La verdad sobre la caída de Facebook

Casi 7 horas estuvieron las plataformas relacionadas con Facebook durante este lunes 4 de octubre. Se trató de la mayor caída offline desde 2008, aunque por ese entonces tenía “sólo” 80 millones de usuarios. En esta ocasión más de 2.300 millones de usuarios fueron afectados si consideramos las plataformas de Facebook, Instagram y Whatsapp.

Las acciones de Facebook (FB) cayeron un 4,89%, con el doble de volumen negociado que el promedio de los últimos 10 días. ¿Acaso esta pérdida de US$ 47 mil millones de capitalización de mercado de la firma en un sólo día se debió a este apagón?

La respuesta es NO, a pesar de que gran parte de la prensa internacional manifestó lo contrario.

Paradójicamente, la jornada bursátil de Facebook ya se presumía iba a ser muy complicada durante la apertura de este lunes ya que la obra maestra de Mark Zuckerberg se encontraba bajo ataque.

A priori, FB está en el centro de la escena por la privacidad de los datos de sus usuarios. En un foro de hackers, aseguran que están a la venta más de 1.500 millones de datos personales de usuarios de la red social. Esto ya había sido objetado anteriormente cuando en abril de este año unos 500 millones de datos de usuarios fueron expuestos.

Sin dudas que hay severas fallas de seguridad en Facebook y cualquier otra red social donde los usuarios postean activamente fotos e información personal privada. Ocurrió antes, ocurrirá ahora y continuará pasando en el futuro. Los usuarios son conscientes que, una vez subida una imagen o alguna información personal de manera voluntaria, la misma puede estar sujeta al robo por parte de los hackers.

Lo anterior sirve para apuntalar el discurso global de los principales gobiernos del primer mundo en contra del gran poderío internacional que tienen estas mega empresas tecnológicas. La necesidad de buscar más recursos fiscales para enderezar las muy debilitadas arcas oficiales encuentran en las big tech el botín perfecto para avanzar contra ellas.

Así, Facebook se ha transformado en el actor principal para recibir hostigamientos y controles por venir de parte del poder político que necesita librar esta batalla y buscar recursos adicionales.

¿Por qué se da esto?

Básicamente porque los países centrales quedaron fuertemente desequilibrados tras el paso de la pandemia. Tomando Estados Unidos los números están a la vista:

1- La hoja de activos de la FED se duplicó en 18 meses.

2- La inflación escala al nivel más elevado de la última década, mostrando cuatro meses consecutivos con tasas interanuales por encima del 5%.

3- La relación Deuda / PBI está en niveles de 125%, situación delicada en las puertas de una FED que subirá las tasas en 2022.

Bajo este contexto, con mercados inciertos, mayor volatilidad y activos de riesgo bajo presión, Facebook (FB) ha sufrido fuerte. ¿Qué podemos esperar? Breve análisis a continuación.

¿Tormenta perfecta?

Adicionalmente a todo lo anterior, la acción de Facebook comenzó a naufragar la semana pasada, en medio de una toma de utilidades del mercado en general, cuando señaló que efectivamente el nuevo sistema operativo iOS de Apple tuvo un efecto negativo mayor al esperado en el negocio de ads.

Hace un par de meses atrás, el propio Mark Zuckerberg había señalado que, incluso, ese mismo sistema operativo, que le daba poder a los usuarios a elegir preferencias sobre el seguimiento de sus preferencias, podría lograr mayor eficiencia en el negocio de la firma.

Así, con las sensibilidad del mercado a flor de piel, la acción de Facebook acumula ya una baja de 14% en el último mes. ¿Puede ser una oportunidad? Habrá que conmensurar el daño que le ha hecho iOS al negocio central de la firma, pero sin dudas los ratios son nuevamente atractivos:

– Precio / Ganancia forward: 21,7x.

– EV / EBITDA: 11,9x.

– Precio / Cash Flow forward: 17,6x.

¿Alcanza para ser atractivo? Lo que podemos decir es que, comparado con las otras mega empresas tecnológicas, son ratios que comienzan a ser muy atractivos.

Aprendiendo en los mercados,

Diego

China, ¿bomba de tiempo para los mercados?

Desde hace unas semanas, China se volvió el epicentro de atención de los mercados globales. En este caso, no se trata por su crecimiento a tasas chinas. Tampoco por el enfrentamiento entre el Gobierno central y las grandes corporaciones tecnológicas como Alibaba (BABA)Tencent. En este caso, las visiones se centran en Evergrande, el segundo más grande desarrollador de real estate de ese país.

Hace varios años los analistas se preguntaban si China no podría sufrir un “credit crunch” (ola masivo de defaults corporativos) debido al abultado crecimiento del endeudamiento del mundo corporativo. Las tasas de interés por el piso financiaron una fenomenal expansión del sector privado en base al apalancamiento.

En rigor de la verdad, no solo China ha logrado expandirse con esta mecánica. También grandes empresas europeas y norteamericanas han usado el financiamiento “gratis” a lo largo de la última década, sesgo que trae mucha incertidumbre hacia adelante en un contexto de potencial suba de tasas de interés. Pero a diferencia de lo que ocurre en el contexto del gigante chino, en los países occidentales la información es transparente y al alcance de la mano de todo el mundo inversor.

Lo que ocurre en China, más allá de la actual coyuntura de Evergrande de la cual hablaremos a continuación, es que estamos en presencia de una gran caja negra puertas adentro sobre cómo están interactuando los desequilibrios crediticios dentro de las empresas producto de la gran muralla interna sobre el flujo de información hacia el afuera.

Y todo esto hace que, cualquier amenaza de pinchazo de burbuja en empresas chinas, la magnitud de los impactos son inconmensurables por las esquirlas que puede producir tanto adentro como afuera de los límites del gigante asiático.

La primera señal

Desde febrero pasado, fue el propio Gobierno Popular chino el que indicaba que algo en ese país no estaba bien. El ataque del gobierno hacia el fundador de Alibaba, Jack Ma, no fue más que una pantalla de que la actividad económica comenzaba a crujir.

Hacia el afuera, la señal fue que a pesar de mostrarse capitalista para los negocios con el mundo, el alto perfil de los “nuevos millonarios” chinos no comulgaban con las reglas del comunismo puertas adentro: está absolutamente prohibido levantar críticas en público al poder central.

