¿Está el Merval en una burbuja?

Columna de opinión publicada en Apertura.com

La economía argentina está mostrando algunos “brotes verdes”, quizás más lento de lo esperado, para esperanzadores de cara al 2017 en términos de actividad económica.

Sin embargo, en el mercado financiero la situación es completamente distinta. Un masivo ingreso de inversiones financieras ha hecho subir los precios de los bonos, bajar el riesgo país y hacer crecer mucho el precio de las acciones.

Precisamente, relacionado con esto último, vemos que el índice Merval, el principal exponente bursátil de nuestro mercado de capitales, ha quebrado por primea vez en su historia los 17.000 puntos. Medido en pesos, el índice está en su máximo nivel histórico.

Y esta situación es la que lleva a pensar a muchos si dicha alza no ha sido exagerada. “¿No será una burbuja? ¿No volará todo por el aire?”

Desde Inversor Global tenemos una visión de que no lo es. Y a continuación daremos algunos puntos claves para determinar el por qué.

Pero antes de avanzar con el análisis, es muy importante definir qué es una burbuja:

Una burbuja en un mercado bursátil es cuando los precios de las acciones crecen sin fundamento alguno a niveles extraordinariamente elevados y luego, por cualquier motivo circunstancial, esas sobre valuaciones salen a la luz y el mercado se desploma en un porcentaje relativamente alto, como puede ser un 30% o 40%.

Un caso concreto es la explosión de la burbuja tecnológica en Wall Street, en 1999, cuando el índice Nasdaq cayó 51% en menos de dos años.

Aclarado esto, encuentro tres motivos esenciales por las cuales el Merval está lejos de ser una burbuja:

1. En dólares no es desorbitante

Uno de los primeros argumentos para decir que el Merval está sobre valuado es mencionar que, en dólares, el nivel actual está en su máximo histórico.

Si bien esta afirmación es cierta, ya que el Merval se encuentra cerca del nivel de US$ 1.100 superando la barrera anterior de US$ 900 que se había manifestado en 1992, lo cierto es que el poder de compra del dólar dos décadas atrás es muy distinto al actual.

Así, el argumento pierde fuerza cuando se mide el poder adquisitivo de los dólares en el año 1992 contra los dólares en la actualidad.

2. Las valuaciones de mercado no están lejos de las valuaciones contables

Un ratio interesante para observar cuan alejadas están las valuaciones de mercado de las compañías públicas respecto el valor que muestran en sus hojas de balance es el que relaciona ambos conceptos a través del Precio / Valor Libro.

En la actualidad, para el conjunto de las 23 empresas que forman parte del Merval ese ratio se ubica en 2,0 veces, lo que no es un dato alarmante ni mucho menos.

Señales de exacerbación, euforia desmedida y sobre confianza se vinculan más con niveles cercanos a 4,5 veces o 5 veces la relación Precio / Valor Libro.

Desde este punto de vista, entonces, tampoco tenemos una burbuja.

3. El valor “real” del Merval

Finalmente, hay un dato que no debemos desconocer para determinar si el índice está en niveles de burbuja: la inflación acumulada.

Desde 2003 a la fecha, la inflación acumulada se acerca a casi 1.000%. Sin considerar lo anterior, podemos ver distorsionado el análisis de fondo.

Los precios actuales en pesos de las acciones son nominales y NO reales, es decir, no contemplan la inflación acumulada. Cuando consideramos esto, deflactando el precio de las acciones por el alza del costo de vida de la última década, los valores con los que nos topamos son sumamente razonables.

De esta manera, para mi NO hay una burbuja en el Merval. Sin embargo, esto es muy distinto a afirmar de que no pueda venir una baja del mercado.

¿Es posible una corrección?

Sí.

Como sabemos, el mercado se anticipa a los ciclos económicos. Y gran parte de esta suba de la Bolsa estuvo impulsada por las expectativas de los inversores sobre la recuperación de la economía. Si esto tarda más de lo previsto en llegar, entonces las expectativas optimistas irán mutando hacia más pesimistas y esto se verá reflejado en las cotizaciones de las acciones.

Entonces, una corrección de 10% / 12% en el mercado puede sobrevenir, lo cual es sano para la Bolsa en general, pero lejos está de representar la explosión de una “burbuja”.

