Tres preguntas que debes hacerte antes de invertir

Involucrarse en un proceso de inversión puede resultar mucho más difícil de lo que pensabas originalmente. Hoy te comparto tres preguntas claves que te alivianará el camino.

Muchas veces la gente tiende a confundir el proceso de ahorro con el de inversión. Lo noto en conversaciones habituales que tengo con amigos o con gente que conozco en algún evento social.

“Mi forma predilecta de invertir es comprar dólares”, me indicó una persona que conocí en un casamiento que tuve la semana pasada.

“Yo lo hago a través de un plazo fijo”, señaló otro participante que se sumó a la charla.

La verdad es que ninguno de los dos estaba en lo correcto, pensé por dentro. Sin embargo, no tenía la confianza suficiente como para contradecirlos.

Ninguna de esas dos formas mencionadas se trataban de inversiones, sino que era más bien que son técnicas de ahorro. Dejame explicarte un poco más…

Cuando uno compra dólares, lo que hace es proteger los ahorros de una devaluación del peso contra la divisa estadounidense. Pero esos dólares, si no se invierten, siempre serán la misma cantidad nominal de dólares.

Y si no los invertimos, es muy probable que con esa misma cantidad de dólares compremos menos bienes y servicios en el mundo un tiempo después. Esto se debe a que en el mundo hay una inflación (baja) en dólares.

Entonces, comprar dólares no es invertir.

Tampoco se trata de una actividad de inversión la colocación del dinero en un plazo fijo. Si bien es cierto que con este instrumento uno tendrá más pesos en el futuro, lo que también es real que esos más pesos compraran menos bienes.

Esto se debe a que la tasa de interés nominal que paga un plazo fijo es menor a la tasa de inflación en Argentina.

Por lo tanto, ahorrar en un plazo fijo tampoco es invertir.

¿Qué es invertir?

Es la actividad por la que logramos capitalizar nuestros ahorros en el mediano plazo de manera tal que podamos comprar más bienes y servicios en el futuro.

Tan simple como eso.

Pero entiendo que para muchos invertir es una actividad compleja, sobre todo cuando se da los primeros pasos en el mundo de las inversiones y las finanzas personales.

Con el fin de ayudarte, quiero darte una serie de consejo. Más que consejos, diría que son tres preguntas fundamentales que todo inversor debe realizarse a sí mismo antes de aplicar cualquier parte de sus ahorros a una actividad de inversión.

  1. ¿Para qué invierto?

En muchas ocasiones la persona en cuestión no tiene identificado en absoluto el motivo principal por la cual llevar a cabo una determinada inversión.

Para algunas se trata de un juego, para otros un divertimento o quizás el motivo principal sea para innovar. Si no tenés claro tu objetivo de inversión, seguramente tus probabilidades de perder dinero o fracasar cuando lleves adelante tu estrategia serán mucho más elevadas.

Uno puede tener objetivos múltiples por las que desea invertir: desde objetivo pequeños, como tener más poder de compra para poder disfrutarlo un tiempo después u objetivos más importantes como el hecho de financiar el estudio de tus hijos o comprar un auto.

Para todos los casos, resulta indispensable saber por qué estoy invirtiendo.

  1. ¿Cuál es el riesgo que quiero correr?

Como en cualquier actividad, en lo respectivo a lo bursátil existen distintos niveles de riesgo. El menú de inversión es muy amplio, con una oferta casi infinita de instrumentos de inversión. Desde bonos, acciones o ETF, pasando por monedas, commodities u otros derivados.

Cada activo financiero en particular tiene un nivel de riesgo distinto, que se asocia con un retorno esperado diferente.

Resulta imprescindible entender en qué estoy invirtiendo cuándo lo hago y si ese instrumento está acorde a tu tolerancia de riesgo.

  1. ¿Por cuánto tiempo invierto?

Un inversor organizado es uno más inteligente que el resto.

Es una realidad. Quien tiene una estrategia que mantiene a lo largo del tiempo, de manera consistente y confiable, tendrá más posibilidades de conseguir mejores resultados.

¿Voy a necesitar pronto el dinero que estoy invirtiendo? ¿No lo necesitaré? ¿Puedo invertir a largo plazo?

Estas son preguntas que no deben faltar ates de avanzar. Hacértelas te aclarará el panorama.

Como te dije, estas tres simples preguntas te ayudarán a ordenarte antes de comenzar a invertir. Por más redundantes que parezcan, creéme que no lo son.

Hacételas siempre, cada vez que vayas a tomar una decisión en los mercados financieros.

Tu salud financiera (y tus ahorros) te lo agradecerá.