Jack Ma fue el chivo expiatorio, pero marcó el inicio de un proceso de evitar un “levantamiento capitalista” en la cuna del comunismo y la economía planificada puertas adentro. Además, dejó en claro que, en su propia conveniencia en su momento, el gobierno central dejó ir demasiado lejos la expansión del capital privado para conquistar el mundo.

Estas empresas como Alibaba, Tencent, JD.com, fueron demasiado lejos en su expansión y se mostraban lo suficientemente grandes para comenzar a desafiar el poder político. Bajo la excusa de mayor control contra el crecimiento desmedido y cuasi monopólico de estas firmas, el gobierno intercedió sembrando un manto de fuerte incertidumbre hacia los capitales extranjeros.

Así, las acciones chinas comenzaron, peligrosamente, a marcar una divergencia respecto el mundo emergente, dando señal de que la situación estaba lejos de ser normal. La actividad económica en China se ralentizó significativamente y esto puede hacer crujir, conjuntamente con el enfrentamiento ante las grandes firmas, a la pujante sociedad china.

Claramente, esta divergencia de performance entre el ETF de Acciones de China (FXI) y el principal ETF de Mercados Emergentes (EEM) es una muy mala noticia para este último, en caso de que ese spread no empiece a cerrarse. Y también, es imposible imaginar que los mercados desarrollados, sean europeos o de Wall Street, puedan seguir su rumbo alcista sin importar lo que ocurra con los activos financieros de unos de los motores de la economía global como es China.

¿El próximo Lehman?

Ahora sí hablemos de Evergrande. Algunos señalan que este gigante de desarrollo de real estate chino es el próximo Lehman Brothers que desatará la próxima gran crisis financiera mundial. Cuando leo esto, entiendo que quiere hacerse un análisis comparativo del potencial impacto financiero que pueda llegar a tener una potencial caída de Evergrande sobre los mercados globales como el que tuvo Lehman en 2008.

De todas formas, son cosas distintas. Mientras que el banco de inversión estadounidense estaba lleno de producto estructurados difíciles de entender que tenían como colateral (garantía) final gran cantidad de hipotecas de baja calidad, en el caso de Evergrande es la propia empresa la que está plagada de deuda propia que no puede pagar.

Se presume que este desarrollador chino, que tomaba préstamos muya caros que vendía tierras y proyectos inmobiliarios aún más caros, debe aproximadamente unos USD 300.000 millones. Es una cifra totalmente impagable para su situación financiera actual, con una caja disponible menor a los USD 5.000 millones según cálculos recientes.

Cuando las propiedades dejaron de subir, la bicicleta dejó de pedalear y Evergrande se encuentra en una situación insostenible a futuro. Esto puede generar un caos no menor en el corazón de los bancos más expuestos a este tipo de créditos.

Sin dudas, estamos ante una situación que no puede tener un final feliz. Pero el impacto sobre los mercados dependerá de cuál de estos dos caminos asuma el Gobierno chino:

1- Deja caer a Evergrande, adoctrinando al resto de las empresas privadas que se apalancaron mucho más de los límites impuestos por el propio gobierno, dando un ejemplo sobre la dirección del país al respecto, aún asumiendo los inconmensurables costos que puede provocar esta decisión.

2- El Gobierno interviene la empresa, se queda con el control mayoritario y salva un colapso masivo negociando con acreedores, aunque eso puede ser una señal de debilidad hacia adelante, enviando mensajes de riesgo moral para otras empresas en igual situación de asfixia financiera que podría descansar en la idea de mantener los desequilibrios actuales ya que siempre aparecerá la mano del Estado como luz al final del túnel.

Durante la crisis de 2008, el Gobierno norteamericano, hasta entonces impensado, llevó adelante las dos soluciones. Primero dejó caer a Lehman Brothers para dar un mensaje de que no saldría al rescate de ninguna entidad, las cuales debían hacerse cargo de sus irresponsabilidades. Cinco días después, cuando la mayor aseguradora del mundo, AIG, iba camino al colapso, el Tesoro norteamericano salió al rescate masivo de todo el sistema financiero.

Los meses después sabemos lo duro que fue para el mercado y la economía global. También, quedó en evidencia los grandes negocios para el portafolio que surgieron a partir de ese momento.

Cautela, prudencia, liquidez y paciencia para aprovechar oportunidades parece que son características comunes que cualquier inversor debe tener en los tiempos actuales.

Aprendiendo en los mercados,

Diego.

Los sectores ganadores con mayor inflación global

Si hay algo en que los argentinos somos expertos, eso se llama inflación. Hace más de dos décadas lidiamos con niveles insoportablemente altos de precios que presionan al poder adquisitivo de nuestros ingresos y ahorros. Como marca nuestra historia, mostramos resiliencia, nos adaptamos y buscamos caminos para proteger el dinero. En eso, se podría decir que estamos un paso adelante del resto. Ahora, es el mundo el que debe lidiar con presiones más fuertes a nivel inflacionario y, como inversores, debemos detectar qué sectores pueden ser ganadores y por qué.

Antes que nada, hagamos un poco de historia.

En estas últimas dos décadas en que los argentinos volvimos a batallar contra la inflación, en el mundo paradójicamente cada vez se habló menos de este flagelo. Con la mayor parte de los países entendiendo el concepto de restricción presupuestaria, el mundo transitó fases de expansión y recesión con una inflación promedio del 2,5% al 3% anual.

La productividad laboral, la innovación, el desarrollo tecnológico y la competencia permitieron evitar las presiones inflacionarias que pusieran en peligro el equilibrio global.

De alguna manera u otra, la pandemia rompió con esa tranquilidad.

La primer medida que adoptaron los bancos centrales fue actuar coordinadamente para inyectar rápidamente una cantidad de dinero nunca antes vista: casi 10% del PBI global fue emitido en menos de 1 año mediante la compra de bonos públicos y privados. Asegurar la liquidez del sistema financiera global para evitar una ruptura de la cadena de pagos era vital.

En segundo lugar, los Estados pusieron en marcha políticas fiscales expansivas nunca antes vista. Eso permitió compensar parcialmente los efectos negativos de la pandemia en materia económica, aunque debilitó fuertemente la solvencia financiera de largo plazo.

Finalmente, la reapertura económica acelerada en Estados Unidos y otras economías desarrolladas producto de una vacunación masiva reactivó la demanda a un ritmo mucho más veloz que la oferta de bienes y servicios, poniendo presión alcista a los precios.

Así, quedan en evidencia los últimos datos de inflación en Estados Unidos que ponen en el centro de la escena el debate entre analistas e inversores sobre si este fenómeno es transitorio o permanente.

