El mundo se encamina hacia una recesión

Paradójicamente, mientras la Reserva Federal subió la tasa de interés por primera vez en nueve años, China crece al menor ritmo de los últimos 25 años y el FMI recortó la proyección de crecimiento para el mundo en 2016. El mundo se encamina a una recesión.

Lo venía advirtiendo hace unas semanas. No entendía el apuro de Janet Yellen, presidente de la Fed, por subir el costo del dinero en la última reunión de 2015. Pero finalmente, se sacó las ganas y lo hizo, agregando una pizca de incertidumbre al ya convulsionado mundo de por aquel entonces.

Eso catapultó mayor escepticismo y las bolsas tuvieron su peor comienzo histórico anual, llevando a los índices a terrenos de casi dos dígitos de rojo en la primera quincena de enero.

Hoy los interrogantes son grandes.

El Departamento de Estadísticas de China informó que la segunda economía mundial se expandió a un ritmo de 6,8% en el 4T15 y cerró el 2015 con una expansión de 6,9%. Si bien el dato es superior a los 6,5% que esperaban los analistas, se trata del menor crecimiento de los últimos 25 años.

Eso llevó al FMI a recortar el pronóstico de crecimiento global de el año pasado a 3,1%, al borde de una recesión.

Y para el año 2016, la entidad fue más tajante. Señaló que el mundo sólo crecerá un 3,4% en 2016, bajando su estimación desde el 3,6% previo. Eso es casi una recesión global.

Recordemos que si el mundo crece por debajo del 3%, se considera que esa expansión no es lo suficientemente robusta para incorporar toda la masa nueva de trabajadores, por lo que se considera que cualquier nivel de expansión debajo de esa cifra es una contracción para el globo en su conjunto.

Seguramente el FMI volverá a bajar el pronóstico de crecimiento mundial dentro de cuatro meses.

¿La razón?

Simple. Los motores de la economía se están apagando.

Se el Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos se expandirá tan solo un 2,5% en 2016, por debajo de su crecimiento potencial de 3,2%. China se expandirá un 6,3%, continuando con su desaceleración. Y América Latina se contraerá un 0,3%, arrastrado por Brasil con una recesión estimada de 3,5%.

De las economías BRIC (Brasil, Rusia, India y China) solo la “I”, de India, mantendrá un ritmo de crecimiento fuerte de 7,5%.

FMI

El mundo se encamina hacia otra recesión.

Nuevos paquetes de estímulo e incentivos están por venir. Desde los países centrales hasta las economías emergentes como China o Rusia.

¿Lo positivo?

Que el ajuste en el mercado bursátil ya se dio, por lo que los actuales niveles de precios en muchos mercados, especialmente emergentes, ya reflejan esta situación.

Para el inversor osado, es momento de comprar.

No tengo dudas que en dos años vista, me lo agradecerá.

Diego Martínez Burzaco

Brasil sufre y sus rendimientos se disparan

La crisis política e institucional en Brasil hizo que los rendimientos de su deuda soberana y las deudas corporativas subieran drásticamente a niveles insospechados hace dos años atrás. Así, la renta fija de ese país rinde más que los bonos argentinos.

Nota publicada en www.cronista.com (con declaraciones de autor)

“Brasil, decime qué se siente…”, cantan en las sociedades de bolsa. El duelo futbolístico se trasladó al ámbito bursátil, donde la Argentina pasó a ser más segura que Brasil en ciertos activos. El Bonar X, que llegó a rendir 20% en febrero de 2014, ahora cayó al 7,8%. El Brasil 34 rinde 8,5%, mientras el Discount 33 local está 8,1%. Las peores tasas de la región las tiene Venezuela, que al 2018 rinde 45%, mientras en el otro extremo está Chile, que al 2020 se ubica en 2%, mientras Uruguay 2017 rinde 3%.

En cuanto a los corporativos, Petrobras al 2021 rinde 13,5%, mientras Edenor, la de TIR más alta acá de las cotizantes en la Bolsa local, rinde 13%. Claro que el caso Petrobras es muy parecido al del chorizo: sólo Dios y el que lo hizo sabe lo que tiene adentro.

Rafael Di Giorno, de Proficio, apunta que la calidad crediticia de Brasil fue muy afectada, pero la de Petrobras lo fue aún más: “Los escándalos de corrupción le hicieron perder muchos tenedores de bonos por cuestiones legales y de compliance”.

Jorge Podesta, de Allaria, compara que Petrobras rinde más que YPF debido a su nivel de endeudamiento: “El mayor stress de Brasil se ve en corporativos”. “Petrobras es una empresa quebrada técnicamente. Si no fuese del Estado, ya estaría rindiendo por paridad y no por TIR, pero los inversores apuntan a que el gobierno la va a salvar, entonces rinde a mitad de camino”, advierte Leonardo Chialva, de Delphos.

Mariano Sardáns, de FDI, pone otro punto sobre el tapete: “Petrobras es una empresa que tiene muchas contingencias de juicios ambientales y de fondos de inversión, que se vieron perjudicados en sus tenencias de bonos por los casos de corrupción. Lo más probable es que el gobierno termine nacionalizando la empresa y la capitalice, pero como es un agujero negro es muy difícil saber de cuánto dinero estamos hablando”.

