaraciones de autor)

“Brasil, decime qué se siente…”, cantan en las sociedades de bolsa. El duelo futbolístico se trasladó al ámbito bursátil, donde la Argentina pasó a ser más segura que Brasil en ciertos activos. El Bonar X, que llegó a rendir 20% en febrero de 2014, ahora cayó al 7,8%. El Brasil 34 rinde 8,5%, mientras el Discount 33 local está 8,1%. Las peores tasas de la región las tiene Venezuela, que al 2018 rinde 45%, mientras en el otro extremo está Chile, que al 2020 se ubica en 2%, mientras Uruguay 2017 rinde 3%.

En cuanto a los corporativos, Petrobras al 2021 rinde 13,5%, mientras Edenor, la de TIR más alta acá de las cotizantes en la Bolsa local, rinde 13%. Claro que el caso Petrobras es muy parecido al del chorizo: sólo Dios y el que lo hizo sabe lo que tiene adentro.

Rafael Di Giorno, de Proficio, apunta que la calidad crediticia de Brasil fue muy afectada, pero la de Petrobras lo fue aún más: “Los escándalos de corrupción le hicieron perder muchos tenedores de bonos por cuestiones legales y de compliance”.

Jorge Podesta, de Allaria, compara que Petrobras rinde más que YPF debido a su nivel de endeudamiento: “El mayor stress de Brasil se ve en corporativos”. “Petrobras es una empresa quebrada técnicamente. Si no fuese del Estado, ya estaría rindiendo por paridad y no por TIR, pero los inversores apuntan a que el gobierno la va a salvar, entonces rinde a mitad de camino”, advierte Leonardo Chialva, de Delphos.

Mariano Sardáns, de FDI, pone otro punto sobre el tapete: “Petrobras es una empresa que tiene muchas contingencias de juicios ambientales y de fondos de inversión, que se vieron perjudicados en sus tenencias de bonos por los casos de corrupción. Lo más probable es que el gobierno termine nacionalizando la empresa y la capitalice, pero como es un agujero negro es muy difícil saber de cuánto dinero estamos hablando”.

Martin Saud, de Balanz, señala que la tendencia se revirtió porque en Argentina hubo un cambio político y en Brasil hay un problema nuevo cada día: corrupción, caída del precio del petróleo y caída de la actividad económica: “La TIR de los bonos argentinos pueden caer 1 punto más si se arregla con los holdouts”, arriesga.

Giselle Colasurdo, de Bull Market, suma en la misma línea: “Al estar ya descontado en los precios el acuerdo con los holdouts, los bonos subieron de precio, lo que les baja el retorno. No es la misma la perspectiva de Petrobras en Brasil, que además es deuda corporativa”. De todas formas, “si el petróleo encontró un piso, muchos inversores pueden volcarse a activos petroleros y quizás comience a bajar el retorno del bono. Además, ampliaron el plan de desinversión, y eso debería contribuir a sanearla y hacerla menos riesgosa”, agrega.

Diego Martínez Burzaco, de Inversor Global, suma otro punto: “Es más probable una recuperación económica más rápido a mitad de este año en Argentina que en Brasil. Eso el mercado lo pricea, de manera tal que un soberano argentino puede rendir menos que un soberano brasileño. Pero Brasil tiene una sólida posición de reservas de u$s 380.000 millones, por lo que no veo riesgo de default en el corto plazo”.

Vale aclarar que los bonos más cortos de la curva argentina rinden menos que Brasil y luego la situación se empareja. Eso ocurre por la desconfianza del mercado en Brasil para el corto plazo por la crisis política y económica. “A pesar del nivel alto de deuda, los bonos de Petrobras pueden ser una buena oportunidad para el amante del riesgo, porque es estatal en su control. Y las reservas internacionales de Brasil son altas”, arriesga Martínez Burzaco.

Chialva coincide en este punto: “No es el soberano brasileño ni es una empresa en pronto default. Si uno piensa que el Estado la va a rescatar, entonces es un buy, si uno cree lo contrario no. Ahí es donde va en view y el análisis de cada uno para el perfil de cada cartera, pero Brasil rinde más porque la tienen a Dilma. O sea, Brasil se argentinizo y nosotros parece que vamos a ser Chile”.