El jueves pasado se conoció que el ritmo de inflación en la principal economía del mundo fue el más elevado desde septiembre de 2008, con un avance de 5% interanual (más alto que el 4,7% estimado) en el quinto mes del año.

Si bien hay motivos para pensar que sí efectivamente alguna de las alzas son temporales (tansporte dio un salto por el aumento de autos y camiones usados ya que la producción global está sufriendo la escasez de semiconductores), otros sectores claramente muestran que los aumentos pueden ser más que transitorios.

Mi impresión es que poco sentido tiene el debate acerca de si estamos en un mundo más inflacionario o no. Claramente la inflación ya llegó y eso es lo que el inversor debe tomar nota al final de cuentas. La transitoriedad o no la marcará el paso del tiempo, pero en el mientras tanto el portafolio puede sufrir con fuerza.

Los sectores que ganan con la inflación

Si bien el flagelo inflacionario no había estado presente a nivel global en los últimos 20 años, llegó el momento de desempolvar los libros de historia para ver si estamos o no en presencia de situaciones similares, determinando los sectores que podrían verse beneficiados.

Algunas de esas notas del pasado indican que los siguientes sectores lo hacen bien si la inflación tarda más tiempo en irse:

  1. Consumo Básico: Al ser un sector más resiliente a los ciclos económicos y con una baja elasticidad de la demanda, las empresas que lo componen son capaces de traspasar cualquier aumento de costos a sus precios finales sin verse afectados ni sus márgenes ni su demanda.
  2. Commodities & Materiales Básicos: Este sector claramente puede lidiar con una inflación global más alta, beneficiándose del aumento de la circulación del dinero hacia demanda de bienes que cubren el poder adquisitivo del dinero.
  3. Industria: Maquinaria, inventarios y bienes de uso permiten ser un hedge (cobertura) bastante fuerte contra los procesos inflacionarios.
  4. Financiero: Si la inflación avanza, las tasas de interés suben, y eso es positivo para el margen de intermediación de las empresas del sector financiero, sean bancos o aseguradoras.

Todo lo anterior se resume en sectores a observar e incorporar parcialmente en un portafolio equilibrado para poder tener un manejo adecuado de los riesgos de cualquier cartera pensada para el largo plazo. El segundo semestre traerá muchos desafíos en este sentido.

Así es como esta conformado nuestras inversiones en Portafolio Sin Fronteras. Ya estamos obteniendo muy interesantes retornos mediante el equilibrio de exposición en empresas que se benefician fuertemente con este escenario global. Te invito a descubrir de que se trata haciendo clic acá.

 

Aprendiendo en los mercados,

Diego.

De Omaha al mundo: Nuevas lecciones para el inversor

El sábado 1 de mayo se festejó el día del trabajador en muchos países del mundo. Para quienes tenemos pasión por las inversiones, consideramos que ser un inversor es un trabajo muy arduo, que requiere disciplina, profesionalismo y mucho estudio.

Este trabajo puede ser mucho más amigable si se tienen referentes de la talla de gurúes como Warren Buffett. Y, vaya paradoja, fue el 1 de mayo de este año el día en que se celebró el Encuentro Anual de Inversores de Berkshire Hathaway, liderado por el reconocido inversor.

Para los que practicamos el culto de las inversiones de valor, es una de las citas más esperadas del año. Pero sinceramente creo que es un pecado circunscribir solamente el interés del evento a los amantes del Value Investing.

Escuchar a Warren y su ladero Charlie Munger es realmente una clase maestra que todos los inversores deberían escuchar con atención. No importa realmente el sesgo de sus inversiones, se trate de apuestas más agresivas en compañías de crecimiento (Growth), especulaciones de corto plazo o una combinación de ambas corrientes.

Siempre que habla, Warren Buffett deja frases para la posterior reflexión. Y esta vez no ha sido la lección.

En este año, he identificado tres lecciones relevantes que podemos tener en consideración para lo que viene.

Lección #1

El mercado está caro y Warren Buffett y su equipo han venido hablando hace mucho tiempo de esto. En más de una oportunidad, se ha señalado que Berkshire no está encontrando buenos negocios para adquirir a un precio atractivo.

Esto lo repitió: “no estamos sumando nuevas inversiones en acciones”.

Por esta razón, ha llevado el ritmo de recompra de acciones propias a un nivel récord durante el 2020 y que prosiguió en los primeros meses de 2021. Pero a pesar de esa inversión, la Caja del holding continuó creciendo y acumuló en el primer trimestre un nivel de USD 142.211 millones, un 5,3% más que a fin de 2020.

Claramente hay un exceso de liquidez respecto a la posición histórica de la empresa que maneja el gurú, pero eso responde a la ausencia de buenos negocios en acciones debido a las exigentes valuaciones.

Entonces, si vos tenés todo tu dinero invertido en el mercado ahora mismo, ¡tené cuidado!

Lección #2

“Las personas comunes no creo que puedan elegir acciones individuales con éxito”.

Este mensaje estuvo destinado principalmente a la gran cantidad de nuevos inversores que se sumaron en el mercado durante el 2020 y este año, más con ansias de especular como si fuera un casino que de invertir.

En esta línea Buffett criticó a la aparición de muchos brokers que estimulan la gran especulación y rotación de las posiciones bursátiles no cobrando comisiones por ello, poniendo en el centro del ring a la famosa app RobinHood.

Para demostrar lo difícil que es invertir en acciones individuales y hacerlo con éxito cuando uno no tiene demasiado conocimiento, el famoso inversor mostró dos placas. En la primera de ellas dejó en evidencia cuáles eran las 20 acciones más grandes por capitalización bursátil en 1989. Luego, en la segunda diapositiva, mostró el mismo ranking para el 2021.

Ninguna de las empresas que formaban parte del Top 20 en 1989 forma parte del ranking en la actualidad. Eso deja en evidencia lo difícil que es invertir con éxito cuando no se tiene conocimiento y un análisis adecuado.

Lección #3

La tercera de la lección se desprende de la segunda: “Es un error ser anti-capitalista”.

Warren acá puso el ejemplo de los Estados Unidos, uno de los países más capitalistas del mundo. En 1989, dentro de las 20 empresas más grandes del mundo, “sólo 6” eran estadounidenses. En 2021, 13 de 20 de esas firmas son de origen estadounidense y 5 de las 6 primeras pertenecen a la principal economía del mundo.

Lo anterior deja en evidencia que el sistema capitalista es el que mejor funciona, dentro de los sistemas probados, en crear oportunidades y riquezas.