Martin Saud, de Balanz, señala que la tendencia se revirtió porque en Argentina hubo un cambio político y en Brasil hay un problema nuevo cada día: corrupción, caída del precio del petróleo y caída de la actividad económica: “La TIR de los bonos argentinos pueden caer 1 punto más si se arregla con los holdouts”, arriesga.

Giselle Colasurdo, de Bull Market, suma en la misma línea: “Al estar ya descontado en los precios el acuerdo con los holdouts, los bonos subieron de precio, lo que les baja el retorno. No es la misma la perspectiva de Petrobras en Brasil, que además es deuda corporativa”. De todas formas, “si el petróleo encontró un piso, muchos inversores pueden volcarse a activos petroleros y quizás comience a bajar el retorno del bono. Además, ampliaron el plan de desinversión, y eso debería contribuir a sanearla y hacerla menos riesgosa”, agrega.

Diego Martínez Burzaco, de Inversor Global, suma otro punto: “Es más probable una recuperación económica más rápido a mitad de este año en Argentina que en Brasil. Eso el mercado lo pricea, de manera tal que un soberano argentino puede rendir menos que un soberano brasileño. Pero Brasil tiene una sólida posición de reservas de u$s 380.000 millones, por lo que no veo riesgo de default en el corto plazo”.

Vale aclarar que los bonos más cortos de la curva argentina rinden menos que Brasil y luego la situación se empareja. Eso ocurre por la desconfianza del mercado en Brasil para el corto plazo por la crisis política y económica. “A pesar del nivel alto de deuda, los bonos de Petrobras pueden ser una buena oportunidad para el amante del riesgo, porque es estatal en su control. Y las reservas internacionales de Brasil son altas”, arriesga Martínez Burzaco.

Chialva coincide en este punto: “No es el soberano brasileño ni es una empresa en pronto default. Si uno piensa que el Estado la va a rescatar, entonces es un buy, si uno cree lo contrario no. Ahí es donde va en view y el análisis de cada uno para el perfil de cada cartera, pero Brasil rinde más porque la tienen a Dilma. O sea, Brasil se argentinizo y nosotros parece que vamos a ser Chile”.

Una medida para estimular el ahorro interno

¿Cuándo es el mejor momento para comprar acciones? Cuando todo se derrumba como es el caso actual. Desde la Comisión Nacional de Valores podrían poner en marcha una medida para estimular el ahorro de los argentinos.

Grandes inversores a nivel mundial señalan que en los momentos en los que arrecia el pánico son los mejores para adquirir acciones a precios de ganga y hacer grandes negocios. Así lo demuestra la historia y quizás estemos ante uno de esos instantes.

Los inversores más frágiles se asustan ante las noticias y mal venden sus tenencias financieras, mientras que los más “astutos” comienzan a hacer de las suyas y comprar barato.

Al momento de escribir este artículo, las bolsas de los Estados Unidos han tenido su peor inicio anual de toda su historia, con caídas que llegan a más del 8% como el caso del tecnológico Nasdaq. El colapso bursátil no es solo en Wall Street, sino que en China y otros mercados emergentes (incluidos Argentina y Brasil) las bajas superan los dos dígitos porcentuales.

Todo luce muy aterrador. Y los pronósticos actuales son cada vez más apocalípticos…

Sin embargo, ¿cómo puede el inversor minorista argentino sacar provecho de este escenario?

Hay muchas oportunidades, pero, lamentablemente hoy está atrapado en el mercado de capitales doméstico.

El 8 de septiembre de 2012 la Comisión Nacional de Valores (CNV) determinó que los Fondos Comunes de Inversión (FCI) que invertían en activos extranjeros debían valuar los mismos a un dólar oficial cuando claramente esos instrumentos se comercializaban al dólar implícito de contado de liquidación que claramente era superior al dólar oficial. Obligaba a las entidades a asumir una pérdida contable que hacía caer la riqueza de los inversores.

Más tarde, el organismo de control decidió limitar al 25% de la cartera total la posibilidad de invertir en activos del exterior, lo que implicó el acta de defunción de los FCI que apuntaban a tener exposición en acciones y bonos del Mercosur, Estados Unidos, Europa y Asia, entre otros.

Lo que hizo la CNV, entonces, fue plenamente contra intuitivo con la noción de diversificación  que tiene que tener un inversor minorista en pos de no solo proteger sus ahorros sino hacerlos crecer.

La diversificación (no poner todos los ahorros en un mismo mercado) permite compensar los riesgos de un instrumentos con los de otros, de manera tal de hacer más eficiente el manejo de la cartera de inversiones.

Claramente, esto llevó al inversor minorista a cerrar toda posibilidad de invertir en activos del exterior mediante uno de los instrumentos de mayor acceso como lo es el Fondo Común de Inversión.

Para darle flexibilidad al inversor y poder ofrecerle un amplio abanico de oportunidades que estimule el ahorro interno, la CNV podría simplemente dar marcha atrás con estas torpezas regulatorias cometidas en años anteriores de manera tal de ampliar la oferta de FCI que las administradoras pueden ofrecer.