No hay que tener miedo al mercado, ni a las cotizaciones. Siempre respeto y buscar el momento exacto (timing) de saber cuándo es el momento de comprar y cuándo el de vender.

Un Merval más representativo (y para todos)

El segundo semestre para la economía no ha llegado aún, pero algo muy distinto está  ocurriendo con las acciones argentinas y más específicamente el índice Merval.

Hoy, 3 de octubre, es un día importante para los que buscamos el desarrollo del mercado de capitales como vehículo para captar el ahorro privado. Y este hito tiene que ver con la nueva cartera del Merval que regirá en el último trimestre del año.

Resulta que ocho nuevas empresas (Holcim, Carboclor, Telecom, Central Costanera, Central Puerto, Celulosa, Transener y Agrometal) se suman a las 15 preexistentes en la cartera del índice, llevando el número total a 23 empresas.

La cartera del índice Merval no tenía tanta representación desde hace 8 años (último trimestre de 2008). Y lo más importante es que con esta nueva composición la economía argentina está mucho más representada en términos de los sectores económicos más dinámicos.

Con esta nueva cartera se rompió la “petróleo-dependencia” que tenían las acciones locales, donde Petrobras Brasil, una empresa extranjera, solía explicar más del 25% de los movimientos del índice.

Ahora el sector petrolero sigue siendo el más destacado, con el 26,6% del share, pero también pisan fuerte los bancos con el 18% de participación y energía con el 16%.

También importante es la presencia del sector agrícola, de la mano de San Miguel, Cresud y Agrometal.

A partir de ahora, cuando hablamos del movimiento diario del índice Merval podemos verlo en forma más desgaregada y representativa de las expectativas sobre la economía argentina en general.

Merval

¿Qué implica este cambio para el inversor?

Es muy importante. Al menos hay tres puntos a destacar:

  1. Que la cartera del Merval tenga más compañías implica que hubo mucho más interés por parte de los inversores en papeles que solían estar olvidados, con bajo volumen, en el Panel General. Eso es un buen síntoma que no solo las empresas más “reconocidas” son las que ganan la atención de los inversores.
  2. Cuando un inversor llega al mercado de capitales de la mano de algún instrumento previamente estructurado, como puede ser un Fondo Común de Inversión que sigue al Merval, estará invirtiendo en una cartera más diversificada, pudiendo reducir los riesgos.
  3. La mayor participación de los inversores en distintas acciones del mercado estimula la mayor profundidad de las plazas bursátiles, permitiendo crear un proceso virtuoso que amplía el menú de oferta disponible para los inversores.

Sin lugar a dudas se trata de una noticia importante, tanto para la economía como para los inversores. Pero, por sobre todas las cosas, para estimular el ingreso de nuevos ahorristas al mercado de capitales de manera de hacerlo plural y accesible para todos.

El mercado es el lugar de encuentro natural de encuentro entre los distintos agentes económicos (inversores, empresarios y Estados) que piensan un país de forma estratégica para el largo plazo.

Guía para invertir en Bonos

Se trata de una de las inversiones “más aburridas” de la Bolsa pero una que no falla nunca a la hora de obtener una renta periódica muy atractiva para tus ahorros. En el día de hoy, te presento a los bonos.

Hace unos días me realizaron una entrevista en el programa Cátedra de Estilo de FM Palermo. En un momento la locutora me consultó lo siguiente fuera del aire:

“Muchos oyentes han comprado dólares y ven que la cotización desciende día a día. ¿Han hecho una mala inversión?”

Entonces fue cuando le expliqué que cuando se compran dólares uno no está invirtiendo, sino que se está resguardando. En este caso, la cobertura es sobre la posible desvalorización del peso respecto la divisa estadounidense.

Pero yo llamo “invertir” a aquel ejercicio por el cual uno aplica un ahorro para hacerlo crecer en el tiempo. Cuando uno compra dólares, siempre va a tener la misma cantidad de dólares ya que no se cobra ningún interés por esa aplicación.

La forma más natural de pasar de ser un ahorrista a un inversor es comenzar invirtiendo en instrumentos de renta fija o bonos. Como su nombre lo indica, se tratan de activos que ofrecen una tasa de interés fija a los inversores por un tiempo determinado.