Claramente hay lugar para mejorar el mismo, pero lo que no se puede hacer es discutirlo como mucho discurso reciente lo ha puesto en duda.

De esta manera, son tres lecciones las que deja Buffett en esta oportunidad para cualquier que quiere recorrer la carrera de inversor. Como frutilla del postre, Charlie Munger dejó su selló cuando le preguntaron su perspectiva sobre las criptomonedas: “No le doy la bienvenida a métodos de pago que avalan secuestradores y extorsionadores”.

A buen entendedor, pocas palabras.

En mi visión, las criptomonedas se ganaron el lugar de un nuevo Asset Class, pero claramente es una inversión muy especulativa y difícil de descifrar acerca de cómo terminará esta historia.

Simplemente Mercados

Para seguir con la tónica educativa y el entendimiento de lo que pasa en los mercados globales, he inaugurado una nueva sección en mi canal de Youtube llamada Simplemente Mercados.

En esta oportunidad, hablo de la rotación de las carteras. Podés ver el video acá.

Si te gustó el contenido, cuento con tu like, suscribite al canal y compartilo con gente interesada de recibir este tipo de videos hacia adelante.

Aprendiendo en los mercados,
Diego

La revancha del “viejito” Warren Buffett

“Nunca subestimes la capacidad y experiencia de los grandes maestros. En inversiones, eso es sinónimo de Warren Buffett.”

En la actualidad, todo transcurre a una velocidad sin precedentes. Todos queremos las cosas para ahora mismo, sin esperar un segundo de más. La impaciencia es algo que realmente se ha apoderado de cada uno de nosotros en todo momento, sin importar la circunstancia.

Sin ir más lejos, este sábado al mediodía acabo de almorzar con mi familia y unos amigos en un restaurante. Quien nos estaba atendiendo tardó más de 15 minutos en traernos las bebidas. Pareció una eternidad. De hecho, fueron mis hijos y sus amigos los que empezaron a impacientarse y preguntar a partir del minuto 5 por qué el mozo no había traído aún su gaseosa y el pan.

Ellos no tienen la culpa, son el reflejo de nosotros, sus padres, que vivimos a toda velocidad sin poner un freno ni siquiera a nuestras actividades ordinarias, por más que estén vinculadas al ocio y el goce.

Llevo lo anterior al terreno de los mercados financieros y las inversiones. Los nuevos participantes que se fueron sumando al mundo bursátil en los últimos años arribaron con el objetivo de convertirse en millonarios de la noche a la mañana. Ganara dos cifras con sus apuestas era una cuestión de poco tiempo. Para su desilusión, eso es realmente imposible.

La idea de que uno puede tener un timing perfecto de mercado que le permita solo sumar apuestas ganadoras permanentemente tiene una probabilidad inferior al 1%. De hecho, hay estadísticas que muestra que de cada 100 inversores que se dedican al trading en los mercados, 97 de ellos pierden todo su dinero en los 12 meses posteriores y los 3 restantes abandonan su misión al segundo año. Como ocurre en el casino, la banca siempre gana.

Lo anterior claramente refuerza la idea de que quienes invierten en el mercado deben hacerlo pensando en el largo plazo, teniendo una estrategia de inversión consistente y transitando el camino de la tortuga (no el de la liebre) si lo que se pretende es tener éxito.

Durante el año de la pandemia, estos inversores que venían en busca de sus millones en apenas semanas o meses, se multiplicaron exponencialmente. Con los primeros “grandes” resultados que obtuvieron apostando a las “estrellas” del mercado del momento, su arrogancia y soberbia creció sin límites. Esa sobre confianza los llevó a atacar sin piedad a los grandes gurúes del mercado, acusándolos de no entender la nueva dinámica emergente que se había manifestado a partir de la pandemia.

El gran centro de las críticas fue, ni más ni menos, que el legendario Warren Buffett. Su “pobre” resultado de los últimos años frente al índice S&P 500 y algunas malas decisiones de portafolio que tomó en los primeros meses de la pandemia, exacerbaron las críticas de quienes consideran que su metodología de inversión había quedado obsoleta para los nuevos tiempos.

Esta metodología que, ni más ni menos, señala que para invertir en una empresa uno debe entender a la perfección qué produce, cómo lo hace y a qué mercados vende.

Lejos de quedar antigua, esa forma de ver las cosas está más vigente que nunca. En tiempos de masiva liquidez que fluye a los mercados financieros comprando cualquier activo financiero en busca de retornos extraordinarios, los riesgos se incrementan exponencialmente. La ausencia de análisis consistente y la sobre confianza en los inversores son rasgos que se perciben en abundancia. Ese combo, con el correr del tiempo, suele ser letal.

Y trae pérdidas irremediablemente irremontables.

Tiempos de revancha

Si hay algo que pasa siempre en el mundo de las inversiones es que el tiempo suele poner todo en su lugar. Los últimos tres meses han mostrado algo de esto. Con la rotación de los portafolios, ante la expectativa de la reapertura de la economía global (algo en duda en este momento), las acciones más rezagadas comenzaron a tomar impulso en detrimento de las que fueron las más demandadas durante la pandemia.

Muchas pequeñas empresas tecnológicas que fueron furor en 2020, y sobre las cuales estos nuevos traders del mercado podían construir sus grandilocuentes credenciales, han retrocedido más de un 50% en dólares en apenas algunas semanas. No es que estas empresas no tengan un interesante potencial, sino que sus valuaciones habían llegado a niveles realmente insostenibles.

En contraste, las aburridas inversiones que fue incorporando Warren Buffett a su holding Berkshire Hathaway (BRK-B) comenzaron a dar sus frutos en este volátil comienzo de año.

Mientras que el tecnológico Nasdaq acumula una mejor de 1,4% en los últimos tres meses, la acción de Berkshire Hathaway avanza casi 10 veces más: 13,3%.

¿Cuáles fueron las últimas incorporaciones de Warren y su equipo?

De acuerdo a la última presentación de su balance trimestral, al 31 de diciembre los activos elegidos fueron los siguientes:

Las inversiones anteriores muestran una apuesta importante en el sector saludcomunicacionespetróleoconsumo discrecional. Esto muestra un equilibrio entre sectores de reapertura económica e industrias que han quedado con valuaciones muy atractivas a pesar de la fuerte incertidumbre.