Un saludo cordial,

Por qué la inflación es mala para el inversor

Algunas cuestiones parecen son intuitivas, pero nunca está demás aclarar por qué. En este caso, analizo el flagelo de la inflación y cuento cuáles son sus efectos negativos para el inversor.

Hace apenas unos días lancé una encuesta en Twitter sobre cuál es el principal flagelo a considerar que pone en riesgo el desarrollo de la economía argentina en el futuro.

Allí daba cuatro opciones para elegir:

  1. Altas tasas de interés del BCRA
  2. Inflación arriba del 30% anual
  3. Despidos / Desempleo
  4. Festival de Bonos Provinciales

En particular creo que los cuatro elementos tienen un carácter muy relevante para entender cuáles son los desafíos que podría enfrentar la actividad en los próximos meses. Pero a los ojos de las 211 personas que votaron en la encuesta, uno sobresalía por encima de todos ellos:

Encuesta

El 53% de los participantes eligieron la inflación como el principal flagelo. Y es algo a considerar. No solo porque hace daño a la actividad económica, sino porque también tiene un componente negativo para el proceso de inversiones.

En lo inmediato, he distinguido cuatro elementos importantes para entender cuan perjudicial es la inflación en el proceso de toma de decisiones para el portafolio:

  • Ridiculiza las cifras nominales: cuando la inflación es elevada, las variaciones nominales de las cotizaciones pierden sentido. Decir que la Bolsa acumula un alza de 20% en el año o que una acción específica gana más de 25% no nos dice nada acerca del éxito o no de la inversión. Si en el mismo período considerado la inflación fue mayor a esa cifra, entonces el inversor se encuentra con una pérdida de poder adquisitivo y, por ende, no hay nada para festejar.
  • Conduce tomar riesgos mayores: si el nivel general de precios de la economía sube desproporcionadamente, el inversor está obligado a tomar más riesgos que los habituales para intentar proteger el poder de compra de sus ahorros. Como en las inversiones hay una relación directa entre el riesgo y el retorno, el hecho de querer lograr más rentabilidad nominal para ganarle a la inflación lleva a exponerse a un nivel de riesgo más alto.
  • Distorsiona incentivos: como parte de la lucha contra la inflación, el Banco Central de la República Argentina ha decidido fijar la tasa de las Lebac a 35 días en el 36,5% anual. Se trata de un nivel de tasa nominal extremadamente alto que distorsiona los incentivos originales que pueden tener los inversores que se acercan a la Bolsa: quienes estaban dispuestos a invertir en bonos y acciones, no tienen ningún incentivo a tomar este riesgo, y prefieren invertir su dinero en las Lebac. La inflación, entonces, distorsiona el objetivo inicial de cualquier pequeño inversor.
  • Erosiona instrumentos de inversión: durante las últimas dos semanas las principales compañías argentinas han reportado sus balances correspondientes al primer trimestre de 2016. En líneas generales se observó que los costos de las empresas han crecido a una velocidad mayor que los ingresos por ventas, efecto que provocó una caída significativa de las ganancias corporativas. Si las empresas no ganan suficiente dinero, los inversores estarán menos proclives a invertir en las acciones de estas compañías, generando una apatía por el mercado bursátil y una caída significativa del volumen operado.

Como se observa la inflación es muy dañina para los planes de inversión de cualquier ahorrista. Hecho este diagnóstico, el siguiente paso es determinar en qué punto está la batalla que el Gobierno está librando contra este flagelo.

Recientemente conocimos el índice de inflación de la Ciudad de Buenos Aires, la guía a seguir hasta que el próximo mes se publique el nuevo índice de inflación nacional por parte del INDEC.

En abril, la inflación de CABA se ubicó en el 6,5% mensual o 40,5% anualizada. Obviamente, no hace falta aclarar, que se trata de un nivel desorbitante que confirma los efectos dañinos que describí anteriormente.

Cuando analizamos los datos en detalle, observamos que de esos 6,5% de inflación de abril, 4% corresponde al aumento de tarifas de luz y gas que se darán una vez en el año, por lo que no se replicará en los próximos meses.

La buena noticia es que sacando ese efecto, la inflación mensual es de 2,5%. La mala noticia es que tenemos una inflación mensual de 2,5%.

En mi opinión personal, la inflación irá cediendo en los meses posteriores pero no a la velocidad que espera el Gobierno. Un piso de 32% de inflación para todo el año está casi asegurado considerando los aumentos salariales conseguidos por los sindicatos.

Por el momento, entonces, la bolsa lo sufrirá. Hay que ser paciente y encontrar el momento justo para comenzar a invertir en acciones, justo allí cuando comience a vislumbrarse un punto de inflexión en esta dinámica inflacionaria.

Bayer realiza la mayor oferta de la historia para quedarse con Monsanto

De aprobarse, la operación crearía el mayor proveedor de agroquímicos y semillas del mundo. En Argentina, Monsanto revisa inversiones por disputa con el Gobierno. Las acciones, en baja.