De allí la acepción de renta fija, ya que uno sabe con exactitud cuánto va a ser el dinero que cobrar (y ganará) con esa inversión. Esto ocurre, lógicamente, si quien emitió la deuda asume el compromiso de devolver en capital en tiempo y forma según lo establece las condiciones de emisión de ese bono.

No es un dato menor, porque en Argentina ha ocurrido (más de una vez) que tanto el país, como las provincias y algunas empresas no han devuelto su dinero en los plazos predeterminados y eso terminó costando mucho dinero a los ahorristas.

En este sentido, es importante analizar mucho la capacidad de repago de esa deuda por parte de los emisores.

Pero más allá de esto, me gustaría presentarte una serie de concepto claves para entender bien cómo funciona un bono y cómo podemos comenzar a disfrutar de este nobel instrumento que, a su vez, es uno de los de menor riesgo en la Bolsa.

Emisor: Es el ente que emite la deuda en cuestión asumiendo los compromisos que surgen de las condiciones de emisión del bono. Puede ser una entidad pública (Gobierno Nacional, Provincial o Municipal) o una entidad privada, como una empresa.

Plazo: Indica la fecha de Vencimiento de la deuda en cuestión.

Moneda: Moneda en el cual se emite el bono.

Ley de aplicación: En caso de incumplimiento, cuál es la ley que rige para hacer presentaciones judiciales.

Amortización: Se trata de cómo el emisor de la deuda le devolverá el capital que le prestó cada uno de los inversores. La devolución del capital puede ser totalmente al vencimiento del bono, como se da en la mayoría de los casos, y se denomina “bullet”; o también puede ir devolviendo el capital en cuotas semestrales o anuales. Estos últimos casos son más atípicos pero existen en el mercado argentino.

Tasa de Interés o Cupón: Es la contraprestación que el emisor paga a los inversores por recibir prestado el dinero. La tasa de interés puede ser fija, en un porcentaje anual, o variable, en donde depende de algo que fluctúa en el tiempo.

Calificación de Riesgo: Para medir la capacidad de repago de una deuda por parte del emisor, los mismos acuden a las calificadoras de riesgo para que analicen sus balances y les otorguen una nota. Cuanta más alta es la calificación de riesgo que recibe el emisor, menor probabilidad de incumplimiento del pago de la amortización y los intereses, menor es el riesgo que corre el inversor al comprar ese bono y, por ende, menor es la tasa de interés que el emisor deberá ofrecer como contraprestación. En el caso opuesto, a menor calificación de deuda, mayor riesgo para el inversor, mayor la probabilidad de incumplimiento del emisor y, por ende, más alta la probabilidad de incumplimiento por parte de quien emite la deuda.

Aplicación de los Fondos: Todos los emisores de deuda deben informar para qué utilizarán los fondos que obtiene por la venta de los bonos, sea para pagar otras deudas, aplicar a la contratación de más personal o ampliar una planta o la frontera productiva.

Prospecto: Es el documento en el cual se reúnen todas las condiciones de emisión de los bonos, como ser la amortización, el plazo, la tasa de interés, los riesgos de la inversión y cualquier otra información relevante que pueda ser útil para el inversor.

Para pasar en limpio todo lo anterior, vamos a aplicarlo a un caso real en la bolsa argentina. Vamos a tomar como caso testigo el Bonar 2020, cuyo ticker en Bolsa es AO20.

Analicemos sus características:

Emisor: Gobierno Nacional

Plazo: 5 años.

Vencimiento: 08 de octubre de 2020.

Moneda: Dólares estadounidenses.

Ley de aplicación: República Argentina.

Amortización: Al vencimiento (bullet).

Tasa de Interés o Cupón: 8% anual pagadero semestralmente el 8 de abril y el 8 de octubre de cada año.

Calificación de Riesgo: B-.

Como vemos, este bono nos devuelve cada US$ 1 que le prestamos al Gobierno Nacional el 8 de octubre de 2020. En sus cinco años de vida (fue emitido en 2015), el bono nos pagará un 4% en abril y otro 4% en octubre, haciendo cumplir el 8% de tasa de interés anual. La calificación de riesgo es baja (B-) que refleja el riesgo de invertir en Argentina.