Pero sobre todas las cosas, tienen tres ingredientes que todo inversor que desee recorrer el camino de la tortuga debe considerar:

  1. Entender el proceso productivo de las empresas.
  2. Adquirir activos de valor con un margen de seguridad atractivo.
  3. Cultivar la paciencia coincidente con una estrategia de largo plazo.

Con estos tres atributos, la “obsoleta” estrategia de Warren Buffett vuelve a dar sus frutos y la revancha contra sus detractores se cocina a fuego lento. Adicionalmente, y como “frutilla del postre”, Berkshire estuvo recomprando acciones propias a un ritmo sin precedentes, mandando una última señal al inversor: el holding está barato considerando los activos de calidad que tiene y su disponibilidad de caja.

India, el Tigre Blanco y tus inversiones

La oferta tecnológica que tenemos a disposición en la actualidad marca la era del progreso en la que vivimos. Teléfonos inteligentes, consolas de videojuegos, televisores cada vez más sofisticados y la variedad del streaming es realmente increíble.

Todo esto ha crecido a un ritmo sin precedentes en la última década, con la gran ventaja de poder acceder a esta tecnología a precios muy competitivos para relativamente todos los estratos de la sociedad.

Explicarles cómo era la situación en mi infancia es una de las mejores maneras que encuentro para que mis hijos valoren las cosas positivas de esta revolución que viven, aún con pandemia mediante.

La programación de la televisión que empezaba a las seis de la tarde, los cortes de luz programados, la inexistencia de videojuegos y la ausencia de todo tipo de pantalla ligada al entretenimiento, son algunas de las características que marcaron mis primeros años de infancia. Así, todo el ocio y entretenimiento quedaba reducido a la pelota, el juego de las escondidas o, eventualmente, visitar algún amigo vecino.

Eran tiempos diferentes, claramente con menos herramientas y recursos que en los tiempos actuales. Pese a esto, en muchos lugares del mundo (y de nuestro país), una parte no menor de las personas están privadas de disfrutar de este avance de la tecnología.

Dejame que te cuente algo más al respecto.

En Netflix existe una película llamada El Tigre Blanco, la cual miré hace unos días atrás. El film está basado en una novela del escritor Aravind Adiga y se centra en mostrar la historia de las castas en India y la desigualdad que hay en la denominada democracia más grande del mundo.

Allí se cuenta la historia de un niño que nace en una tribu bien pobre, que busca romper el molde de las tradiciones y se va haciendo camino al andar para buscar su libertad y su progreso ante tanta adversidad.

Debo confesar que la película tiene imágenes muy crudas, pero describe la realidad de lo que ocurre en ese país. No se esconde absolutamente ningún detalle.

Me tocó viajar a India en noviembre de 2017 por trabajo. Se trató de la ciudad de Mumbai (o Bombay), que es la capital económica de ese país. Nueva Delhi, en tanto, es conocida como la capital política.

Me habían alertado sobre algunas cuidados que debía tener de antemano. Y que el choque socio cultural iba a ser muy grande. Pese a esto, la realidad superó con creces todo lo que me había imaginado de antemano.
Después de 22 horas de vuelo, con una escala en la ciudad de Frankfurt, Alemania, arribé a las 3 de la mañana. El aeropuerto lucia moderno y muy grande. Al salir a buscar un taxi, comenzó mi experiencia con la “verdadera India”. Una atmósfera espesa, con gran humedad y polución, se percibía fuertemente a pesar de la oscuridad de la noche. Conseguir un auto que me llevara al hotel fue toda una aventura, a pesar de manejarme con el inglés, lenguaje que los nativos manejan bien por ser una ex colonia británica.

El taxi que me terminó llevando al hotel 5 estrellas más lujoso de la ciudad no tenía vidrios y, desde ya, tampoco aire acondicionado. Era un auto que, como mínimo, tenía unos 25 años de antigüedad.

Pero eso no fue lo peor…

El trayecto al hotel duró aproximadamente 1 hora. Y lo que encontré en el camino no lo había visto antes. Un sinnúmero de personas durmiendo en la calle, suciedad y construcciones a medio terminar. Era una escena típica de un lugar que había padecido una guerra. Para los ciudadanos de Mumbai, era retrato cotidiano de la ciudad donde vivían.

El día de mi llegada tenía libre, para hacer un soft landing de semejante viaje y las ocho horas de jetlag que hay entre Buenos Aires y Bombay. Después de descansar apenas unas pocas horas, salí a recorrer los alrededores del hotel. La muchedumbre que había en la calle era llamativamente importante. Muchos se agolpaban en pequeños puestos de comida, donde compraban sus raciones que luego comían con sus manos. Mi aspecto occidental era un imán para muchas personas que se me acercaron ofreciéndome servicios de “visitas guiadas a pie” a cambios de dólares.

Llegué hasta el hotel Taj Mahal, a unas 10 cuadras de distancia de donde me hospedada. Sinceramente estaba abrumado por la situación. No tenía miedo, pero sí me sorprendió la gran pobreza que existía en una parte no menor de la sociedad. Y no era un rasgo de la ciudad en la que estaba, sino de todo India, de acuerdo a lo que me contó gente propia del lugar.

Realmente ha sido un baño de realidad muy impactante. Pero la desigualdad y la división de castas que hay en ese país se expresan de una manera brillante en la película El Tigre Blanco.

¿Cuánto puede durar esto sin una reacción de las clases más bajas? ¿Acaso es estable este equilibrio? Parecería que no y allí hay una oportunidad de inversión latente.

India en tiempos de “reseteo mundial”

Cada vez más fuerza se escucha de que la pandemia marcó un antes y un después en el equilibrio mundial. Muchos líderes pregonan un gran reseteo mundial, con foco en las energías limpias, la mayor carga impositiva para los “ricos” y políticas que impulsen más la igualdad en el mundo.

No creo en gran parte de estos enunciados, sobre todo porque quienes los impulsan tienen intereses creados al respecto.

De lo que sí estoy seguro, es que una parte importante de la población mundial va a buscar romper el statu quo actual en busca de su libertad. Y ésta se encuentra atada a la posibilidad de disfrutar y ser parte de la revolución actual que describí anteriormente. Esto estará sustentado en el sacrificio y la búsqueda de la igualdad de oportunidades.

Una parte importante de esta población que está marginada del progreso vive en India. La economía de este país se contrajo un 9,9% en 2020, producto del golpe económico que implicó la pandemia. Sin embargo, India será uno de los motores de la recuperación global en 2021, con un crecimiento proyectado de más de 9%.