Es tan simple como eso…

Si al inversor se le da nuevas alternativas, entonces tendrá un motivo adicional para pensar en el ahorro, sirviendo también a la labor del BCRA de absorber los pesos excedentes en el sistema.

Complementariamente, la educación financiera resulta clave en esta instancia. Hacer conocer con seriedad cuál es el proceso para comenzar a invertir, cómo determinar el perfil de riesgo de cada uno y por qué es necesario poner a trabajar sus ahorros de manera diversificada es una tarea y compromiso que todos los involucrados en la materia debemos asumir.

Pero, para ello, necesitamos el fin de regulaciones absurdas que limitan la oportunidad de elección y decisiones al inversor minorista.

Esperemos que la Comisión Nacional de Valores avance en esta dirección más temprano que tarde.

Diego Martínez Burzaco

El mundo: nuestro peor aliado

Paradójicamente, durante los 12 años de kirchnerismo se hablaba de que la Argentina había dejado pasar una oportunidad histórica para sentar las bases de un sostenido desarrollo económico.

Era cierto que el contexto de altos precios promedio de los commodities, las bajas tasas de interés globales, el exceso de liquidez y la pujanza de las economías emergentes, lideradas por China, ayudaban a crear ese clima próspero para ser aprovechado.

Sin embargo, por cosa del destino o porque siempre Argentina parece llegar tarde a la fiesta, muchas de estas ventajas se han evaporado ahora Y esto se da en un marco de institucionalidad interna donde la nueva administración parece estar dispuesta a integrarse al mundo a una velocidad tal que compense todos los errores estratégicos que cometió en tal sentido la administración anterior.

El comienzo de 2016 ha mostrado que el contexto global no era lo que solía ser. No fue un cambio repentino, sino que es la manifestación final de algo que ya se venía evidenciando a mediados de 2014, cuando el banco central de los Estados Unidos (Reserva Federal) comenzó a quitar los estímulos monetarios a la principal economía del mundo.

Lo que sobrevino, luego, es ciertamente una historia conocida.

La fortaleza del dólar a nivel mundial fue el espejo de la debilidad del resto de las monedas globales, las que acusaron un impacto negativo tal que se volvió a instaurar la idea de “una guerra de divisas” alrededor del globo.

Mientras tanto, Argentina, a contramano de casi todo el mundo, utilizaba el atraso cambiario real como arma para frenar los cimbronazos de la crisis y calmar las expectativas de alta inflación, algo que no ocurrió finalmente.

También el dólar globalmente fuerte golpeó a las materias primas de manera importante. Algunas han sufrido descensos catastróficos en muy poco tiempo, como el caso del petróleo, mientras que otras se defendieron mejor, como los agrícolas (ver gráfico siguiente).

Soja

Sin embargo, esta fortaleza de los commodities agrícolas, principal producto de exportación de Argentina, podría no ser tal si se verifica que la corriente climática “El Niño” mejora los rindes de los cultivos de manera extraordinaria.

Si hay más oferta de soja en el mundo y la demanda no crece en simultáneo, entonces podemos ver una presión a la baja de los precios de esta oleaginosa.

Para colmo de males, efectivamente el alza de la tasa de interés en Estados Unidos se hizo presente en diciembre último, generando mayor volatilidad en los mercados financieros.

El deprimido arranque de los mercados bursátiles para este 2016 con caídas de más de 5% en Wall Street y más de 12% en China demuestran que será un año bien complicado en materia de contexto internacional.

Por si faltaba algo, Brasil, nuestro principal socio comercial, sigue sumido en una profunda recesión económica. Recientemente acaba de anunciar que su producción industrial se derrumbó más de 12% interanual en noviembre de 2015 respecto igual mes de 2014, algo que muestra la gravedad de la situación.

Si Brasil no arranca, no consume. Y no solo que nos comprará menos (importará menos bienes argentinos) sino que tendrá más productos para vendernos (exportarnos) a precios muy competitivos por la devaluación real gigantesca que la moneda del país limítrofe tuvo en los últimos 24 meses.

Si en algo le podemos dar la razón al ex ministro de Economía, Axel Kicillof, es que “el mundo sí, esta vez, se nos cayó encima”.

Ya no podemos depender más de sus bondades para sembrar las bases de un crecimiento sustentable. Ahora es el momento de demostrar las destrezas que el argentino parece tener siempre dentro para sobrellevar las crisis.

El actual Gobierno lo sabe. Para salir adelante las virtudes deben ser propias y no ajenas.

Combatir la inflación, ajustar el déficit fiscal, ordenar la política monetaria y generar mayor confianza son variables endógenas que podemos manejar internamente más allá de los vaivenes globales.

Ahora es el momento de demostrar que sí se puede y que no vamos a dejar pasar más tiempo. No queremos una Argentina pendular, sino una que sea sustentable y creíble en el tiempo.

No depende de este Gobierno solamente. Todos debemos aportar nuestro granito de arena.

¿Podremos?

Diego Martínez Burzaco