Para tener una idea un bono de máxima seguridad tiene una calificación AAA, más de diez escalones por encima de la calificación del bono argentino. De allí es que la tasa de interés del Bonar 2020 es altísima (8%) contra la tasa que ofrecen países como España del 1% para ese plazo.

Finalmente, el Bonar 2020 está regido por la ley argentina, lo que implica que de haber algún incumplimiento el litigio debe hacerse en la Justicia doméstica.

A priori, un 8% anual en dólares es muy atractivo. Sin embargo, esa no es la rentabilidad real.

Cada bono de estos está cotizando arriba de US$ 1, más específicamente en US$ 1,17 por bono o $ 17,50 pesos. Entonces, al estar pagando más que el valor nominal US$ 1, el rendimiento de ese 4% en abril más otro tanto en octubre es menor al 8%.

Técnicamente se dice que ese bono cotiza arriba de la paridad y que el rendimiento real es menor al cupón. Se trata de otros conceptos para abordar en un nuevo capítulo.

Más allá de esto, ese rendimiento real hoy está en 4,7% anual, infinitamente mayor que el 0% que te da comprar dólares y no hacer nada con ellos.

 

Guía para invertir en Letes

En esta oportunidad, presento una inversión que se reactivó con la nueva administración. Es segura, en dólares e ideal para esos ahorros que guarda abajo de colchón. Pase y vea.

Cómo hacer tu propio plazo fijo en Bolsa

Nota escrita para Creando Riqueza

Absolutamente todas las personas que conozco que tienen alguna capacidad de ahorro, pero que no lo canalizan a través de la Bolsa, se refugian en dos activos principales: plazo fijo y dólar.
Hoy esas personas tienen un problema.
Por un lado, las tasas de interés de los plazos fijos están bajando. Y en la actualidad, ni siquiera alcanzan a cubrir la inflación. Esto quiere decir que si una persona decide poner su dinero en este activo financiero, cuando al vencimiento reciba su capital más los intereses ganados habrá perdido poder de compra.
Por ejemplo, pongo $100 a una tasa del 28%, entonces en un año recibo $128.
Hoy un menú ejecutivo cuesta $100.
Pero en un año costará $140.
Esto quiere decir que mis $100 puestos en el plazo fijo, más el interés que me pague el banco, no me alcanzarían para comprar las mismas cosas que hace un año compraba con esos $100.
Y esto se debe, repito, a que la tasa de interés que ofrece un plazo fijo es menor a la tasa de la inflación en Argentina. Y no es una percepción ni una crítica contra los bancos, sino una realidad que cualquier de nosotros puede verificar en su home banking.
Diego1
Como se observa, a 30 días de plazo la tasa de interés que ofrece el banco es de 28%. Eso es, al menos (y siendo generoso), dos puntos porcentuales por debajo de la inflación promedio anual del 30% que estamos viviendo en este 2016.
Por el otro lado, la cotización del dólar en Argentina está cayendo. Hoy se encuentra cerca de AR$ 14,10. Y eso implica que por cada dólar ahorrado que tiene el individuo, cada vez tiene menos pesos. Obviamente que esto tiene un agravante mayor si consideramos la inflación.
Si se siente identificado con cualquiera de estos dos problemas, no se preocupe.
Tengo una solución en puerta…