¿Cómo ser parte de esta recuperación desde el rol de inversor? Si uno piensa que la pandemia marcó un punto de inflexión para el rumbo de gran parte de la sociedad india, y que se podría potenciar en los próximos años, el iShares MSCI India ETF (INDA) tiene que estar en el radar.

Se trata de un fondo que posee las principales empresas de ese país, con un sesgo a lo financiero y a la tecnología, con un peso de 27,1% y 17,3% en la cartera respectivamente.

Durante los últimos 5 años, INDA ha tenido una performance inferior al ETF de Mercados Emergentes (EEM). Hacia adelante, creo que hay chances de revertir esto con creces.

El próximo gran paso de India es crear riqueza como país y eso debe provenir de una “rebelión” de las castas que busque liberarse de las tradiciones pasadas. En este sentido, es un proceso que está latente y que a pandemia podría acelerar hacia adelante.

Si crees en lo anterior, el ETF de India puede ser un gran lugar para estar como inversor.

Aprendiendo en los mercados,
Diego MB

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No es el casino, es la Bolsa

Durante la semana pasada las bolsas Wall Street se convirtió más en un casino que en un lugar donde los inversores direccionaban sus ahorros en función del análisis de las empresas y su potencial futuro.

Perdón si lo anterior ha sonado un poco fuerte, pero no encuentro otra manera de describirlo que no sea esa.

No encuentro justificativos reales para explicar por qué una empresa como GameStop (GME), que se encuentra en el ocaso de actividad empresaria, haya subido más de 1.400% en lo que va del año con un volumen negociado que se multiplicó por 50 veces.

Tampoco para explicar como la acción de la cadena de cine AMC Entertainment (AMC) pudo saltar de USD 3 a USD 16 en apenas días, sabiendo que es una empresa cuya facturación se derrumbó más de 90% durante la pandemia y que no tiene atisbo de normalización en el corto plazo.

Algunos encontrarán argumentos válidos en la “guerra” desatada por los inversores minoristas contra los poderosos, como el hedge fund Melvin Capital, que se “aprovechaba” de empresas asfixiadas financieramente para ganar dinero vendiendo acciones que no tenía.

Lo anterior es una estrategia denominada short sell. Estos inversores venden acciones de empresas que no tienen especulando que en un futuro podrán recomprar esas mismas acciones que vendieron a un precio mucho más bajo. Si sale bien, la ganancia es el diferencial entre el precio de venta alto y el precio de compra bajo.

Te estarás preguntando, ¿cómo pueden vender algo que no tienen? Bueno, lo que hacen estos fondos es alquilar las acciones que venden a inversores de largo plazo. Por ese alquiler les pagan una tasa de interés. Una vez que los hedge funds cierran sus posiciones bajistas, devuelven las acciones a sus tenedores originales.

Los inversores minoristas, nucleados en la red social Reddit, comenzaron a repudiar estos movimientos. Las críticas es que estos inversores poderosos se aprovechan de empresas en situación de vulnerabilidad para amasar grandes fortunas apostando a la baja. Así, comenzaron a “rescatar a estas empresas” mediante fuertes compras de las acciones en cuestión, aleccionando a los hedge funds y haciéndoles perder grandes fortunas.

Hasta el momento, con Melvin Capital ha funcionado. El fondo reconoció que en enero perdió más de 50%, producto de la recompra de acciones de GameStop (GME) que tuvo que hacer a medida que fue creciendo de precio de manera exponencial. Así, los inversores minoristas se anotaron la primer victoria.


Sin embargo, esto recién comienza. Tanto del lado de los vendedores como de los compradores, podemos señalar que se trata de las fuerzas del libre mercado las que están impulsando esta batalla.

Quienes están en contra de lo anterior, señalan que lo de los inversores minoristas es una manipulación de los precios lisa y llana, pero también reconocen que la estrategia de short selling que ejecutan los hedge funds impone condiciones de fuerte asfixia a las firmas sin control alguno.

En mi caso particular, tengo dos convicciones firmes al respecto:

La primera de ellas tiene que ver con el mercado como institución de libertad y transparencia. Sin tomar partido por ninguna de las dos posiciones, creo que es vital garantizar el trato igualitario entre los inversores, sin imponer ningún tipo de limitación discrecional en función del tamaño del inversor. La actitud de restringir la negociación de determinados activos por parte de los brokers como RobinHood o TD Ameritrade sienta un precedente muy malo hacia adelante. Si las cuentas de inversión tienen la capacidad monetaria suficiente para invertir en esas acciones o su respectivo mercado de opciones, nadie debe ser privado de hacerlo. A lo sumo, una advertencia sobre el riesgo de estas operaciones antes de ejecutar el trade es válido, pero de ninguna manera podemos avalar la prohibición de invertir en lo que cada uno quiera, sea apostando al alza o a la baja.

La segunda tiene que ver con una lección inobjetable: estas burbujas suelen terminar extremadamente mal para el patrimonio del inversor minorista con más desconocimiento. La idea de no “querer perderse la fiesta” de estas acciones puede ser totalmente nociva en términos del ahorro y la inversión. La historia muestra que estas grandes burbujas, más temprano que tarde, terminan explotando, causando un grave daño a los inversores en particular y al mercado en general. Cuando las burbujas explotan, “se llevan puesto” muchos activos que nada tienen que ver. Y generalmente uno comienza a hablar de burbujas cuando las cotizaciones de los activos financieros comienzan a disociarse fuertemente de los fundamentos económicos. Y este es el caso.

Así, es el momento de tener extrema cautela. No confundir el arte de invertir con un casino. Y evitar la tentación de ingresar a una fiesta en la que uno no fue invitado. Siempre en el mundo bursátil paga más el camino de la tortuga que el de la liebre.

Aprendiendo en los mercados,
Diego MB

P.D.: Recordá que ya lanzamos nuestro servicio de recomendaciones para aprovechar todo lo que se viene en los mercados. No pierdas la oportunidad de formar parte haciendo clic acá.

La estrategia de inversión para el 2021

El arte de invertir no es algo que puede ser llevado adelante por cualquier persona. Cuando promuevo la cultura de la inversión, lo hago desde una óptica de que debe ser llevada a cabo de una manera inteligente, con una estrategia clara y consistente y no dejar cuestiones libradas al azar.

Invertir sin plan ni estrategia no conduce a resultados concretos. Por el contrario, crece la probabilidad de obtener retornos negativos, frustraciones, emociones desencajadas y pérdidas patrimoniales muy grandes.

