Cómo hacer tu propio plazo fijo en Bolsa

Nota escrita para Creando Riqueza

Absolutamente todas las personas que conozco que tienen alguna capacidad de ahorro, pero que no lo canalizan a través de la Bolsa, se refugian en dos activos principales: plazo fijo y dólar.
Hoy esas personas tienen un problema.
Por un lado, las tasas de interés de los plazos fijos están bajando. Y en la actualidad, ni siquiera alcanzan a cubrir la inflación. Esto quiere decir que si una persona decide poner su dinero en este activo financiero, cuando al vencimiento reciba su capital más los intereses ganados habrá perdido poder de compra.
Por ejemplo, pongo $100 a una tasa del 28%, entonces en un año recibo $128.
Hoy un menú ejecutivo cuesta $100.
Pero en un año costará $140.
Esto quiere decir que mis $100 puestos en el plazo fijo, más el interés que me pague el banco, no me alcanzarían para comprar las mismas cosas que hace un año compraba con esos $100.
Y esto se debe, repito, a que la tasa de interés que ofrece un plazo fijo es menor a la tasa de la inflación en Argentina. Y no es una percepción ni una crítica contra los bancos, sino una realidad que cualquier de nosotros puede verificar en su home banking.
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Como se observa, a 30 días de plazo la tasa de interés que ofrece el banco es de 28%. Eso es, al menos (y siendo generoso), dos puntos porcentuales por debajo de la inflación promedio anual del 30% que estamos viviendo en este 2016.
Por el otro lado, la cotización del dólar en Argentina está cayendo. Hoy se encuentra cerca de AR$ 14,10. Y eso implica que por cada dólar ahorrado que tiene el individuo, cada vez tiene menos pesos. Obviamente que esto tiene un agravante mayor si consideramos la inflación.
Si se siente identificado con cualquiera de estos dos problemas, no se preocupe.
Tengo una solución en puerta…

Tres pasos para “salvar” los ahorros

Como te mencioné, detectamos dos problemas importantes para el ahorrista. La caída del dólar y las bajas tasas de interés que ofrecen los plazos fijos. Esto está destruyendo dos formas clásicas y tradicionales que tenían los argentinos para salvaguardarse de las recurrentes crisis económicas en las que incurre el país.
Te voy a presentar una manera simple de corregir estas distorsiones. Y lo mejor aún es que se trata de la puerta de entrada a un mundo de oportunidades.
En este sentido, te invito a seguir los siguientes tres pasos.
Paso #1 – Abra una cuenta en un agente de Bolsa
La palabra “Bolsa” suele intimidar a muchos argentinos en una primera instancia. Pero hay que derribar este mito. Invertir en Bolsa no es para ricos solamente. Nada de eso. Por el contrario, he asesorado a una gran cantidad de personas que tenían un capital pequeño y se animaron a invertirlo.
Lo primero que tenés que hacer para imitarlos es ir a un agente de Bolsa a abrir una cuenta. Si tenés a alguno de confianza, mucho mejor. Quizás algún familiar o amigo ya está invirtiendo y te puede recomendar a alguno.
Si no es el caso, te invito a que elijas a alguna entidad en la siguiente lista.
La cuenta se abre fácil y en el momento.
Algunos permiten iniciar y completar el proceso de manera online. Otros, reclaman que sea en sus propias oficinas. El trámite consiste en llenar unos formularios con datos personales, responder algunas preguntas del Código de Protección al Inversor y justificar el origen de los fondos con documentación respaldatoria.
Tan simple como eso.
Una vez pasado este escollo, tu cuenta comitente, que es como se llama a la cuenta que uno abre en la sociedad de bolsa, está operativa.
Paso #2 – Transfiera su dinero
El segundo trámite es transferir el dinero que tiene en el banco, se traten pesos o dólares a tu cuenta comitente.
Para esto, el agente de bolsa te dará un número de cuenta bancaria adonde debes realizar la transferencia y luego, éste te depositará los fondos en la cuenta.
Una vez acreditados los mismos, ya podés comenzar a invertir.
Paso #3 – Hacé tu plazo fijo en la Bolsa
El primer paso en materia de inversiones debe ser seguro y poco arriesgado. De esta manera, el inversor va tomando confianza.
En este sentido, la operación menos riesgosa en la Bolsa es la denominada caución bursátil, que no es otra cosa que un plazo fijo a través del mercado.
En la Bolsa hay un mercado de dinero donde los que buscan capital para invertir piden prestado y los que tiene un exceso de dinero colocan el mismo a una cierta tasa de interés. Así se genera un mercado de colocadores y tomadores de fondos que se equilibra mediante esa tasa.
Quienes necesitan el dinero pagan un costo y quienes prestan su dinero reciben una contraprestación. En ambos casos, repito, esto está mediado por la tasa de interés.
Esta operación es segura porque está garantizada por el Mercado de Valores de Buenos Aires, entidad encargada de controlar a los agentes de bolsa.
Y también es conveniente porque se puede obtener una tasa sensiblemente mayor de la que ofrece un plazo fijo.
Tabla1
Por ejemplo, como se ve en la pantalla, a 30 días de plazo la tasa que están pagando para tomar dinero es de 33%. Se trata de un 5% más de lo que ofrece el plazo fijo que vimos anteriormente.
Si a esto le descontamos el costo que cobran los agentes de Bolsa por la operación, la tasa neta conseguida sería en torno al 31% anual. Aun así sería conveniente porque el retorno es 3% mayor que el del plazo fijo y también está alineado con la inflación (o levemente por encima).
Pero si viste atentamente el cuadro anterior, también podés darte cuenta que hay un mercado de cauciones para dólares.
Tabla2
Esto es relativamente nuevo.
Después de 15 años, el día lunes 13 de junio comenzaron a negociarse nuevamente las cauciones en moneda extranjera. Para este caso, a 8 días de plazo ofrecen pagar un 3% anual.
Te parecerá un interés bajo, pero acordate que esta operación te protege de futuros saltos del dólar contra el peso (devaluación). Y siempre es preferible un 3% anual a nada, que es lo que te dan los dólares si los tenés abajo del colchón y en tu caja de ahorro en dólares del banco.
Esta operación también está garantizada por el Mercado de Valores.
Te aconsejo empezar tu experiencia en bolsa con estos simples y concretos pasos. A medida que vayas cobrando confianza, un mundo de oportunidades financieras te espera en el mercado de capitales.
A tu lado en los mercados,
Diego Martínez Burzaco
Para Creando Riqueza.