Tres pasos para “salvar” los ahorros

Como te mencioné, detectamos dos problemas importantes para el ahorrista. La caída del dólar y las bajas tasas de interés que ofrecen los plazos fijos. Esto está destruyendo dos formas clásicas y tradicionales que tenían los argentinos para salvaguardarse de las recurrentes crisis económicas en las que incurre el país.
Te voy a presentar una manera simple de corregir estas distorsiones. Y lo mejor aún es que se trata de la puerta de entrada a un mundo de oportunidades.
En este sentido, te invito a seguir los siguientes tres pasos.
Paso #1 – Abra una cuenta en un agente de Bolsa
La palabra “Bolsa” suele intimidar a muchos argentinos en una primera instancia. Pero hay que derribar este mito. Invertir en Bolsa no es para ricos solamente. Nada de eso. Por el contrario, he asesorado a una gran cantidad de personas que tenían un capital pequeño y se animaron a invertirlo.
Lo primero que tenés que hacer para imitarlos es ir a un agente de Bolsa a abrir una cuenta. Si tenés a alguno de confianza, mucho mejor. Quizás algún familiar o amigo ya está invirtiendo y te puede recomendar a alguno.
Si no es el caso, te invito a que elijas a alguna entidad en la siguiente lista.
La cuenta se abre fácil y en el momento.
Algunos permiten iniciar y completar el proceso de manera online. Otros, reclaman que sea en sus propias oficinas. El trámite consiste en llenar unos formularios con datos personales, responder algunas preguntas del Código de Protección al Inversor y justificar el origen de los fondos con documentación respaldatoria.
Tan simple como eso.
Una vez pasado este escollo, tu cuenta comitente, que es como se llama a la cuenta que uno abre en la sociedad de bolsa, está operativa.
Paso #2 – Transfiera su dinero
El segundo trámite es transferir el dinero que tiene en el banco, se traten pesos o dólares a tu cuenta comitente.
Para esto, el agente de bolsa te dará un número de cuenta bancaria adonde debes realizar la transferencia y luego, éste te depositará los fondos en la cuenta.
Una vez acreditados los mismos, ya podés comenzar a invertir.
Paso #3 – Hacé tu plazo fijo en la Bolsa
El primer paso en materia de inversiones debe ser seguro y poco arriesgado. De esta manera, el inversor va tomando confianza.
En este sentido, la operación menos riesgosa en la Bolsa es la denominada caución bursátil, que no es otra cosa que un plazo fijo a través del mercado.
En la Bolsa hay un mercado de dinero donde los que buscan capital para invertir piden prestado y los que tiene un exceso de dinero colocan el mismo a una cierta tasa de interés. Así se genera un mercado de colocadores y tomadores de fondos que se equilibra mediante esa tasa.
Quienes necesitan el dinero pagan un costo y quienes prestan su dinero reciben una contraprestación. En ambos casos, repito, esto está mediado por la tasa de interés.
Esta operación es segura porque está garantizada por el Mercado de Valores de Buenos Aires, entidad encargada de controlar a los agentes de bolsa.
Y también es conveniente porque se puede obtener una tasa sensiblemente mayor de la que ofrece un plazo fijo.
Tabla1
Por ejemplo, como se ve en la pantalla, a 30 días de plazo la tasa que están pagando para tomar dinero es de 33%. Se trata de un 5% más de lo que ofrece el plazo fijo que vimos anteriormente.
Si a esto le descontamos el costo que cobran los agentes de Bolsa por la operación, la tasa neta conseguida sería en torno al 31% anual. Aun así sería conveniente porque el retorno es 3% mayor que el del plazo fijo y también está alineado con la inflación (o levemente por encima).
Pero si viste atentamente el cuadro anterior, también podés darte cuenta que hay un mercado de cauciones para dólares.
Tabla2
Esto es relativamente nuevo.
Después de 15 años, el día lunes 13 de junio comenzaron a negociarse nuevamente las cauciones en moneda extranjera. Para este caso, a 8 días de plazo ofrecen pagar un 3% anual.
Te parecerá un interés bajo, pero acordate que esta operación te protege de futuros saltos del dólar contra el peso (devaluación). Y siempre es preferible un 3% anual a nada, que es lo que te dan los dólares si los tenés abajo del colchón y en tu caja de ahorro en dólares del banco.
Esta operación también está garantizada por el Mercado de Valores.
Te aconsejo empezar tu experiencia en bolsa con estos simples y concretos pasos. A medida que vayas cobrando confianza, un mundo de oportunidades financieras te espera en el mercado de capitales.
A tu lado en los mercados,
Diego Martínez Burzaco
Para Creando Riqueza.

Burocracia: Una traba para los inversores

Si la intención del Gobierno es fomentar el ahorro y acercar el mercado de capitales a los más pequeños, es necesario eliminar la barrera burocrática de forma estructural y permanente.

Son tiempos de cambios, en muchos sentidos y para una gran cantidad de sectores. El bursátil no está ajeno a este panorama y tiene por delante un gran sendero de oportunidad y, por qué no, prosperidad.

Desde la óptica del mercado de capitales, hemos visto muy buenas intenciones en este corto plazo que lleva gobernando la actual administración. La resolución del default ha sido una de ellas, liberando del acceso al crédito a muchos potenciales emisores de deuda en lo inmediato, más allá del Estado Nacional.