Pero tener una estrategia tampoco es garantía de éxito. La misma debe ponerse a prueba permanentemente, desafiarla y adaptarla. Sobre todo esto último. Para ver la relevancia de lo anterior, me gustaría darte un ejemplo al respecto.

Para todos los que desarrollamos nuestra carrera profesional alrededor de los mercados financieros, hemos crecido estudiando la teoría de la estrategia 70/30. La misma implica que lo que realmente hace la diferencia en materia del crecimiento de tu ahorro a partir de tus inversiones es la distribución que haces de tu dinero en las dos grandes categorías de inversión: acciones y bonos.

En este sentido, la evidencia empírica muestra que quienes siguieron una estrategia de invertir 70% de su ahorro en bonos y 30% en acciones, han tenido un retorno anual de 7,31% en el período 1926-2015. Claramente que se trata de un gran rendimiento que superó con creces la inflación.

Ahora bien, quienes optaron por la estrategia más arriesgada, con una estrategia de 70% invertido en acciones y 30% invertida en bonos, obtuvieron un retorno anual de 9,96% en el mismo período. Esto se encuentra alineado con el principio número 1 de las inversiones que implica que hay una correlación directa entre el riesgo y el retorno esperado.

Como las acciones son activos considerados de renta variable, tienen implícitos más riesgos, y es lógico que haya obtenido un retorno histórico mayor. Así, la estrategia de 70% acciones y 30% bonos convirtió USD 1 invertido en casi USD 2.500 en esos 89 años considerados.

No está mal, ¿no?

70/30 asset allocation chart

Pese a lo atractivo de los números anteriores, tengo una mala noticia hacia adelante: con los rendimientos actuales de los bonos, luego de la masiva emisión monetaria global, los mismos ya no pueden formar parte de ninguna estrategia de inversión. Ni la de 70% acciones y 30% bonos y ni mucho menos la de 70% bonos y la de 30% acciones.

¿Cómo resolver este dilema?

Una parte puede ser resuelta como ETFs o fondos indexados a los principales índices bursátiles. La otra con un exhaustivo proceso de selección de activos que supla la gran debilidad estructural de los bonos y sus rendimientos de hoy.

Para esta última parte, he ideado una solución para este 2021. La misma tiene que ver con el servicio de recomendaciones Portafolio Sin Fronteras (PSF).

¿Qué podés esperar de este servicio?

Armé un portafolio que estará formado por empresas e instrumentos del exterior que incluso pueden o no cotizar en el principal mercado del mundo: Wall Street. Así, es necesario contar con una cuenta en un bróker online para aprovechar cada oportunidad.

Como entiendo que habrá lectores con distintos niveles de riesgo, decidí que la cartera tenga tres categorías bien diferenciadas que aborden todos los espectros posibles.

  • Renta Global: Aquí buscaremos invertir en instrumentos capaces de generar rentas predecibles en el tiempo y que sean superadoras de los típicos bonos soberanos o corporativos que hoy rinden poco y nada en el mundo.
  • Legado Buffett-Munger: En esta sección incorporaremos acciones que ofrezcan un buen margen de seguridad a partir del análisis de los fundamentos de las empresas. Por algún motivo, el mercado muchas veces no considera determinados activos a pesar de sus buenas perspectivas y es ahí donde aprovecharemos eso a nuestro favor. Esto es lo que comúnmente conocemos como Value Investing (o Inversiones de Valor).
  • Crecimiento Disruptivo: En esta categoría apuntaremos a sugerir firmas que estén creciendo a gran velocidad, que no necesariamente estén en el centro de la escena de todos los inversores, pero que ganan mercado rápidamente. Son empresas más volátiles y riesgosas, pero con altas chances de ofrecer un retorno muy atractivo para el inversor. También buscaremos incorporar compañías que circunstancialmente han sido golpeadas pero que tienen chances de recuperarse una vez superada esta anomalía.

Ya tenemos interesante rendimientos en apenas unas semanas de 2021. Si querés sumarte a esta comunidad de inversores, te estamos esperando acá.

Seguimos aprendiendo en los mercados y detectando oportunidades permanentemente.

¿Super ciclo de commodities y fin de la burbuja?

El comienzo de 2021 comenzó con el “Rally de Cualquier Cosa”. Criptomonedas, acciones sin fundamentos ni ganancias y commodities. El nivel de euforia es increíblemente alto (y peligroso…).

Pero vayamos un poco hacia atrás para saber lo que está pasando.

El detonante del mini mercado bajista que tuvo lugar entre marzo y abril de 2020 ha sido la pandemia, generada por la Covid-19. Por ese entonces, muchos analistas de mercado salieron a decir que el comportamiento de las Bolsas sería distinto a la historia más conocida porque la pandemia era un hecho excepcional.

Efectivamente no es frecuente que el mundo se enfrente a un fenómeno de esta naturaleza. De hecho, hay que remontarse a un siglo atrás para encontrar a la fiebre española como la última pandemia sobre la que la humanidad había tenido registro. Hubo amenazas recientes, como la del Ébola, el SARS o la gripe porcina (conocida como gripe A) que amenazaron la normalidad global. Sin embargo, y por fortuna, han quedado en eso: solo una amenaza.

Pero para la naturaleza de los mercados, la pandemia no alteró el rumbo normal que relaciona el ciclo económico global  y el comportamiento del inversor. Lo que sí se vio alterado fue la velocidad de los acontecimientos y eso se debió al accionar rápido y sincronizado de los bancos centrales. Tuvimos la caída más violenta en el lapso más corto del que haya registro, pero también se verificó la recuperación bursátil más importante, tanto en magnitud como lapso de tiempo, en toda la historia.

Pese a esto, como marqué anteriormente, el ciclo económico y del inversor se respetó casi a rajatabla.

Para tener una visión más acabada de lo anterior, partamos del siguiente gráfico:

Si observamos este reloj del ciclo veremos que las etapas del mercado en la pandemia han sido similares a cualquier otro ciclo del que se tenga recuerdo. Hay que evaluarlo como las agujas del reloj, de derecha a izquierda.

Si partimos del cuadrante de arriba a la derecha, antes de la irrupción de la pandemia, el ciclo económico global estaba en cierta manera recalentado, con la economía estadounidense liderando la expansión y una tasa de desempleo que se ubicaba en el menor nivel de los últimos 50 años. Se hablaba de que la principal economía del mundo se encontraba creciendo por encima de su potencialidad y que la inflación podía ser un problema. Sin llegar a ese extremo, la pandemia implicó rápidamente pasar al siguiente cuadrante.