Deuda + Gasto Corriente = Crisis

Hace poco más de un mes absolutamente todos los medios y especialistas financieros se hacían eco de la salida del default de Argentina. Más allá del significado simbólico que este hecho tenía desde el punto de vista económico, muchas voces se mostraron optimistas por la gestión política del Gobierno para resolver el problema en el Congreso ante la falta de mayoría en ambas cámaras.

Ciertamente que se trató de un triunfo político también, pero no todo fue gratis. El apoyo por parte de la oposición tenía como contrapartida el compromiso del Gobierno Nacional de permitirle a las provincias emitir deuda para financiarse.

Y esto finalmente se está cumpliendo con creces en la práctica.

Efectivamente el fin del default en Argentina abrió la billetera de liquidez mundial para las tan necesitadas provincias argentinas. El apetito de los inversores internacionales era evidente por esta nueva deuda.

Ya se había manifestado la voluntad de los inversores al postular ofertas por hasta US$ 60 mil millones cuando el Gobierno Nacional decidió emitir bonos a 3, 5, 10 y 30 años para pagar la deuda a los holdouts. Finalmente, se tomó una cuarta parte de ese aluvión de capital por US$ 16.500 millones.

Pero claramente este proceso sentó un precedente importante para que las provincias acudieran al mercado voluntario de deuda internacional. Las condiciones financieras continuaban siendo favorables, con tasas de interés que se encuentran en un piso histórico en los países desarrollados y con un sobrante de liquidez importante.

Y esta fuerte disponibilidad de fondos se hace cada vez más evidente en la medida en que el retorno ofrecido por las emisiones provinciales sea de hasta casi cuatro veces más grande que lo que paga un bono del Tesoro estadounidense a 10 años.

Este es el caso de las provincias argentinas que ya colocaron deuda en las últimas semanas. Y también lo será de las que se aprestan para salir a cotizar.

La primera provincia argentina en romper la inercia luego de la salida del default fue la de Neuquén a comienzos del mes de mayo. El emisor consiguió colocar US$ 235 millones a 12 años de plazo a una tasa nominal anual de 8,62%. Cuando uno evalúa que la provincia recibió ofertas por US$ 1.500 millones la operación parece haber sido un éxito, pero recordemos que el premio a los inversores también es muy alto: ¡una tasa de interés muy elevada que casi duplica el nivel de lo que pagó Bolivia hace unos años atrás!

La segunda provincia en emitir fue Mendoza. También podemos calificar de “exitosa” la operación ya que colocó US$ 500 millones, a 8 años y con un interés inferior: 8,375%.

La Ciudad de Buenos Aires emitió por US$ 890 millones a una tasa debajo de 7,75%.

En las próximas semanas se preparan para emitir deuda las provincias de Córdoba y Salta, por hasta US$ 1.350 millones. Y también mostró sus intenciones de avanzar en ese sentido la provincia de Tierra del Fuego.

¿Es acaso una noticia para festejar o no?

Hay que separar dos cuestiones fundamentales.

La primera es que la deuda no es un instrumento malo per sé. Y menos en las condiciones actuales de bajas tasas de interés y alto nivel de liquidez mundial. Muchos grandes proyectos de infraestructura no se podrían llevar adelante sin el correspondiente financiamiento a costos no usureros y plazos relativamente largos. Bajo estas condiciones, reitero, tomar deuda no es malo en absoluto.

La segunda cuestión, y he de aquí donde aparecen los principales nubarrones en el horizonte, es el destino que se le da a los fondos que el emisor consigue en la colocación de deuda. Es decir, en este caso, para qué utilizarán los recursos las provincias.

Del prospecto de deuda de la provincia de Neuquén surge que “los fondos se utilizarán para afrontar servicios de deuda contraída anteriormente y cancelar deuda pública de la provincia vencida el o después del 1 de enero de 2015”.

En el caso de la provincia de Mendoza, el comunicado de la gobernación señaló que los fondos “se utilizarán para el pago de deuda ya emitida y al cierre del déficit fiscal”.

Con este marco, no hay motivo aparente para festejar. Gran parte de esta deuda se utilizará para afrontar gasto corriente, comprometiendo la sustentabilidad de repago de esa deuda en el futuro.

Por un lado, las tasas a las cuales las provincias están tomando deuda no son lo suficientemente bajas como para pensar en que estamos en presencia de una saludable administración de riesgos financieros, cancelando deuda con tasas altas a partir de fondos conseguidos a tasas mucho más bajas. Por el otro, financiar gastos corrientes con deuda es un proceso que nunca termina bien.

Este proceso puede ser la génesis de una nueva crisis financiera dentro de unos años.

Particularmente creo que las provincias deben tratar de alcanzar un sano equilibrio entre los presupuestos financieros deficitarios, la gran disponibilidad de fondos en el exterior y la promoción de obras de infraestructura que mejoren la competitividad.

Endeudamiento responsable para financiar tales obras y recorte de gastos superfluos son los caminos más coherentes (y sustentables) que aparecen en el horizonte.