Asimismo, la intención de la ANSES de desprenderse de las principales participaciones accionarias que tiene en las empresas cotizantes es una buena señal en dos sentidos: por un lado, la recaudación del dinero a partir de esa venta se aplicaría a una noble causa como pagar los juicios que la entidad tiene con los jubilados; por el otro lado, envía un claro mensaje a las empresas de capital privado: “Vengan a cotizar, no nos meteremos en absoluto en sus negocios porque el Estado nada tiene que hacer allí”.

Finalmente, durante los últimos días, hemos visto un esfuerzo de la Comisión Nacional de Valores por realizar cambios a la ley de mercado de capitales aprobada por la administración kirchnerista con el fin de otorgar mayor transparencia e impulso al mercado. También, la designación de Miguel Kiguel como asesor externo para impulsar el desarrollo del mercado de capitales es una gran noticia.

Hasta aquí todo muy auspicioso. Pero la verdadera transformación tiene que venir con el hecho de intentar hacer que lo bursátil sea una cuestión cotidiana para el ahorrista más pequeño, el que, ante la ignorancia de la existencia de un mercado de capitales con oportunidades, busca refugio para sus ahorros en los canales tradicionales del plazo fijo y la compra de dólares.

Hay dos focos importantes para trabajar en el objetivo de hacer el mercado más masivo, plural y “popular”.

En primer lugar, urge el hecho de reducir la burocracia en los trámites de aperturas de cuentas comitentes para el inversor más pequeño. Abrir una cuenta en una sociedad de bolsa hoy es un proceso altamente desgastante. Se necesita llenar una gran cantidad de formularios con datos personales, documentación respaldatoria y otras cuestiones administrativas que insumen una gran porción de la energía antes de comenzar a invertir.

Entiendo la necesidad de cumplir con todas las regulaciones correspondientes al lavado de dinero que la normativa internacional exige para los movimientos bursátiles en cualquier parte del mundo. Pero mucha de esta burocracia debería simplificarse en pos de dar simpleza y facilidad al proceso de apertura de cuentas de inversión.

En segundo término, hay que trabajar en la educación financiera desde el estadío más temprano posible. Este tipo de conocimiento no solo es una herramienta útil al momento en que el potencial ahorrista, que quiere devenirse en inversor, se enfrenta al mercado de capitales. También es algo vital ara instrumento una planificación financiera individual (y familiar) que ayude a mitigar los efectos de los permanentes vaivenes de la economía argentina.

Cuando las cosas son simples, claras y presentan oportunidades interesantes, vimos que la respuesta del ahorrista es masiva. El incremento de este tipo de inversores individuales en las licitaciones semanales de las Lebac del Banco Central de la República Argentina es una muestra evidente de esto.

Empecemos con eliminar la barrera de la burocracia. O al menos, tratemos que el proceso sea menos tedioso. Si avanzamos en este sentido y lo completamos con la educación financiera, el shock explosivo para el mercado de capitales puede ser uno sin precedentes.

Cómo aprovechar la salida del default

El país volvió a los mercados internacionales de deuda y dejó atrás el default más largo de la historia. Enterate cómo podés beneficiarte de este proceso aun siendo un inversor de pequeña envergadura.

15 años le costó a Argentina salir definitivamente del default que comenzó en diciembre de 2001. Y la salida fue con una emisión de bonos sin precedentes: el Gobierno intentaba conseguir financiamiento por US$ 15 mil millones y recibió ofertas por más de cuatro veces ese monto: US$ 68.000 millones.

Para hacerse de los US$ 16.500 millones finalmente aceptados, el Gobierno emitió cuatro bonos nominados en dólares: uno con vencimiento a tres años, el otro a cinco, uno a diez y finalmente, el más largo, a 30 años de plazo.

El costo que pagó el Gobierno por dichos instrumentos se ubicó entre el 6,25% y el 8% anual, por debajo de lo que esperaban los analistas.

Gran parte de ese dinero se destinará al pago de los arreglos alcanzados con los fondos buitres para cerrar el capítulo de la cesación de pagos. Pero la parte que más debe interesarte como inversor es la oportunidad que se abre a partir de la llegada al mercado de estos nuevos bonos.