El mundo se paró por completo, incluido Estados Unidos, con los masivos cierres para contener el virus. Se verificaron caídas sin precedentes de las economías y los inversores se desprendieron de las acciones a una altísimas velocidad, privilegiando el posicionamiento en efectivo (dólar o bonos del Tesoro). La expectativa de inflación cayó fuertemente y la deflación tomó el control.

A medida que se fue recogiendo evidencia empírica del virus y se complementó con ayudas sin precedentes de los fiscos y los bancos centrales para contener los efectos adversos, las economías comenzaron a rebotar. El peligro de un masivo crash financiero de bonos soberanos y corporativos comenzó a disiparse. Incluso, los rendimientos de los bonos comenzaron a bajar drásticamente, permitiendo recuperar, la gran mayoría de ellos, los rendimientos bajísimos que ofrecían previo a la pandemia. Esto queda reflejado en el cuadrante de abajo a la izquierda.

Con la nueva estabilidad y la gran liquidez global, se dio el paso natural al cuadrante de arriba a la izquierda: la recuperación de las economías globales (desarrolladas y emergentes) fue un hecho y las acciones comenzaron a ser fuertemente demandada por los inversores. Primero fue el turno de las tecnológicas más grandes que sacaron provecho de la nueva normalidad. Luego de empresas que se pusieron “de moda” y que eran un “negocio seguro”. Todo esto empujó a las acciones a un terreno de extrema valoración medidas por las ganancias que se espere que generen. En más de una oportunidad, advertí los peligros de ratios de acciones cercanos a los de la burbuja puntocom.

Desde diciembre último, parecemos estar en el cuadrante superior derecho. Hay un peligro de aceleración inflacionaria por la gran cantidad de moneda fiduciaria emitida. El dólar estadounidense está perdiendo valor aceleradamente y esto se ve reflejado en las paridades con las otras monedas (euro, libra, yen) y con el “Rally de Cualquier Cosa”. La contracara de la depreciación del dólar es la suba de las acciones (ahora con más fuerza las de valor que las de crecimiento), de las criptomonedas (Bitcoin a la cabeza) y de los commodities. En relación a lo que subieron los índices bursátiles, los commodities se encuentran en un mínimo histórico, por lo que un super ciclo de commodities que alimente la inflación mundial y ayude licuar el gran endeudamiento global parece ser lo que sigue.

Luego de esta etapa de sobre calentamiento, ya sabemos lo que sigue en el cuadrante siguiente (estancamiento con inflación), aunque la gran pregunta es cuándo. De lo que sí estoy seguro, es que tanto en la etapa actual como la que nos espera a futuro, hay excelentes oportunidades de mercado que ya estoy haciendo llegar a mis suscriptores de Portafolio Sin Fronteras. Si te interesa ser parte de esta comunidad, no tenés más que suscribirte acá.

Y recordá que cuando muchos señalan que la pandemia cambió el mundo para siempre, al menos desde la perspectiva de las Bolsas, esto no fue así. El ciclo económico y del comportamiento del inversor, se volvió a cumplir a la perfección.

¿Qué se espera para las acciones en 2021?

¿Tengo que invertir parte de mi dinero en acciones en 2021? ¿Será rentable hacerlo?

A esta altura del año existen una serie de rutinas que se evidencian con fuerza en Wall Street. Entre ellas, una de las más reconocidas es que los estrategas de los bancos de inversión ofrecen su proyección de retorno sobre las acciones que componen el índice S&P500 para el año que está por comenzar.

La mencionada práctica no es necesariamente apreciada por la capacidad de acierto de los analistas. De hecho, el track record (historial) de esas proyecciones es bastante deficiente cuando se las compara con lo que finalmente ocurrió en la práctica. Sin embargo, es un habito adoptado.

En mi caso personal, comparto el escepticismo del inversor respecto a estas cifras que se proyectan. Es imposible saber con exactitud cómo se comportará el mercado durante el año que comienza. Sin ir más lejos, la principal la principal lección la ofreció este 2020 que estamos despidiendo: absolutamente nadie pudo estar en condiciones de predecir el advenimiento de una pandemia como la que tuvimos.

Además, existe un claro sesgo a proyectar positivamente (nadie nunca acertó un retroceso de los mercados) y también de estar cerca del consenso para evitar quedar muy desalineado con el mainstream de la industria.

Pese a esto, como señalé, los cisnes negros son realmente difíciles de predecir y visualizar. Así las cosas, los estrategas redoblan sus apuestas todos los años y ofrecen su visión. ¿Qué tienen entre manos para el 2021? Lo siguiente:

En promedio, los analistas esperan una suba aproximada de 10% del S&P 500 para el 2021. Con ese retorno, las acciones seguirían siendo un muy buen negocio.

¿Acaso es tan improbable?

Como dije anteriormente, no comulgo demasiado con este tipo de proyecciones, pero no es un retorno que parece imposible de alcanzar para el 2021. Y me baso en dos hechos de la historia.

El primero es que el S&P 500 ha mostrado un retorno de 9.8% anual promedio en los últimos 30 años, por lo que ese 10% proyectado no es más que ubicar ese pronóstico dentro de la medio histórica de las últimas tres décadas.

El segundo aspecto, también tiene que ver con los datos del pasado. Hace unos meses escribí un artículo en donde mencioné que las elecciones presidenciales en Estados Unidos no debían ser una preocupación para el inversor. Las estadísticas mostraban que los años electorales eran buenos para la performance de la Bolsa y que el año posterior a este evento también. De hecho, el S&P500 rindió, en promedio, más del 9% el año siguiente a las elecciones.

Entonces, si bien retornos pasados no garantizan resultados positivos en el futuro, “la mesa está servida” para pensar en un buen año para las acciones. Lo que sí me preocupa del mercado actual son las valuaciones. Aun considerando que las vacunas para combatir la Covid-19 traerán cierta normalidad, gran parte de las cotizaciones ya tienen incorporadas esa normalización. De hecho, el ratio Precio / Ganancias futuro del índice está en récord histórico.

Todo lo anterior favorece a pensar de que tendremos un buen año para las acciones, pero habrá que ser selectivo. Para ello, estoy trabajando en un servicio de suscripción basado en mi experiencia que puede serte de utilidad. Si estás interesado, anotate aquí para recibir pronto novedades.

¡Muchas felicidades! Ojalá tengas un excelente 2021.

Aprendiendo en los mercados,

Diego