Cronista.com

Las acciones de la compañía farmacéutica-química alemana Bayer se hundieron 5,72 por ciento en el mercado germano, hasta los 84,42 dólares cada una, tras ofrecer oficialmente u$s 62.000 millones en efectivo para quedarse con la totalidad de la estadounidense Monsanto.

“Generalmente cuando una empresa realiza una oferta de tal envergadura para adquirir otra el mercado se muestra algo reticente con la compradora por la incertidumbre en torno al financiamiento de esa compra y cómo será la sinergia hacia adelante”, explicó Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global, en diálogo con Cronista.com

“En el caso de Bayer más todavía porque el mercado supone que se está pagando una prima muy elevada para comprar Monsanto. En una frase: ‘se piensa que se está pagando muy cara esa adquisición’”, completó Burzaco.

En cambio, en los Estados Unidos, las acciones de la firma Monsanto salta 4,95%, hasta los u$s 106,55 cada una.

Burocracia: Una traba para los inversores

Si la intención del Gobierno es fomentar el ahorro y acercar el mercado de capitales a los más pequeños, es necesario eliminar la barrera burocrática de forma estructural y permanente.

Son tiempos de cambios, en muchos sentidos y para una gran cantidad de sectores. El bursátil no está ajeno a este panorama y tiene por delante un gran sendero de oportunidad y, por qué no, prosperidad.

Desde la óptica del mercado de capitales, hemos visto muy buenas intenciones en este corto plazo que lleva gobernando la actual administración. La resolución del default ha sido una de ellas, liberando del acceso al crédito a muchos potenciales emisores de deuda en lo inmediato, más allá del Estado Nacional.

Asimismo, la intención de la ANSES de desprenderse de las principales participaciones accionarias que tiene en las empresas cotizantes es una buena señal en dos sentidos: por un lado, la recaudación del dinero a partir de esa venta se aplicaría a una noble causa como pagar los juicios que la entidad tiene con los jubilados; por el otro lado, envía un claro mensaje a las empresas de capital privado: “Vengan a cotizar, no nos meteremos en absoluto en sus negocios porque el Estado nada tiene que hacer allí”.

Finalmente, durante los últimos días, hemos visto un esfuerzo de la Comisión Nacional de Valores por realizar cambios a la ley de mercado de capitales aprobada por la administración kirchnerista con el fin de otorgar mayor transparencia e impulso al mercado. También, la designación de Miguel Kiguel como asesor externo para impulsar el desarrollo del mercado de capitales es una gran noticia.

Hasta aquí todo muy auspicioso. Pero la verdadera transformación tiene que venir con el hecho de intentar hacer que lo bursátil sea una cuestión cotidiana para el ahorrista más pequeño, el que, ante la ignorancia de la existencia de un mercado de capitales con oportunidades, busca refugio para sus ahorros en los canales tradicionales del plazo fijo y la compra de dólares.

Hay dos focos importantes para trabajar en el objetivo de hacer el mercado más masivo, plural y “popular”.

En primer lugar, urge el hecho de reducir la burocracia en los trámites de aperturas de cuentas comitentes para el inversor más pequeño. Abrir una cuenta en una sociedad de bolsa hoy es un proceso altamente desgastante. Se necesita llenar una gran cantidad de formularios con datos personales, documentación respaldatoria y otras cuestiones administrativas que insumen una gran porción de la energía antes de comenzar a invertir.

Entiendo la necesidad de cumplir con todas las regulaciones correspondientes al lavado de dinero que la normativa internacional exige para los movimientos bursátiles en cualquier parte del mundo. Pero mucha de esta burocracia debería simplificarse en pos de dar simpleza y facilidad al proceso de apertura de cuentas de inversión.

En segundo término, hay que trabajar en la educación financiera desde el estadío más temprano posible. Este tipo de conocimiento no solo es una herramienta útil al momento en que el potencial ahorrista, que quiere devenirse en inversor, se enfrenta al mercado de capitales. También es algo vital ara instrumento una planificación financiera individual (y familiar) que ayude a mitigar los efectos de los permanentes vaivenes de la economía argentina.

Cuando las cosas son simples, claras y presentan oportunidades interesantes, vimos que la respuesta del ahorrista es masiva. El incremento de este tipo de inversores individuales en las licitaciones semanales de las Lebac del Banco Central de la República Argentina es una muestra evidente de esto.

Empecemos con eliminar la barrera de la burocracia. O al menos, tratemos que el proceso sea menos tedioso. Si avanzamos en este sentido y lo completamos con la educación financiera, el shock explosivo para el mercado de capitales puede ser uno sin precedentes.