En la jerga bursátil, todos coincidían que la emisión de estos nuevos cuatro activos en dólares ayudará a comenzar a armar una curva de rendimientos de bonos. Sin entrar en demasiados tecnicismos, esto indica que para los distintos plazos, el inversor se encontrará con un bono soberano para invertir. La emisión amplía el menú de oferta para quienes desean colocar sus ahorros en estos instrumentos.

La mayor cantidad de oferta disponible hace al desarrollo del mercado de capitales. Y cuanto más grande y abarcativo sea el mercado, más conveniente es para el inversor en su tarea de diversificar sus fuentes de ahorro e inversión.

Se trata de un primer paso necesario para que personas de a pie, como vos o yo, nos acerquemos a la Bolsa con ganas de participar activamente y hacer crecer nuestros excedentes monetarios.

Para ver qué tan beneficiados te ves con este último movimiento del Gobierno, dejame ponerte un ejemplo sencillo que te abrirá la cabeza.

Una competencia “desleal”

Hace apenas unos días intenté avanzar en la concreción de una de las operaciones que más detesto. Aunque no lo creas, estaba dispuesto a hacer un plazo fijo a través de la plataforma de Home Banking del banco donde cobro mi sueldo.

No se trataba de un plazo fijo común en pesos, sino que quise incursionar en un plazo fijo en dólares. Tenía unos excedentes nominados en la divisa estadounidense que no iba a necesitar por un largo tiempo y entonces decidí ponerlos a “trabajar”.

En esa línea, mi intención era constituir un pazo fijo por el término de un año en dólares. Esto fue lo que me arrojó la pantalla de mi home banking:

Home

Un “miserable” 1,7% anual. Es decir que si invertía US$ 3.000, como tenía pensado, iba a obtener US$ 51 de rendimiento en el término de un año. Me parecía excesivamente bajo.

Ahora bien. Llevé adelante la misma simulación de inversión de esos US$ 3.000, pero esta vez con los nuevos bonos que salieron a cotizar tras la colocación de deuda argentina.

Si yo invertía mi dinero en el bono a 3 años de vencimiento, cuya tasa de interés es de 6,25%, los intereses que recibiría en el primer año serían 187,5 dólares.

En el caso del bono a 5 años, cuya tasa de retorno es de 6,875%, los intereses que obtendría llegarían a US$ 206,25.

Y para el caso del bono con vencimiento a 10 años, cuya TIR es de 7,5%, los intereses que ganaría al término de un año sumarían US$ 225.

Con estas alternativas podría ganar hasta 266%, 304% y 341% más respectivamente que invirtiendo en el tradicional plazo fijo.

Desde ya que existe un riesgo adicional cuando uno realiza inversiones en bonos. Ese riesgo está ligado al hecho de que el emisor del bono no pague en tiempo y forma esos intereses o bien que el precio del bono caiga.

Sin embargo, los retornos excedentes que podemos obtener más que compensan ese riesgo.

De todas formas, siempre me gusta recalcar lo siguiente: no concentres todas tus inversiones en un solo instrumento financiero. Es importante que tengas en tu cabeza el concepto de diversificación como regla de oro. De esta manera, tus ahorros te lo agradecerán y el gran ganador de esta estrategia serás vos.

 

Dos inversiones para dolarizar tus ahorros

El ahorrista argentino tiene un amor declarado por la divisa estadounidense, sobre todo porque a lo largo del tiempo demostró ser un excelente refugio ante las innumerables crisis económicas. Hoy te presentó dos caminos para sacar mayor potencial del dólar.

¡No compres dólares!

Todo bien, pero primero deberías pensar en cómo invertirlos…

Esa es una de las principales recomendaciones que siempre llevo conmigo y que utilizo frecuentemente cuando cualquier ciudadano de a pie me comenta que compró dólares para cubrirse del riesgo argentino.

Inflación, devaluación, recesión, son parte importante del mencionado riesgo.

Me sucede a menudo. Cuando estoy en una cena con amigos, en un almuerzo familiar o en algún evento social. Los argentinos utilizamos al dólar como el salvavidas necesario para cubrirse de la tempestad. Sin embargo, rara vez consideramos invertirlos.

Tocarlos, revisarlos de vez en cuando y hasta contarlos con alta frecuencia son algunas de las cuestiones que explican la preferencia de mantener los dólares con uno en vez de invertirlos.

Lo entiendo. Hay mucho de ignorancia o ausencia de educación financiera en ese proceder.

Se trata de un comportamiento que trato de cambiar permanentemente desde mi rol de economista y asesor financiero.

Y hoy te quiero plantear una sugerencia.

Entiendo que con tus pesos sobrantes –de tenerlos- quieras comprar dólares. Y más ahora que tenés libre acceso al mercado de cambios. ¿Pero qué me dirías si te propongo que una parte de esos pesos sobrantes con los que pensás comprar dólares los inviertas en instrumentos financieros que no solo te permiten dolarizarte sino que también otorgan un beneficio adicional si tolerás determinado nivel de riesgo?

¿Estarías de acuerdo en hacerlo?

Para convencerte, te voy a presentar dos oportunidades de inversión con esas características, con dos niveles distintos de riesgo.

Primero, lo más “tranquilo”.

En la Bolsa local cotizan títulos o bonos que emiten los gobiernos o empresas. Esa deuda puede estar emitida en dólares o en pesos. Si es en moneda local, todos los pagos de interés y capital que realiza el bono serán en pesos. Si, en cambio, la serie es emitida en moneda dura, todos los pagos que haga el bono serán en dicha moneda.

Pero he de aquí lo más interesante.

Uno, como inversor y sin importar el tamaño, puede acceder a los títulos en dólares invirtiendo pesos. Como contrapartida, cuando el título pague su interés o devuelva su capital, lo hará en billetes estadounidenses constantes y sonantes.

Tomemos el caso del bono Bonar 24 emitido por el Gobierno Nacional. Su código de bolsa es AY24. Este bono tiene un cupón de interés de 8,75% anual que se paga dos veces al año: 4,375% el 7 de mayo y 4,375% el 7 de noviembre de cada año.

En tanto, su capital será devuelto en 6 cuotas anuales empezando en el año 2019.

Todos estos pagos, reitero, que hace el bono serán en dólares estadounidenses. El flujo de pagos del bono es el siguiente:

Cash Flow

Uno como inversor puede hacerse de los Bonar 2024 a razón de $ 15,95 cada bono, equivalente a US$ 1,0593. Si se mantiene el bono hasta el vencimiento, a lo largo de su vida habrá cobrado US$ 152,51. Esto hace que el rendimiento promedio anual del bono sea de un 8,39% en dólares.

En palabras simples, cada año 100 dólares se transforman en 108,39.

Más interesante que comprar sólo dólares, ¿no?

Para invertir en ellos lo que debes hacer es abrir una cuenta en una sociedad de bolsa local. Es un trámite más burocrático que otra cosa, pero necesario para poder invertir en el mercado de capitales.

La segunda alternativa que te voy a dar para dolarizar tus ahorros es algo más riesgosa. Se trata de invertir en acciones. Pero no en cualquiera, sino en una categoría denominada Certificados de Depósitos Argentinos, o CEDEARs, que son  certificados de empresas extranjeras que cotizan en pesos en la Bolsa de argentina.

Su funcionamiento es bien básico: la cotización del CEDEAR replica la cotización de una empresa extranjera que cotiza en Wall Street en dólares, ajustada por el tipo de cambio.

La ventaja del CEDEAR es que ofrece dos fuentes de retorno. La primera es si el dólar sube en Argentina, el CEDEAR sube de precio reflejando la mayor paridad entre la moneda estadounidense y el peso. Y la segunda es que si sube el precio en dólares de la acción en cuestión en Nueva York, entonces el CEDEAR subirá su precio en pesos.

Obviamente, que el razonamiento es inverso tanto para el caso en que baje el dólar como en que disminuya el precio de la acción en Wall Street. De allí que esta alternativa decimos que es más riesgosa.

Al igual que con los bonos, el CEDEAR se compra en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y se necesita una cuenta comitente en un agente de bolsa para operarlo. De esta manera, comprar acciones de Apple, Microsoft, Google o cualquier otra firma está al alcance de tu mano.

Espero que te hayan gustado estas dos opciones. La idea principal es aportarte un granito más de arena para que entiendas las ventajas de invertir tus ahorros.

Diego.